XXXIX

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880— 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880— 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

     Y así, tan rápido como había sido aquel día, pasó toda una semana entera.

     Nadie volvió a tocar el tema, ni siquiera entre amigos, Frizzy no preguntó a Lauren las cosas que habían pasado mientras llevaba a su habitación a la princesa, ni nadie quiso saber lo complicada que estaban las cosas entre la familia Real.

    Todo parecía haberse puesto más tenso entre todos sus integrantes, razón por la cual nadie ni siquiera tuvo curiosidad.

    En las mañanas de esa semana, cuando Lauren y Frizzy llevaban el desayuno al príncipe, este se portaba distante, pensando en cualquier cosa menos en lo que estaba pasando. Frizzy tenía que hablar unas dos o tres veces, para hacerlo reaccionar. Intentaba disimular, pero estaba perdido. Siempre preguntaba a las muchachas si su madre se había acercado a la cocina a decir o a hacer algo, y felizmente la respuesta siempre era negativa, porque la Reina no se apareció en la cocina en ningún momento.

     El príncipe después casi no hablaba, estaba pensativo, muy distante con todos, se veía avergonzado, incómodo.

     Los almuerzos eran extraños, tensos, la princesa seguía asustada, pero como su lugar en la mesa estaba cerca a su madre hacía lo posible por disimularlo. El Rey ni hablaba con su esposa.

     La Reina parecía desconcertada, como si no supiera por qué actuaban así con ella, sentía que todos se equivocaban y que ella tuvo toda la razón.

[•••]

     En una ocasión, la princesa se encontró con Lauren por alguno de los pasillos, y se acercó a hablarle de la manera más amable posible, preguntándole cómo estaba, y si todo estaba bien.

     Lauren lo estaba, y siempre preguntaba de vuelta, la princesa quedaba callada, y claramente sin poder mentir respondía que no, contaba como se sentía, lo distanciada que se sentía con su madre cada vez, y que ya estaba empezando a cansarse de toda esa situación.

     Voluntariamente, la hija del Rey le contó a Lauren las razones que su madre había tenido para hacerle eso, Lauren no sintió muy apropiado que ella lo sepa, pero con toda la buena voluntad del mundo escuchó lo que tenía que decir la princesa.

     La princesa dijo, entonces en varios susurros y mirando a los lados para asegurarse que no había nadie, las causas del horrible incidente que manchó aquel día.

     Contó que casi todos los sirvientes sabían la gran obsesión de la Reina con su aspecto físico. Que cuando comía, después vomitaba, para estar más delgada. Y que tenía el mismo tipo de obsesión con ella, que quería meterla en un parámetro o algo así. A ella no la obligaba a vomitar, pero no quería que coma, obligaba a sirvientes de la cocina a servirle menos desayuno, y en el almuerzo se aseguraba que coma muy poco.

❛¹❜⸙ 𝐂𝐑𝐎𝐖𝐍 | 𝔗𝔥𝔬𝔪𝔞𝔰 𝔅𝔯𝔬𝔡𝔦𝔢-𝔖𝔞𝔫𝔤𝔰𝔱𝔢𝔯 (✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora