Amistad de tres.

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Pov Calle

Iba en el auto pensando en lo que me dijo Poche, ella está muy enamorada de su novia y yo...bueno, yo no sé qué me está pasando, aún siento su mano acariciando mi rostro, ese caricia se sintió tan bien, fue como un pincel pasando delicadamente sobre un lienzo, quizá todo esto está pasando porque tenía años de no verla y ahora que nos volvimos a encontrar me estoy dando cuenta de que ambas somos muy diferentes, ni ella, ni yo, somos las mismas chiquillas de hace unos años. Recosté mi cabeza sobre el sillón del auto y suspiré pesado. Miré a Mario y recordé lo que estaba pasando entre él y Poche hace un momento, así que decidí preguntarle a él que fue lo que pasó.

-Mario, ¿Por qué Poche y tú estaban como discutiendo cuando llegue?-Le pregunté, el giro el auto y luego me miró rápidamente, él se había puesto nervioso.

-No estábamos discutiendo, señorita, mi camisa estaba mal y ella me la estaba arreglando-Él me respondió pero la verdad es que yo no le creí nada, ni a él ni a Poche.

-Algo me dice que estás mintiendo pero no te insistiré-Le dije decidida a dejar el tema por la paz.

-Señorita, con todo respeto quisiera invitarla a un café en el pueblo para darle la bienvenida, usted es mi patrona y eso lo tengo muy claro, pero quisiera darle la bienvenida al pueblo de una forma amistosa-Mario lucía nervioso, me sonrió y restregó su ojo.

Yo pensé, si debía aceptar o no, Poche me dijo que me alejará de Mario porque es un mujeriego, pero yo no he venido hasta acá en plan amoroso, mi principal objetivo como lo dije antes es la hacienda.

-Mario, yo puedo aceptar el café, pero quiero dejarte en claro que yo únicamente soy tu jefa y que no quiero que llegues a pensar en sobrepasar ese límite-Le dije mirándolo a los ojos y el asintió. Debía dejar en claro este punto para que no hayan malos entendidos más adelante.

-Yo lo sé señorita, le prometo que será solo un café, sé que soy su empleado pero me gustaría que me viera como su amigo, usted es extranjera y pues nunca está demás tener a un buen amigo-Lo sentí sincero, la verdad, quizá tomar una taza de café no me hará daño.

-Esta bien, Mario. Pero únicamente iremos por un café y ya. Ve por mi a la oficina a las seis de la tarde, a esa hora ya estaré libre, pero por ahora me urge salir de este compromiso para volver a la oficina lo antes posible.

-¡Como usted ordene señorita! Y muchas gracias por aceptar la invitación.

Mario me dijo y yo asentí con una sonrisa, el bajo del auto y me abrió la puerta del copiloto, le sonreí y después caminé a la entrada de la hacienda las Villa.

-¡Hija, que bueno que ya llegaste!-Mi mamá me saludó con un abrazo y un beso en la mejilla.

-¡Que hermosa te ves!, tú y mi hija distinguen mucho en este pueblo-Lina me dijo y yo sonreí por cortesía ante su desagradable comentario.

-Te doy toda la razón, Lini. Por eso quiero que Daniela se junte más con Laurita, para que no pierda su buena clase-Mi mamá le dijo a Lina y ambas rieron.

Lina nos invitó a pasar a su casa, la verdad es que su casa también es lujosa al igual que la nuestra, aunque la de nosotros es un poco más grande. Lina nos pidió que tomáramos asiento y le pidió a una de sus empleadas domésticas que nos trajeran algo de beber. Al poco tiempo de que nos trajeron un vaso con agua y hielo apareció Laura vestida con una camisa de botones sin abrochar de lona, un crop top blanco, unos jeans, sus botas y un sombrero de campo. Laura estaba sudando y se sintió apenada al verme.

-Dani, que sorpresa-Ella se acercó tímidamente a mi-que pena saludarte así, estoy toda sudada por el trabajo en el campo, pero me da gusto verte-ella beso mi mejilla.

Nuestra Promesa G!PWhere stories live. Discover now