LXXVII

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880— 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880— 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

No lloraba por sentirse mal, ni por miedo ni impotencia. Lloraba por emoción, por que haya sido como haya sido. Había ganado, les había ganado, por fin.

Esa sensación era completamente abrumadora, liberadora y la emoción que provocaba eso era imposible de aguantar.

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La bulla se hizo presente de cierta manera. Sobretodo en los testigos de Lauren y el consejero, que sin poder evitarlo estaban celebrando. Sin tratar de exagerar sobretodo, porque a pesar de anunciar el fallo del tribunal, no se sabía aun la pena que se daría.

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Dylan, volvió a sentarse al darse cuenta que Lauren estaba llorando, y por un momento se asustó y preocupó. Pero al darse cuenta que en realidad era una reacción de emoción, su preocupación bajó un poco.

Se pensó muy bien en si debía hacer algo o no durante un par de segundos, porque claro, no era como que a Lauren le gustara que la toquen. Así que solo por un tiempo corto, puso la mano en el hombro de la chica, para generarle un poco de calma al menos y preguntarle si se encontraba bien.

Al momento de sentir el contacto Lauren se ordenó a si misma a recomponerse al mismo tiempo de asentir ante la pregunta del consejero.

Sacando el rostro de sus manos, respirando profundamente segundos después, se obligó a estabilizarse. Sintiendo una especie de temblor en sus labios a la hora de expulsar el aire.

Al parpadear, aún caían lágrimas de su rostro. Que terminaba limpiando esta vez con mucha más tranquilidad. Peinando también de paso su cabello con los dedos.

Volvió a respirar, varias veces más. Y al menos más tranquila, y estable, sí estaba. El joven consejero, también terminó de tranquilizarse al ver eso.

Por otra parte, y por primera vez en todo ese juicio. Las Dhollen guardaron silencio total. Impactadas, sorprendidas, arruinadas. Su abogado, fastidiado, callado. Ivonne Dhollen de repente y de un momento a otro estaba discutiendo con el para algún tipo de apelación, con un descaro que hasta le sacó una expresión extraña al mismo juez, que de casualidad la había escuchado.

El abogado, a punto de tener la paciencia colmada, solo la ignoraba. Quedándose en ese ambiente, solamente porque no se le permitía retirarse antes de que todo culmine.

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El juez esta vez, esperó tranquilamente a que el ataque de ira de Ivonne Dhollen se le pase. Y también la ignoró.

La mujer reclamaba como de seguro todo estaba arreglado por el príncipe, que era ilógico que para un caso como éste quieran resolverlo en un día. Que estaban siendo injustos con ellas.

❛¹❜⸙ 𝐂𝐑𝐎𝐖𝐍 | 𝔗𝔥𝔬𝔪𝔞𝔰 𝔅𝔯𝔬𝔡𝔦𝔢-𝔖𝔞𝔫𝔤𝔰𝔱𝔢𝔯 (✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora