Una mujer casada.

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Pov Calle

-Encantada de conocerla señorita-ella beso delicadamente mi mano y sentí que mis piernas empezaron a temblar con ese mínimo tacto de parte de sus labios, necesitaba sentarme un rato.

-Juls, tráeme un poco de vino, creó que el agua no será suficiente-Le dije a Juliana nerviosa al sentir la mirada de Poche sobre mí.

-Enseguida te lo traigo Dani. ¿Ustedes quieren algo de tomar?-Juliana les pregunto a Poche y a Humberto.

-Yo no señorita, muchas gracias.

-Yo tampoco, gracias.

Humberto saco del portafolio un folder que contenía el contrato, yo estaba intranquila, digamos que ver a Poche me ha hecho sentir un tornado dentro de mi.

-Daniela, estoy aquí personalmente para firmar el contrato porque pienso que es una gran oportunidad para usted y también para mí. El hecho de ser prácticamente socias nos ayudará a impulsar nuestras empresas. Así que le otorgo a usted la primera firma.

Poche me dijo con demasiado formalismo, sentirla así de fría y de distante hacia a mí, me dolía.

-Claro que sí, señorita Garzón, para mí es un gusto el poder asociarme con usted, además que le quiero agradecer por esta oportunidad que le está brindando a mi hacienda-Le dije tomando la pluma para firmar el documento.

Ella me dio una sonrisa malditamente hermosa y asintió.

-El agradecimiento es mutuo, señorita-ella me respondió.

Leí muy bien el contrato y después de darme cuenta de que todo estaba bien decidí firmar, así que solté un suspiro profundo y presione la pluma sobre el documento para firmarlo.

-Ahora tiene que firmar usted, señorita María José-Humberto le indico a Poche.

Ella asintió y tomo la pluma, mientras ella firmaba me quedé perdida en su rostro, analizaba cada detalle de Poche, miré sus labios y sentí como mi corazón se aceleró.

-Muy bien, entonces oficialmente debo darle la bienvenida a F.G Lácteos, será un gusto trabajar con usted-ella extendió su mano, yo la mire y la apreté, no pude evitar sonreír como boba y perderme en sus ojos, ella me devolvió la sonrisa y estuvimos así un par de segundos, ambas perdidas en nuestras miradas hasta que el sonido del teléfono de Humberto nos interrumpió.

Ambas soltamos nuestras manos y tratamos de disimular lo que acaba de pasar.

-Con su permiso tengo que responder esta llamada.

Humberto nos dijo y ambas asentimos.

-Me sorprende mucho volverte a ver-Le dije para romper el silencio.

-El tiempo pasa muy rápido y además la vida siempre nos sorprende-ella me dijo acercándose a mí y poniéndome nerviosa-me da gusto verte de nuevo Daniela, luces muy bien-ella me dijo y sentí mis mejillas arder.

-Tu también, Poche, además debes contarme cómo es que eres dueña de esta empresa-Le dije colocando un mechón de cabello detrás de mí oreja.

-Sí, supongo que en algún momento lo haré Daniela-ella me seguía hablando de forma distante y eso me frustraba.

-¿Y ahora vamos a actuar como unas completas desconocidas?-Le pregunté en tono de reproche.

Ella me miró y sonrió de forma irónica.

-Lo somos, desde hace mucho tiempo nos convertimos en unas desconocidas-juro que comer vidrio hubiera dolido menos que esto.

-Soy la desconocida que hace que tú corazón lata de la forma en la que lo está haciendo ahora-Le dije rompiendo la poca distancia que yacía entre nuestros cuerpos haciendo que ella se pusiera nerviosa.

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