Señora Calva.

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Pov Poche.

Estábamos en el super junto con M.J haciendo la despensa, tenía una lista en mis manos con las cosas que necesitaba Calle, además de que hoy llegará una familia a la hacienda, en realidad son trabajadores nuevos; la muchacha será empleada doméstica y el muchacho el nuevo chófer. Además que según tengo entendido tienen un pequeño de la edad de M.J será bueno que mi niña tenga con quién jugar. La pequeña ranita saltarina estaba sentada en el carrito de la despensa mientras recolectabamos las cosas que necesitamos.

-Vamos a ver...frijol, leche, azúcar, huevos...¿Qué nos falta princesa?

-¡Chocolate!-ella alzó sus manitas con alegría.

-Tu mamá me mataría si supiera que te estoy dando chocolate y más porque te pones muy inquieta M.J.

-¡Porfavor mamita linda!-M.J me hizo un puchero muy tierno y colocó sus manitas en súplica.

¡Rayos! ¿Cómo puedo ser tan débil ante una niña de cuatro años?

-Esta bien, pero solo uno eh.

-¡Sii, chocolate, chocolate!

-¡Hola! ¿Tú eres entrenadora personal?

Una chica de cabello corto, cuerpo delgado pero con forma y algo tatuada se acercó a hablarme.

La miré con el ceño fruncido y negué.

-No, ¿Por qué piensa eso señorita?-Le pregunté y ella sonrió.

-Lo que pasa es que veo que tienes un hermoso cuerpo y me imagino que lo has conseguido con mucho ejercicio, ¿Puedo tocar tus bíceps?-ella me preguntó, yo estaba nerviosa con la mirada de M.J, pero no quería ser grosera.-Sí claro.

M.J abrió su boca sorprendida, cruzó sus bracitos y frunció el ceño.

-¡Mami! ¡Mami!

-¡Wow! Que duros, ¿Podrías entrenarme? Es que mi sueño es tener ese cuerpo que tú tienes.

-¡Mami Poche!

-Oh, ¿Esta pequeña es tu hija? Es todo un encanto...¡Hola pequeña!

La señorita saludo a M.J quien todavía estaba en la misma posición molesta, así que en vez de devolverle el saludo le saco la lengua.

-¡Majo! Eso no se hace-recriminé a mi pequeña por sus modales.

-No se porque se portó así, una disculpa-le dije a la señorita.

-No te preocupes, si tuviera una mami tan hermosa como tú también la celaría-me límite a sonreír.-¿Y entonces? Serás mi entrenadora personal.

La señorita me preguntó y yo negué.

-No puedo, además que mi cuerpo no lo he obtenido en un gimnasio sino en el trabajo de campo, también siempre estoy muy ocupada, así que lo lamento pero no puedo ayudarte-Le expliqué a quien puso su semblante triste.

-Oh entiendo, al menos lo intente, vendré más seguido a este super, quizá tenga la suerte de volver a encontrarte.

-Que te vaya muy bien-me despedí de ella.

La señorita se alejo y me dejó de nuevo sola con mi pequeña quien tenía cara de pocos amigos.

-¿Y entonces, mi amor? ¿Que chocolate quieres?-Le pregunté y ella no me daba respuesta.

-Ya no quiero nada.

Me reí al ver lo celosa que era M.J fijo esos celos los heredo de su madre Daniela porque yo no soy celosa.

-Esta bien, ¿Te parece si mejor vamos por mami Dani a la oficina y nos vamos a comer un helado de tres bolas de sabor chocolate?-Le pregunté esperando su respuesta, ella se limitó a asentir, me dio demasiada ternura así que planteé un beso en su pequeña mejilla pero ella se lo limpio.

Nuestra Promesa G!PWhere stories live. Discover now