Comienzo.

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Poche y yo estábamos viendo una película mientras jugábamos con nuestras muñecas, la película que veíamos era Toy story 4, justamente la parte final en donde Woody y Buzz se tienen que separar, miré a Poche ella es mi mejor amiga y quiero estar siempre con ella, comer galletitas con leche, alimentar a Gavilán y jugar entre el lodo. Se me ocurrió una gran idea, así que me puse de pie y decidí contarle a Poche.

—Quiero que me hagas una promesa, Poche—Me acerque a ella, la mire a sus ojos verdosos. Coloqué una mano en mi pecho y alcé la otra.

—¿Qué promesa, Calle?—Ella me preguntó rascando su cabeza y tratando de entender lo que le estaba pidiendo.

—Quiero que me prometas que siempre vamos a ser mejores amigas—Le pedí anhelando con todo mi corazón que ella lo hiciera y que jamás dejarán de ser mi amiga.

—¿Quieres seguir siendo mi amiga apesar de que soy un fenómeno?—Ella me preguntó haciendo una mueca de tristeza.

—No, tú no eres un fenómeno, mi papá me contó sobre tu situación desde antes de que tú Papá y tú vinieran a trabar a mi casa y créeme que el ser diferente no te hace menos especial—Sonreí y ella me devolvió la sonrisa.

—Tienes razón, tú eres una niña muy dulce y por eso siempre me gusta jugar contigo—Ella me sonrió.

—Entonces…prométeme por tu goma de mascar favorita que siempre seremos mejores amigas—Ella saco la goma de mascar de su bolsillo, la alzó con su mano y me respondió.

—¡Te lo prometo!—Ella me dijo chocando su mano con la mía.

—Ahora para cerrar la promesa debemos darnos un besito—Lleve mi mano a mi boca y me reí nerviosa.

—¿Un besito?—Ella me preguntó con sus ojos abiertos como platos.

—Sí, la última vez vi una película con mi mamá, para hacer una promesa en la película se dieron un besito, creo que eso es lo que hacen los adultos—Le dije y ella se encogió de hombros con evidente nerviosismo.

—Entonces cierra tus ojos, mi gigantona.

—Como usted diga comandante chiquitina.

Cerré mis ojos y sonreí nerviosa, Poche extendió sus manos y las entrelazó con las mías, luego se fue acercando cada vez un poco más a mí, fue así hasta que rompió nuestra distancia y unimos nuestros labios únicamente haciendo presión en ellos, en ese momento sentí algo muy raro, jamás pensé que los labios tenían electricidad.

—¡DANIELA! ¡MARÍA JOSÉ! ¿Qué creen que hacen?—Mi mamá entro muy enojada a mi habitación, tomo mi brazo y me jaló de el haciendo que me separará de Poche.

—Señora, no estábamos haciendo nada malo, únicamente estábamos cerrando una promesa—Poche le explicó a mi mamá quién se rió irónicamente.

—Ustedes están creciendo, Daniela tiene apenas nueve años y tú diez, no es posible que esten haciendo estás cosas—Mi mamá nos estaba regañando a Poche y a mi—Sabia que no era buena idea que te juntes con la hija del chófer de tu padre.

—Mami, no hicimos nada malo, solo nos dimos un beso, pero no sabía que los labios de las personas tenían electricidad.

—¡Dios, esto es peor de lo que pensé!

—Tu niña, vete de la habitación de mi niña y no quiero que te vuelvas acercar a ella.

—Señora, pero Dani es mi amiga.

—Mi hija y tú no pueden ser amigas, ¡Vete!

Poche hizo un puchero y dejó de lado la muñeca con la que estábamos jugando.

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