Capítulo 26: Regalos de Navidad

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La mañana de Navidad en casa de los Weasley era el vivo ejemplo de la palabra caos. Aunque los Weasley no podían ser considerados ricos ni por un exceso de imaginación y benevolencia, había multitud de regalos en todas partes, incluyendo el famoso jersey Weasley para todos los presentes. Ver a Severus y a Sirius con jerseys a juego de color azul, con una "S" roja en el pecho, era una de las cosas más hilarantes que Harry pudiese imaginar. Ron y Remus también iban iguales, con sus brillantes "R" de color castaño purpúreo.

Sirius se había tomado muchas molestias para encontrar regalos para todos los niños, y aunque Harry sospechaba que Bill y Charlie, que no eran muchísimo más jóvenes que Sirius, estaban algo molestos de entrar en la categoría de "niños", estuvieron encantados con las estilizadas espadas que recibieron. Recordando la conversación sobre "sangre limpia" y espadas, Harry miró hacia Arthur Weasley. El hombre parecía entristecido de ver las espadas en manos de sus hijos, pero agradeció el regalo a Sirius con una inclinación de cabeza. Estaban en guerra, y aunque Arthur no quería reconocerlo, como miembros de la Orden del Fénix, sus hijos estarían en los frentes de batalla. Sirius dio una palmada en la espalda a Arthur, pero no se dijo nada más al respecto.

Para sorpresa de Harry, Severus también había traído presentes para todos. Eran en su mayoría libros carísimos que sabía que la familia Weasley no podía costearse, aunque para Fred y George había buscado ingredientes de pociones que les había vuelto locos encontrar. Aunque habían sido estudiantes de pociones más bien mediocres debido a su afición a las bromas, en realidad a la hora de hacerlas eran muy buenos. Para los productos de su tienda necesitaban un grado de habilidad que Severus, obviamente, reconocía. También había traído un libro de Historia del mundo mágico para los Granger, algo que evidentemente les encantó dada la naturaleza de las conversaciones que habían estado teniendo las últimas noches. Para asombro de Harry, también había traído regalos para Remus y Sirius. Se trataba de un viejo libro encuadernado en cuero. Harry se quedó atónito al ver que le daba algo a su padrino, pero cuando Severus se lo tendió a Sirius, vio cómo su padrino le tendía uno similar a Severus. Viendo la mirada de incredulidad de Harry, Sirius le sonrió y le revolvió el pelo.

–Son libros de familia –le explicó– Es algo que deberíamos haber intercambiado antes de que los dos os vinculaseis. Es una vieja tradición. Ya te los enseñaré luego, si quieres.

Harry asintió, pensando que debía tratarse de otra costumbre de la que no sabía nada. Estuvo encantado al recibir la nueva escoba que le ofrecieron Sirius y Remus, tanto con el regalo en sí como por el hecho de que los hombres habían firmado juntos en la tarjeta, como si ya fueran pareja. Su Saeta de Fuego había resultado dañada el día que arrebató de la mano de Voldemort el Ojo de Odín, y aunque todavía podía utilizarse, ya no era tan maniobrable como había sido.

Estaba sentado en el suelo con Ron, Hermione y Ginny admirando la escoba cuando Severus le dio un toque en la espalda para llamarle la atención. Se sorprendió ligeramente cuando le tendió una pequeña caja finamente envuelta inmediatamente después. Había esperado un libro como los que Ron y Hermione habían recibido del Maestro en Pociones. Abrió la caja con curiosidad. Dentro había un vial de poción. Al sacarlo, leyó la etiqueta en voz alta: "Oculus Reparium Infinitas".

Hubo varias exclamaciones sorprendidas ante el nombre, y Harry frunció el ceño mirando alrededor. Incluso Sirius parecía a un tiempo sorprendido e impresionado.

– ¿Ése no es el hechizo para reparar mis gafas, Hermione? –preguntó Harry. Pero Hermione sacudió la cabeza.

–No, ese es "Oculus Reparo". Lo que tienes en la mano es miles de veces mejor que una operación de retina o que el hechizo reparador de la vista.

La Piedra del MatrimonioWhere stories live. Discover now