CAPÍTULO 43

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Espíritus de las fuentes, que poético suena y, la cruel realidad, es que no es tan bonita su historia

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Espíritus de las fuentes, que poético suena y, la cruel realidad, es que no es tan bonita su historia. Muchos lo creen un mito, pero es real; su existencia se remonta a muchos, muchos siglos, incluso milenios atrás. Se piensa que fueron de las primeras criaturas mágicas que existieron, no teniendo registros reales de la primera que fue avistada en la historia.

Y se considera un mito por una simple razón: aparecen en ciertos lugares a ciertas personas, casi como una lotería que, si te cae encima, más te vale escribir tu testamento. Si no que se lo digan a mi especie, que fue sepultada por culpa de una cruel y vengativa mujer de las fuentes. Son llamadas las mentirosas o las burlonas y no por una simple casualidad.

No solo sufrimos la separación de nuestra especie en dos especies diferentes, sino que, además, los que tuvimos que vivir bajo tierra, fuimos maldecidos por uno de estos espíritus. Los elfos de la luz y los Drow, el bien y el mal en una misma balanza, unos viviendo en la luz y otros, al tener oscuridad en su corazón, sentenciados a vivir bajo tierra. Muchos aceptamos ese destino, ya que no todos acatábamos las normas de nuestro rey, ya que es bien sabido que nuestra especie es caprichosa hasta el punto más enfermizo. ¿Conocen la historia del noble Finvarra? Ese hijo de puta raptó a una mujer que estaba a punto de casarse por el simple hecho de que la consideraba la más hermosa de la tierra. No le importó los sentimientos de ella ni de la propia familia, pero claro, los que albergan malos sentimientos solo somos los Drow.

Quizás nuestro nombre sea algo nuevo en tus oídos, pero si te menciono las palabras elfo oscuro, quizás sepas lo que somos. Por orden de los elfos de la luz, no podíamos aprender magia de otras criaturas, pues el ego de ellos era tal que no deseaban tener que agradecer nada a nadie. Pero nosotros no escuchamos, los Drow éramos la resistencia, unos rebeldes que deseaban vivir de la forma que quisieran. No buscábamos la belleza para engendrar los más perfectos descendientes, sino que aspirábamos a ser mejores y más poderosos. Ellos vivían en su burbuja de cristal, hermosa y brillante, hasta que el ser humano comenzó a dañar la naturaleza. Aquello generó un enorme descontento entre nosotros, provocando que los elfos sintieran la necesidad de castigos ejemplares para que los humanos comenzaran a agradecer el hecho de que los recursos naturales estaban siendo compartidos con unos ingratos como ellos. Se tomaron la justicia por su propia mano, masacrando a aquellos que contaminaban las aguas o que arrancaban plantas de formas desproporcionadas. También a aquellos que cazaban y no les daban un rito de descanso a los animales con los que se llenaban las barrigas y a aquellos que talaban los árboles sin proporcionarles un descanso para que se renovaran los bosques. Si ya de por sí tomaban a las mujeres que les dieran la gana sin pedirle permiso a nadie, comenzaron a ser secuestradas muchísimas mujeres para ser recipientes que parían a las siguientes generaciones de elfos. Los Drow no estábamos de acuerdo con esto; era cierto que los humanos requerían de un tratamiento un tanto especial como penitencia ante el daño que estaba causando, pero las mujeres que tomaban eran inocentes, muchas de ellas, demasiado jóvenes.

Los elfos de la luz comenzaron a ver a los Drow como enemigos al no estar de acuerdo con sus pensamientos y en silencio, empezaron a maquinar la forma de separarlos del resto de los elfos que se consideraban "elfos verdaderos". No fue complicado encontrar algunas cosas para darles la oportunidad de que nos separásemos, dado a que hacíamos tratos con otras especies para aprender todo tipo de habilidades mágicas. Y aquello, aunque siempre tuvimos cuidado de esconderlo, siempre hay un traidor en las filas.

