CAPÍTULO 75

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Shurna se encontraba un tanto agotada y bastante preocupada porque Betty no había aparecido a la cita

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Shurna se encontraba un tanto agotada y bastante preocupada porque Betty no había aparecido a la cita. Temíamos que algo le hubiera sucedido de camino al portal, cosa que no era demasiado descabellada teniendo en cuenta que podía ser nuestra única llave para entrar. Sin ella, las posibilidades eran tan pequeñas.

—Dudo que haya alguna bruja fuera del refugio y menos en el peligro inminente que se encuentran.

—Pero Shurna, ¿No puedes hacer nada?¡Seguro que hay algo que podamos hacer!

Ella siguió pensando en silencio con el rostro completamente arrugado. El esfuerzo que hacía esa cabeza podría compararse a desear mover un acantilado con un solo dedo. No me gustaba que se encontrara en tal estado, pues eso sólo podía significar que necesitaba alimentarse.

Pero antes de sugerírselo, ella nos mandó a callar. Señaló hacia un costado del camino, ordenándonos con gestos que nos escondiéramos para mantener la vista en los que merodeaban por el lugar. Tanto Víktor como yo, estábamos a la espera de que ella nos ordenara atacar, pero entonces, cuando se acercaron todos ellos, ella quedó aún más sorprendida.

—Queridos, acaba de aparecer nuestro billete de ida hacia nuestro destino, ¿Veis a ese que se dirige a todos? Pues no os lo podréis creer, pero tomó la forma de una bruja que merodeaba por el lugar y logró atravesar el portal. Si nos ocultamos entre todos ellos, podemos cruzar sin problemas.

—Eso está bien, pero si te fijas con detenimiento, todos ellos tienen un uniforme muy distinto al nuestro.

Una enorme sonrisa apareció en el rostro de esa vieja vampira. Podía detectar un creciente plan, uno que de seguro podría funcionar. Ella no era estúpida y si logró llegar hasta el cargo que ocupó en el Exilio durante tantos años, es que era alguien valioso para tenerlo como aliado.

—Niños, qué pocas películas habéis visto. Cuando uno desea infiltrarse entre una muchedumbre, atizas al enemigo y consigues su ropa, lo hacen los humanos y vosotros ¿no podéis hacerlo?

Mi hermano me miró sonriente y me pidió en silencio que le siguiera. Casi como si tomara palomitas, Shurna nos observaba desde las sombras, indicándonos a cuáles deberíamos atacar.

—Siempre a los últimos, a los rezagados.

—Entendido—Le dije a Víktor. echamos un vistazo para que sus alturas cuadrasen con las nuestras, teniendo un rotundo éxito cuando estampamos una roca en las cabezas de dos de ellos. Rápidamente nos los llevamos con nosotros en las sombras para proceder a desvestirlos.

—Genial, ahora le toca a "la moi". Iba a decir que me desearais suerte, pero no la necesito.

—¿Desde cuando eres una bromista? —Le pregunté sorprendida por esa actitud un tanto diferente a la que solía mostrar. Ella pareció tornarse un poco más seria antes de irse a por su víctima.

—Siempre lo he sido, pero la vida te amarga. No olvidéis nunca quiénes sois, pase lo que pase.

Y tardó incluso menos que nosotros, dejándonos completamente pasmados por sus habilidades. Por su baja estatura, no logró encontrar a alguien que le llegase a su medida, por lo que tuvo que hacer unas dobleces a los bajos de sus pantalones y meter los faldones de la camisa por dentro del pantalón.

—Ahora, las capuchas y andando, es importante que pasemos del final de la cola a un poco más adelante para así fundirnos mejor con todos ellos. La vista siempre al frente, pero sin ser demasiado directos. Vamos niños, hora de jugar.

Nos apresuramos para no levantar sospechas y para fortuna de nosotros, eran tantos que no notaron la ausencia de nadie. Partíamos de esa ventaja y esperábamos que el líder no se diera cuenta de que se habían colado los enemigos entre sus filas.

Y por primera vez en mucho tiempo, la diosa fortuna nos sonrió. Lentamente, nos adentramos al interior del portal gracias al poder que desprendía aquel hombre. Su aspecto era un tanto extraño con esa piel tan oscura y su cabello blanco. Las orejas me hacían recordar a los elfos de los libros, pero comparándolos con los de las leyendas, eran más bien su antítesis, incluyendo su indumentaria. Una vez dentro, pudimos ver a los Bartholy a lo lejos junto con los hombres lobo y las brujas del refugio. Debíamos de separarnos del grupo en el momento exacto, eliminar el uniforme que nos habíamos puesto y comenzar la lucha desde el trasero del enemigo. Aprovechando el discurso del líder, los tres caminamos lentamente hasta llegar a las filas de atrás, siempre con la vista puesta a nuestro alrededor. Justo cuando dieron la orden, el aspecto del tipo se fue desvaneciendo, dando lugar al aspecto de la persona que menos esperábamos.

—¿Qué...qué demonios?...

Sebastián ahora sonreía como nunca antes lo habíamos visto. Siempre tuve una relación cordial con él y con Ludwig, por lo que verlo de aquella forma con el pelo completamente blanco, me hacía desear vomitar en aquel preciso momento. Shurna me vio vacilar, pero entonces me dio un tirón para que la mirase.

—Escucha atentamente lo que voy a decirte; en la guerra, a veces los amigos se vuelven los más crueles ejecutores. Debes de pensar con frialdad y estar en las filas que debes estar sin pensar en aquellos que dejaste atrás. Estamos para abolir el terror del Exilio, para tomar nuestra libertad y que otros no nos la pisen, ¡Recuérdalo Antonella!

Pero las lágrimas salían sin cesar de mi rostro. No pude evitar mirar a Sebastián sin poder creerme nada de lo que veía, ¿Cómo podía ser nuestro enemigo desde el principio? ¿Cómo pudo haber mentido acerca de no ser un hombre lobo con tal facilidad?

Pero las respuestas debía esperarlas a después, pues el cuerno de guerra sonó y todo comenzó a volverse un caos. Nosotros nos quitamos los uniformes y cada uno corrimos hacia los enemigos más débiles que detectábamos para evitar que fueran un problema mayor. Mientras tanto, observaba a alguien a quién deseaba ver desde hace mucho. Ludwig no había cambiado en absoluto, pero su encanto era aun mayor con esa ropa ceñida y esa mirada llena de determinación. Había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba suspirando por él, pero era tan cierto como que cada día amanecía. Esta guerra la tomé como una oportunidad de cambio en cuanto saliésemos de aquí; le diría lo que sentía sin pensar en las consecuencias de que no me correspondiera.

Mientras que luchaba sin llegar a transformarme, pues esa arma era para cuando realmente la necesitara, Nicole se me acercó corriendo:

—¿Ves esa cúpula?¡Debes avisar a Shurna y Víktor que contiene veneno para vampiros! No podemos tocar ni un solo ápice de esa barrera, pero sí que podemos usarla para eliminar al enemigo.

—¡De acuerdo, debemos avisarles!

Pero cuando comencé a correr en busca de mi hermano, vi que se encontraba muy próximo a la barrera. Me llevé las manos a la boca y corrí con una velocidad bestial, intentando llegar a él como pudiera.

Pero fue tarde; justo cuando intentó detener un ataque dirigido a Nicolae, cayó de espaldas al interior de la barrera, quedando completamente pálido como una estatua.

No recuerdo nada después del grito, fue tan alto que dejé de escuchar.

Aquella fue la última vez que vi a mi hermano.

The liberation of the beast(Is It Love?Nicolae parte IV)Where stories live. Discover now