Cholate derretido

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Pov Poche.

Estaba en la sala de mi casa sentada al lado de mi papá, mientras esperábamos la hora para ir a la casa de los Calle, justamente hoy teníamos una invitación de parte de la señora Mafe a cenar. Aún no puedo creer que ella esté de lo más linda y atenta conmigo, pero mientras lo haga quizá deba disfrutar y ganarme su confianza y cariño para que me pueda aceptar como novia de su hija.

—Papá, ¿Crees que es necesario que vaya así vestida?—Le pregunté a mi papá mientras seguía pensando en mi atuendo, yo quería irme un poco más casual, ya saben algo cómodo, pero mi papá me dijo que debía ir vestida de manera formal. Así que por órdenes de mi papá me coloqué el traje color azul marino que use en la boda de mi madrina Elena.

—¡Claro, hija!, Debes dar una buena imagen y además recuerda que es la primera invitación que esa señora te hace para ir a su casa.

—Nos hace papá—Lo corregí—porque ya te dije que no iré sola, tú me vas a acompañar—Le dije apoyándome en su hombro y él se rió.

—Eres una miedosa, hija. La señora Mafe no es ninguna bruja—Mi papá me dijo y yo únicamente le di una mirada que le hacía saber que no estaba de acuerdo.

—Es que papá, esto es demasiado raro, ¿Tú crees que las personas pueden cambiar?—Le pregunté, él me miró por unos segundos y luego me respondió.

—Si hija, es de humanos equivocarnos y redimir nuestros errores, pero no debemos dejarnos llevar por las palabras, si no que por los hechos, así que démosle el beneficio de la duda a la señora Mafe, quizá esta vez las cosas sean diferentes—Mi papá me respondió y yo me quedé analizando lo que él me acaba de decir.

—Tienes razón, papá. Espero que esta sea una gran noche y que marque un antes y un después.

Le dije a mi papá y él asintió alborotando un poco mi cabello.



Di un suspiro nerviosa y mordí mi labio inferior mientras tocaba la puerta de los Calle, mi papá me dijo que me relajará, que todo estará bien, pero no puedo evitar sentirme así de nerviosa, en mi mano llevaba un ramo de flores para doña Mafe, no sabía si traerle uno a Calle, así que elegí algo más discreto como una barra de chocolate que llevo guardada en el bolsillo de mi pantalón. La puerta se abrió y mostró a una sonriente Tita que nos daba la bienvenida.

—¡Buenas noches!, Sean bienvenidos los señores los están esperando—Tita nos dijo invitándonos a pasar.

—¡Gracias mi viejita canosa!—Le dije dándole un abrazo que ella respondió sin pensarlo.

Mi papá también saludo a Tita, ambos pasamos a la sala en donde Don Germán y la señora Mafe nos estaban esperando sentados en el sofá. Cuando ellos nos visualizaron se pusieron rápidamente de pie.

—¡Juanca!—Don Germán saludo felizmente a mi papá.

—Hola, Poche. ¡Bienvenida!—La señora Mafe me saludó con un beso en la mejilla y un abrazo.

—¡Hola, doña Mafe!, Estás son para usted—Le devolví el saludó y le entregué el ramo de flores.

Ella sonrió y le pidió a Tita que las pusiera en agua.

—¡Gracias por el gesto, Poche!, Pero Dios niña, no seas modesta, dime solo Mafe, no somos desconocidas—Ella me dijo en medio de una sonrisa.

Yo aún tenía la teoría que Mafe estaba consumiendo alguna hierba de relajación, o quizá estoy en un multiverso en donde ella es una persona buena.

—Esta bien, Mafe.

—¿Ves que no es díficil?—ella soltó una pequeña risa—Daniela bajará en un momento, como siempre tarda demasiado demasiado, sabés…mi mamá siempre me dijo que una mujer cuando se enamoraba era cuando más se arreglaba y quizá sea cierto—Mafe me dijo poniéndome nerviosa por su comentario. ¿Acaso ella ya sabe que Calle y yo somos novias?

Nuestra Promesa G!PWhere stories live. Discover now