Chocomilk.

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Pov Poche

Baje junto con Calle a la sala después de que ella y yo estuvimos un rato a solas en donde se encontraban nuestras familias conversando. Calle y yo estuvimos besándonos y dándonos mimos, ella ha estado muy feliz en todo este tiempo, desde que llegué ella no había dejado de sonreír y eso me inyectaba de energía y me contagiaba de su felicidad y buen ánimo. Disipe de mi mente el negativismo que constantemente insistía en aparecer con respecto a Mafe, ella se ha portado muy bien conmigo así que no tenía porque tener dudas.

-Hija, ¿Nos vamos ya?-Mi papá me preguntó y yo asentí.

Calle sujeto mis manos e hizo un puchero.

-No quiero que te vayas-Ella me dijo sin perder el contacto visual conmigo.

Sonreí al ver lo tierna que era, pero a la vez trate de desviar mi mirada de sus hermosos ojos, ella tan solo con un gesto tan simple como el fruncir sus labios y poner ojos de borreguito me tenía a sus pies y hacia que quisiera complacerla en todo.

-Yo tampoco, mi amor-atraje su mano hacia mi boca y plasme un beso en ella.

-Poche, puedo hablar contigo un momento antes de que te retires con tu padre-Mafe se acercó a nosotras y llamo mi atención.

Calle asintió, sonrió para mí y luego para su mamá dejándonos a solas.

-Digame...-Le dije prestando mi atención en ella.

Mafe posó su mano en mi hombro y sonrió.

-Quiero agradecerte por haber venido a la cena, también por hacer tan feliz a mi hija, jamás había visto ese brillo en su mirada y ese resplandor en su rostro...así que quiero recalcar que cuentas con todo mi apoyo, hija-esa palabra provocó que se me revolviera el estómago, no sabía que decir o que pensar, es díficil para mi poder ver a alguien como una figura materna-¿Te molesta que te llame así?

Ella me preguntó al ver mi reacción, le di una media sonrisa y negué.

-No, no es eso, es solo que...es raro escucharla llamarme así-confese y ella asintió.

-Lo entiendo, pero ahora eres parte de mi familia y eres la novia de mi Dani-ella me dijo y volví a asentir.

Terminamos de hablar con Mafe. Me acerqué a Calle y me despedí de ella con un corto beso en sus labios acompañado con un abrazo confortante. También me despedí de Germán quien bromeó con decirme que no quería nietos hasta que Calle tuviera cuarenta años. Cosa que era imposible, porque estoy segura que no queria parecer más una abuela que una mamá. Mi papá término de despedirse de los Calle cuando Germán hablo.

-Juanca, no quiero que se vayan caminado, Mario los puede llevar-German nos dijo y yo negué.

-No es necesario, Germán. Nuestra casa no está tan lejos-Le dije y él alzó una ceja, sabía que era inútil porque Germán Calle nunca acepta un no por respuesta.

-Tonterias, Mario los va a llevar-el saco el móvil de su bolsillo y parece que marcó el número de Mario.

Mi papá y yo sonreímos al ver a Don Germán, ya lo conocíamos muy bien.

-¡Listo!-el dijo guardando su teléfono de nuevo en su bolsillo-Mario los va a llevar, ya está esperándolos a fuera.

-¡Gracias, Germán!

-No hay nada que agradecer, Juanca.

Por último me despedí de mi castañita, ella no me soltaba, se aferraba a mi cintura y escondía su rostro en mi cuello, hasta que Germán la tuvo que separar de mí.

Nos subimos al auto de los Calle, mi papá saludo a Mario, pero yo no. No tenía la obligación de hablarle a sapos. Mi papá iba platicando con Mario mientras que yo tenía mi cabeza recostada en la ventana pensando en mi novia, en el que al fin la puedo tomar de la mano y caminar por el pueblo sin miedo a que alguien nos vea y le diga a su mamá. Quizá este es un milagro del cielo y el universo está conspirando a mi favor para que pueda ser feliz junto a la mujer que amo. Después de un tiempo en el que Mario manejo, mi papá se despidió de él y bajo del auto, yo también estaba por bajar hasta que la voz de Mario me detuvo.

Nuestra Promesa G!PWhere stories live. Discover now