La sangre brotaba por cada rincón de aquel extraño lugar donde todos perecíamos.El temor de desaparecer del mundo sin poder defender a los míos, me hacía sangrar aun más de lo que ya de por sí lo hacía.
Nuestro líder Sebastián había sido llevado a l...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Y como todas las historias, tengan o no un final feliz, llegan a su inevitable fin. Casi como una leyenda escrita, aquella guerra quedó impresa en los corazones de todos.
La vida siguió su cauce, incluso para los que nos fuimos y sabemos que no volveremos. Me dejé guiar gracias a una mano amiga y fue, por puro azar del destino, que logré toparme con alguien a quién necesitaba ver.
¡Qué extraños son estos elfos, a la par que reservados! Pero he de decir algo en su defensa; ante todo, siempre velan por el bien de los humanos. En cuanto supieron que uno de los suyos había hecho tamaños crímenes, supieron que el orden del mundo pendía de un hilo.
Y aunque era más sencillo matarlo, decidieron que permanecería el resto de su existencia sirviendo a los pocos elfos de la luz que aun quedaban con vida.
Antes de rendirme ante la puerta de mi descanso, se me concedió echar una rápida vista a mi querida familia y amigos, ¿Quiénes no desearían saber el final de todas las historias que conforman la existencia de uno?
Primero fui a ver a mi querida Antonella, que decidió ayudar a Peter y Madeline a restaurar la casa que perteneció a su querida madre. La ciudad se encontraba en completo abandono, pero gracias a las manos de mi querida, recaudó todo el dinero y la paciencia para hacerla habitable de nuevo. Peter y Madeline se casaron precisamente allí, en el mismo hospital que su madre trabajó cuando era humana, encontrando como regalo de bodas, una carta que su madre le escondió en su piano.
Querido hijo, no reniegues nunca de lo que eres, de lo que somos o de lo que hemos sido. Son tantos los secretos que hemos ido guardando con el paso de los años, que a veces se funden con otros e incluso se tiñen como si fueran otros nuevos. Si la memoria humana peca de eso, imagina la de los seres que, como nosotros, vivimos eternamente.
Tu padre es aquel que te crio, con sus más y sus menos. Supe siempre que Víktor guardaba una bondad entre toda su oscuridad, por lo que siempre sospeché que algo le ocurría, aunque nunca supe lo que era. Lo amé y, ahora que muero lentamente, lo sigo amando; es la conclusión a la que he llegado ahora que mi final está cerca. No lo odies, pues yo no he podido hacerlo en todo este tiempo.
En cambio, cúmpleme algo ya que yo no logré hacerlo: busca ese algo hijo, ese algo bueno que guarda en su interior, desentraña esa terrible oscuridad y las razones por las que lo envuelven. Y si algo le sucede, entiérrame a su lado, pues es el hombre que más he amado en mi vida, siempre después que tú.
Y sé feliz, querido, el amor es aquello que nos cura, que nos cobija y que nos hace vivir.
Siempre vivirás eternamente conmigo, espero que yo siempre lo esté contigo entre tus recuerdos.
Nunca olvides, pero siempre perdona.
Tu amada madre, Sophie.
Y he de decir que las lágrimas salieron como agua de mayo, como un dique roto que abandona su lugar de origen. Decidí dejarles a ambos entrelazados, con sus rostros cubiertos en lágrimas, pero el corazón henchido de plenitud.
Mi siguiente parada fue seguir a mi querida Antonella, ¿Ella tendría también un final feliz? era algo que siempre me había preocupado, sobre todo, tras la muerte de Víktor. Mi amado hombrecito dio su vida para proteger a su familia y eso me hizo sentir aún más orgullosa de él.
Me demostró que era bueno, algo que siempre supe y que nadie creyó.
En cuanto a Drogo, decidió que debía irse de viaje porque quería encontrarse a sí mismo. Todo aquello de la guerra y de estar infiltrado por tanto tiempo en aquel horroroso lugar, lo hizo cambiar mucho y quiso cambiar de aires por el bien de su salud mental. Sonreí al verle tan relajado y tan realizado mientras que montaba en un barco rumbo a cualquier parte.
Por fin, aquel rubio alocado, había sentado la cabeza.
Catherine se fue a vivir con Lorie, ya que ambas deseaban tener un poco de descanso en cuanto a la vigilancia incansable de los hermanos. Dio a luz a un hermoso niño, el cual se tenía el pelo blanco y los ojos de ella. Era el último que quedaba en su especie, pero, esta vez, no se repetiría lo que sucedió con su padre.
Y si de amor podemos hablar, no podemos olvidar a la guerrera Nicole y al paciente Nicolae. Ambos se quedaron en la mansión, pero hablaban acerca de irse de allí a vivir a un lugar más acogedor. Antes de marcharme, supe que habían tomado la determinación de cerrar el lugar para mudarse a la casa de Nicole donde guardaba los más hermosos recuerdos con su madre y hermana.
Quizás mi querido Nicolae le disgustaría una casa considerablemente más pequeña que la suya, pero, como se dice, no hay nada que el amor no cure.
Dicen que la muerte es fría y solitaria, bien es cierto que lo primero se cumple, pero lo segundo he de decir que no es cierto. Mi querida amiga Dalia siempre estuvo a mi lado y, para mi sorpresa, siempre había estado ahí pero nunca logré verla. Era tan increíble saber que siempre la tuve, que su compañía era quizás esa pequeña descarga de energía que pellizcaba mi piel a veces.
La vida es misteriosa pero la muerte lo es aun más. Justo cuando piensas que no puedes aprender nada más cuando mueres, es en ese estado cuando cientos de conocimientos y enseñanzas te azotan en la cabeza. Soy feliz, aunque nunca vuelva, pues cuando todo queda en su lugar, no hay nada más que hacer que sonreír y mirar un solo segundo antes que despedirte.
Cerrar el telón, escribir la última línea, esa que te hace derramar una última lágrima antes de desaparecer.
