Capítulo 144: La gratitud del rey

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Harry se sorprendió de lo rápido que la adrenalina de los eventos del día había disminuido de su cuerpo. En los pocos minutos que le tomó a él ya Severus caminar de regreso a sus habitaciones mientras la celebración en el Gran Comedor estaba llegando a su fin, se dio cuenta de que estaba exhausto.

Mientras caminaban, Harry trató de ordenar las emociones que lo descontrolaban. Rara vez lo hacía, pero se sentía extrañamente fuera de sí, y eso le molestaba. Había una enorme sensación de alivio, por supuesto, y alegría y orgullo por haber tenido éxito en su tarea. Pero había algo más, una inquietud persistente que no podía ignorar, y fue suficiente para embotar los sentimientos positivos.

Severus no estaba realmente preocupado por si mismo, más bien por Harry, pero estaba asombrado de cuánto tiempo había durado el joven en la fiesta, y cómo aprovechó las reservas de energía para seguir siendo una parte optimista y alegre de las festividades. Probablemente, nadie notó nada diferente en Severus mientras acompañaba a Harry, pero eso se debió a las expectativas generalmente más bajas de su compromiso con los demás. Severus estaba hasta los huesos, pero maldita sea si dejaría que alguien lo supiera.

La multitud se redujo rápidamente a medida que se alejaban del Gran Comedor. Incluso los marcos de los retratos por los que pasaron estaban vacíos, ya que todas las imágenes se habían movido para unirse a amigos en ubicaciones más centrales, para ver mejor lo que estaba pasando y unirse a las festividades. Un retrato tomó un enfoque diferente, desafortunadamente.

Sir Cadogan había decidido que les daría a Harry y Severus un último saludo cuando entraran a sus habitaciones. Se había unido a un Salazar Slytherin claramente molesto (a quien insistió en llamar "Sally") para esperar su regreso, ignorando las miradas de Salazar y los siseos de su serpiente. Harry estaba tan cordial como siempre, saludando al hombre y a la serpiente que ahora consideraba sus amigos, y reconociendo la celebración extremadamente ruidosa que Sir Cadogan estaba montando en su nombre.

Cuando la puerta finalmente se cerró, Harry dejó escapar un suspiro de alivio.

–Estoy tan contento de estar de vuelta aquí. Estoy hecho polvo –dijo, hundiéndose en el sofá. Severus entró en la habitación, notando el profundo frío que se había instalado y movió su varita para encender un fuego rugiente en la chimenea. Les sirvió a cada uno un vaso pequeño de brandy y los colocó en la mesa frente al sofá antes de sentarse allí.

–El frío desaparecerá en unos minutos. Sospecho que el clima cambió de nuevo, y nunca pensé en pedirle a un elfo que encendiera un fuego aquí antes de que regresáramos. Un poco de brandy te calentará, Harry –sugirió Severus. Estudió el rostro del joven y agregó–  Te ves notablemente angustiado para ser alguien que acaba de lograr la tarea de su vida. ¿Estás bien?

Harry solo levantó una ceja ante eso. Hablar de sus emociones no era algo que consideraría hacer con Severus. Simplemente dijo:

–No, me siento bien, cansado. Me siento nervioso por alguna razón, y no tengo idea de por qué.

Severus había pasado su vida reprimiendo sus emociones, aunque si alguna vez se hubiera tomado un momento para catalogarlas, sin duda "sentirse nervioso" sería su estado normal, se imaginó. Este había sido un día trascendental. Si bien había tenido unos pocos días preciosos de tal logro en su propia vida, se había dado cuenta de que otros habían tenido decepciones similares después de haber enfrentado un gran desafío.

–Harry, estás demasiado cansado para pensar con claridad en este momento. Después de una buena noche de sueño, podemos considerar lo que vendrá después para nosotros. Estuviste totalmente concentrado en tu confrontación con Voldemort durante tanto tiempo que nunca pensaste ni planeaste más allá de eso. Tenemos todo el tiempo que necesitamos para hacerlo bien. Sin embargo, para hacer eso, necesitamos descansar. Encenderé el fuego en el dormitorio y sugiero que nos pongamos ropa de dormir. Temo que nos quedemos dormidos y nos ahoguemos en un baño, o terminemos durmiendo de pie en una ducha.

La Piedra del MatrimonioWhere stories live. Discover now