𝐂𝐑𝐎𝐖𝐍 | ❝ El príncipe al fin regresa a Inglaterra después de su largo viaje. El Reino goza de su presencia nuevamente y contamos con ella ¡Alabado sea el príncipe! ❞
╰─¹⁸⁸⁰─𝐀𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧𝐭𝐚𝐝𝐚 𝐚𝐥 𝐬𝐢𝐠𝐥𝐨 𝐗𝐈𝐗
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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
La ama de llaves, analizó con la mirada a ambas muchachas. Y respondió a su reverencia. Frizzy parecía haber empezado a contener el aire.
Parecía mirarlas mal. No en el sentido de que no le agraden, porque a penas las había conocido. Sino, que por la gran responsabilidad que tenía dentro de castillo como jefa de la servidumbre, su rectitud y carácter tenía que ser intachable.
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El noble entonces, volteó para dirigirse por última vez a ambas muchachas. Tenía que irse, a cumplir los demás deberes que tenía por su posición de nobleza. Su despedida, lamentablemente tenía que ser bastante rápida.
Karoma Bundhensen no era una mujer muy paciente que se diga.
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—A partir de ahora, y como ya les comenté, Karoma les dará y dirá todo lo que tienen que hacer. —Habló. —Me despido, me gustaría quedarme pero no puedo, tengo apuro y mi deber de escolta solo llega hasta aquí. Me voy, no sin antes augurar lo mejor para ustedes. —Dijo, para luego mirar a Frizzy y empezar a dirigirse a ella. — Querida Frizzy, va a haber un gran vacío en casa sin tu presencia, y en vista de que ya me has delatado delante de la señorita Lauren, he de confesar que extrañaré mucho que tiendas mi cama todas las mañanas. —Comentó mirando a la chica.
—Yo también lo extrañaré. —Contestó Frizzy algo nostálgica.
El joven Harry, se despidió de ambas, con una reverencia. Y no pudo evitar darle un abrazo al final a quien solía ser la empleada de su familia. Gesto que fue gratamente correspondido.
Se despidió también de la ama de llaves, se dio la vuelta y empezó a retirarse, volviendo por el precioso camino por el que habían entrado, abrieron nuevamente las rejas para su salida, y al hacerlo volvió a subirse a su lujoso carruaje.
Él también se marchó.
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La mujer, hizo un gesto con las manos indicando a ambas que avancen, los guardias de la puerta, abrieron la misma para la mujer y ambas muchachas.
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Y si el palacio era una maravilla por fuera, por dentro era lo más bello visualmente ante el ojo de cualquier persona. El lugar más inmenso alguna vez imaginado, el más lujoso y el más elegante. Y solo hablando de la sala de recibimiento.
La mujer avanzó colocando las manos detrás de su espalda, ya que ambas muchachas la iban a seguir. Lauren fue avanzando, mientras no podía evitar fijarse en el gran candelabro que colgaba del techo.