El rey mandó a construir un enorme agujero subterráneo para meternos a todos, cubriéndolo de una estructura de cristal sumamente resistente, sobre la que habría tierra en casi su totalidad menos en un pequeño hueco que sería la salida. De esa forma, no podíamos llevarnos nuestras cosas para vivir fuera de ese lugar, porque para salir al exterior, teníamos que escalar y abrir la escotilla de cristal. Por culpa de aquello, tuvimos que ganarnos la vida como bandidos o como mercantes de joyería o elementos artesanales que cargábamos en nuestras pequeñas mochilas y zurrones. Fue una época horrible, en la que nuestro aspecto fue cambiando drásticamente.

Al recibir el sol a través de un cristal, las temperaturas de nuestro nuevo hogar eran sumamente altas. Era como una olla en verano, provocando la muerte de muchos de nuestros niños y ancianos. Nuestra piel, que era del color más puro y níveo, ahora era muy morena, con el pelo blanco grisáceo pues sufríamos de los síntomas de la edad mucho más rápido que nuestros análogos. Y para colmo, nos cayó una maldición que acabó con todos nosotros, excepto con uno.

La historia fue esta que os voy a relatar. Aquel muchacho trabajaba como mercader entre pueblos. Desde que amanecía hasta que caía la tarde, se pateaba cualquier lugar en el que alguien pudiera comprarle algo. Llegó el verano, una época calurosa y desgastante. Una de esas veces, el agua le fue insuficiente para la vuelta a casa, por lo que se detuvo en una fuente natural de cuya existencia no tenía idea. No se lo pensó dos veces; bebió hasta el punto de que el estómago protestó, sin darse cuenta que había una mujer bañándose desnuda en el lugar. Al terminar, levantó la vista y se topó con su mirada desaprobatoria, pero no le importó lo más mínimo. Había perdido la vergüenza debido a su situación, por lo que aquellas miradas eran el pan de cada día. Antes de que se alejara, ella apareció justo delante de él, ahora con una túnica blanca que le hacía recordar a esos malditos elfos de la luz.

—Has bebido de mi fuente sin mi permiso. Eso es algo intolerable, pero me siento generosa. He visto que vienes de trabajar duro y este calor es infernal, por lo que tan solo requiero una disculpa sincera para perdonarte—Le dijo la mujer. Pero su condescendencia, tan propia de aquellos bastardos que les quitaron su hogar, provocó en el muchacho una oleada de asco. No pudo reprimir todo el odio que sentía y que no podía mostrar, por lo que se desquitó con la mujer que tenía delante. No solo no se disculpó, sino que la mandó al infierno antes de marcharse.

Pero la dama no se lo iba a poner fácil.

—Te advierto, no porque seas el rey de tu pequeño reino, te da derecho a caminar por la tierra provocando daños. Si no te disculpas, me ofenderás a mí y a todas las mías, por lo que la vida tanto tuya como de los tuyos, no será de color de rosa. Estoy siendo generosa, muy generosa, ya que nosotras no somos de dar segundas oportunidades.

El chico la miró a los ojos, acercándose a ella hasta quedar casi pegado a su cuerpo. Destilaba un frío extraño, cuyo cuerpo parecía ser una masa fría de aire más que un cuerpo humano. Aquello no lo amedrentó.

—No le debo a nadie nada excepto a mí mismo. Esta agua no es tuya sino de todos, de los que caminan y se la encuentran, de los animales de los alrededores. No tienes derecho a acaparar recursos, vieja arpía.

Y efectivamente las cosas no serían buenas, pues aquella mujer resultó ser un espíritu de la fuente, una criatura que se consideraba del folclore de los cuentos de fantasía. Aquel muchacho nunca vio a una, hasta que el destino se la puso delante sin saberlo. Y una vez que haces daño a una protectora de la fuente, tu vida se convierte en un infierno.

Eso lo aprendí a las malas, pues por mi impertinencia, mi pueblo quedó no solo bajo tierra, sino bajo el agua. La mujer trasladó su lago justo encima de nuestro hogar, manteniéndonos confinados sin poder salir al exterior. Pero con lo que no contó era, precisamente, que no era alguien que se rendía.

Y que tenía aliados poderosos que me habían enseñado unas cuantas cosas.

The liberation of the beast(Is It Love?Nicolae parte IV)Where stories live. Discover now