CAPÍTULO 52

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La noche había transcurrido con lentitud, pues el sueño no me había visitado hasta bien entrada la madrugada

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La noche había transcurrido con lentitud, pues el sueño no me había visitado hasta bien entrada la madrugada. Beth se había despertado temprano, habiendo salido cuando el sol comenzaba a despuntar en el horizonte. Lo supe gracias a una nota que ella me había dejado sobre la mesilla, pidiéndome que intentara saber más acerca de lo que sucedió con la noche en la que el anterior Alpha murió.

Por lo que sabía, su día había sido como otro cualquiera, a diferencia de que esa tarde recibía la visita de su hijo Sebastián. Si miraba una y otra vez esa curiosa casualidad, comenzaba a comprender las dudas de todos con respecto a él, pues era mucha casualidad de que su padre enfermase justo unas horas después.

Decidí esperar a que su esposa despertase para así preguntarle un poco más acerca de esa visita; si hubo algún comportamiento extraño o agresivo que pudiera dar pistas a que Sebastián realmente hizo lo que todos sospechaban. En caso contrario, debía de buscar una lista acerca de enemigos que pudiera tener y que desearan acabar con él. El caso podía extenderse mucho en el tiempo e incluso nunca resolverse, por lo que debíamos de ser pacientes pero consecuentes. No quería explotarle la burbuja a Beth, pero era mi deber como Alpha el proteger a los míos y evitar que mi esposa hiciera una estupidez que pudiera dañarla de por vida.

Salí al exterior para respirar un poco de aire fresco. Las gentes comenzaban a moverse y a asistir a sus trabajos. Los artesanos cargados de cajas, me saludaban con la cabeza y una enorme sonrisa confiada. Si era sincero, no me gustaba la falta de tecnología que había por estos lares, apenas habiendo miembros con automóviles. La mayoría de ellos, eran analfabetos sin siquiera haber cursado la enseñanza obligatoria, pues era solamente destinada a aquellos pertenecientes a buenas familias.

La situación era preocupante y deseaba cambiarla. No quería ser un líder más en el tiempo sino uno que marcase la diferencia. Los niños debían de asistir a escuelas que no necesariamente fueran hechas por licántropos, pues era necesario movernos por diferentes culturas y especies. Era muy difícil, pero si demostraba que estaba dispuesto a trabajar duro, podía hacer realidad muchos de los planes que guardaba en mi libreta de ideas. Los ancianos eran muy intransigentes pues si algo no tenía resultados demostrables, ni siquiera lo intentaban. Y el remover a algunos de esos miembros tan sumamente cerrados, eso ya de por sí era una hazaña más cercana al sueño que a la realidad.

Una voz me sacó de mis ensoñaciones, mirando al joven que se dirigía a mí. Pertenecía al cuerpo de protección del clan y parecía visiblemente disgustado.

—¿Qué te aflige, compañero?

—Mi señor, tenemos una horrible noticia. Los hombres que desaparecieron del pueblo del sur, han sido encontrados masacrados en las cercanías de nuestro asentamiento. Por el estado de sus cuerpos, han sido asesinados hace tiempo, por lo que algo me dice que fueron colocados allí a propósito.

—¿No había ningún superviviente?

Negó con la cabeza, haciendo una reverencia. Sus ojos estaban llorosos, pero su orgullo le impedía llorar para mostrar la tremenda pena que cargaba en su corazón. Era un muchacho de poco más de veinte años. Le pedí que me dijera dónde los habían encontrado, no sin antes apretar ligeramente uno de sus hombros y decirle:

—Llora muchacho, es de valientes mostrar lo que uno siente. Sé libre de liberar esa carga y evita que se convierta en una tormenta que dañe a los tuyos.

Me marché con paso firme pero lento, pues no ansiaba encontrarme con aquello que me esperaba. Algunos guardias esperaban en una de las entradas del pueblo, escoltándome hacia el lugar de los hechos con un silencio solemne.

El hedor comenzaba a sentirse y las moscas zumbaban con mayor intensidad conforme daba un paso. Era evidente que no podían haber estado desde que fueron asesinados en aquel lugar, pues era cercano a nuestro territorio y lo habríamos olido. La masacre del pueblo del sur me daba pistas a que alguien parecía querer dañarnos por alguna razón, por lo que las sospechas de que el ejecutor del anterior Alpha fuera Sebastián, no eran del todo claras.

Por lo que tenía pleno derecho a que se investigara a Sebastián en profundidad y para ello, requeríamos de su presencia. Estaba dispuesto a asumir toda responsabilidad en caso de que él provocara algún daño a los nuestros.

Miré los rostros de todos ellos con el alma encogida. No había señales de mordiscos, ni de arañazos profundos; tan solo los que habían sido hechos por la grava y las ramas al haber sido arrastrados. La piel de todos ellos ya se estaba desprendiendo del hueso y habían aparecido supuraciones por doquier. Era profundamente desagradable, pero era necesario visualizar toda la escena para así concluir qué debíamos hacer.

—Llamen a los altos cargos de seguridad; ellos tienen conocimientos forenses avanzados para averiguar un poco más. Uno de vosotros tiene que encargarse de llamarlos y, para cuando tengan un escrito con las evidencias, quiero revisar el documento. El resto, se deberá quedar aquí supervisando el lugar hasta que los expertos lleguen a la escena. Cualquiera que ose irrumpir en el lugar, deberá serme comunicado ipso facto además de sancionar a la persona que cometa la infracción.

Todos asintieron, por lo que me marché más tranquilo pensando que todo estaba bajo control. Gran parte de la mañana ya había transcurrido, por lo que opté en volver a casa para reponer fuerzas. Beth aún no había llegado pero la señora Jones estaba despierta.

—Buenos días tenga usted señor. Veo que la mañana no le ha deparado nada bueno.

—Y que lo diga, pero es algo que tengo que aceptar de mi cargo. Necesito saber unas cuantas cosas acerca de la noche en la que murió su esposo.

Ella se puso erguida sin borrar aquella mueca agradable tan característica. Parecía estar deseosa de ayudar, aunque no le profesara simpatía a ese hombre que había truncado su vida. Intenté ser lo más cuidadoso que pude con las preguntas, eligiendo sabiamente las palabras que usaría.

—Señora Jones, quisiera saber más acerca de la visita y las horas posteriores a la misma. Y todo con el mayor detalle que pueda.

—Pues verá, era un día normal como otro cualquiera. Mi hijo siempre hace alguna visita cada mes, pues es su forma de ver que todo se encuentra en orden. Es cierto que debía de vivir aquí, pero al ser médico, hice una petición formal a los ancianos para que le permitieran vivir fuera del territorio, con la condición de visitas regulares. Ellos aceptaron, pero cuando su padre cayó enfermo, sus visitas fueron más regulares. Nunca se llevaron bien, pero él cuidaba de su padre, porque siempre tuvo misericordia con todos. Ese día fue normal, no hubo ninguna pelea ni tampoco reproches extraños. Estaba cansada, eso sí, por lo que me fui a dormir en cuanto Sebastián llegó a casa. Si hubieran discutido, los hubiera escuchado. Todo estaba bien, todo era como siempre. Él no es culpable, deben de creerle, por favor...

Y quería hacerlo, con el hallazgo de hoy, las posibilidades de un asesino en serie, era cada vez más acertada. Me guardé la información, pues el saber es poder y no todos siempre saben usarlo como se debe. Le prometí que haría lo posible como para averiguar quién fue el causante; tan solo esperaba que mi corazonada fuera cierta.

Pues si estaba equivocado, el mundo de aquella tierna mujer, se iría abajo.

The liberation of the beast(Is It Love?Nicolae parte IV)Where stories live. Discover now