LIX

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880— 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880— 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

Y así como dijo el príncipe. Se quedó.

No notó que el tiempo que tuvo que sostener a la muchacha fue bastante largo.  Era obvio que aquel contacto la incomodaba, pero ambas personas sabían que otra opción no había, Lauren no se sentía bien, se estaba desmoronando físicamente, y el príncipe era quien le estaba dando un soporte, la estaba sosteniendo, para que no caiga.

Fue un contacto largo, duradero, algo privado. La enfermera, a pesar de estar en la puerta decidió alejarse un poco más, porque sentía que estaba interrumpiendo algo, o que no debía estar presente en un contacto de ese tipo porque a pesar de que era un tipo de contacto que no era del otro mundo, se veía como algo bastante privado, que no debía ver. Entonces, de repente se fue totalmente del lugar, rumbo a quien sabe que parte del castillo.

Por otro lado, dentro de aquel lugar, el príncipe estaba agobiado, siempre y para cualquiera era difícil ver a una persona sufrir. Lauren se descargó, a pesar de que el dolor que tuviese era infinito, dejarlo salir, llorarlo, podía liberarla de esa prisión en la que sentía.

[•••]

Después de interminables minutos, Lauren logró estabilizarse un poco, recobrar al menos un poco de fuerza, después de haber llorado hasta sentir que ya no tenía más lágrimas. Se alejó del contacto del príncipe, y este la soltó ya que sabía que a pesar del momento y la necesidad de aquel contacto, no había sido lo más cómodo para la muchacha.

A pesar de eso seguían relativamente cerca, frente a frente.

El heredero al trono, buscó algo en los bolsillos de su saco, encontrando un pañuelo, que se lo tendió a la muchacha.

Lauren lo recibió con cuidado, para limpiar así las lágrimas de su rostro, y su nariz también. Vio que con sus lágrimas había manchado el hombro del príncipe y también se sintió mal por eso. Sus manos seguían muy temblorosas, su cuerpo seguía frío, y el enorme vacío en su pecho en ningún momento se había ido.

No se sentía lo suficientemente estable para decir algo aún, por ello prefirió guardar silencio e intentar estabilizarse un poco.

El príncipe también se quedó callado por varios segundos, pensando en que era mejor. Si quedarse callado, o decir algo. Porque de cierta manera el silencio también era incómodo.

[•••]

—Perdón, su majestad—dijo Lauren de repente, soltando una especie de suspiro. Disculpándose por su actitud. En una voz aún muy baja, con la cabeza gacha.

El príncipe negó.

—No pasa nada.—dijo con suavidad.—Lo siento por tu pérdida. No debí tal vez haber tratado el tema tan repente. Mi más sentido pésame.

❛¹❜⸙ 𝐂𝐑𝐎𝐖𝐍 | 𝔗𝔥𝔬𝔪𝔞𝔰 𝔅𝔯𝔬𝔡𝔦𝔢-𝔖𝔞𝔫𝔤𝔰𝔱𝔢𝔯 (✓)Where stories live. Discover now