Capítulo 7: Lazos que unen

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A la mañana siguiente Harry se sentó a la mesa de Gryffindor con un libro de pociones para principiantes ante él. Lo había buscado en la biblioteca aquella mañana temprano: era un manual que casi nadie tocaba excepto los de primer año, puesto que no trataba más que lo más básico. Había un apartado dedicado a la necesidad de cortar los ingredientes para las pociones de cierta forma, pero aunque mencionaba los cambios que esto tenía en las propiedades del ingrediente en cuestión, estaba tan cubierto de vagas referencias que un hijo de muggles no lo hubiese entendido, probablemente.

– ¡Oh, Dios, ha ocurrido! –rugió Seamus horrorizado. Harry levantó la vista sorprendido mientras los compañeros se le iban uniendo– ¡Harry está leyendo un libro de pociones!

Harry se sonrojó bajo las miradas de sus amigos, sobre todo de la de Ron.

–Oh, venga, dejadlo estar –les dijo– No es tan malo. Sólo intento asegurarme de que no me catean pociones –volvió el libro y se lo lanzó a Hermione– ¿Sabías que realmente crea una diferencia en la poción final el cortar o machacar ingredientes?

–Sí, claro –asintió Hermione– ¿Qué pasa con eso?

–No lo sabía –apuntó Harry– Ni siquiera recuerdo que se mencionara en clase. Y aunque me han dicho que es algo que cualquier mago aprende a los cinco años, es algo que los hijos de muggle suelen ignorar. ¿Cómo lo supiste tú?

–Lo leí, por supuesto –Hermione señaló el libro– Lo pone ahí bien claro.

–Lo pone de forma extremadamente vaga y confusa –repuso Harry– No hay nada claro, ni de lejos.

– ¿Entonces cómo lo has descubierto? –le preguntó Hermione.

–Me lo dijo el profesor Snape –explicó.

– ¡Oh, Dios mío, Harry! –Gimió Neville– ¿Te está obligando a estudiar pociones en tu tiempo libre?

–No, nada de eso –Harry frunció levemente el ceño– Sólo estábamos hablando –aunque tenía que admitir que sonaba un tanto extraño. A juzgar por las caras de sus amigos, ellos pensaban lo mismo.

– ¿Estabas hablando? –Inquirió Ron– ¿Con Snape? ¿Charlando como si tal cosa? ¿Sobre qué, sobre Quidditch?

–Sobre pociones –suspiró Harry– Pero no es como si pudiese ignorarle todo el tiempo, a veces tenemos que hablar, digo yo –y si era sincero consigo mismo, estaba empezando a divertirse incluso con algunas de sus conversaciones.

– ¡Debe ser un puto infierno! –exclamó Seamus.

–No es tan malo –les dijo a todos– No es... Él no es... –suspiró y se encogió de hombros– No es tan malo. Tal vez no os lo creáis, pero hasta le digo de todo y me quedo tan fresco.

Esto les dejó atónitos a todos. Hermione parecía realmente sorprendida:

– ¿Me estás diciendo que le insultas y no te quita puntos?

Harry negó con la cabeza.

–No cuando es fuera de horas de clase. Estoy seguro de que siente tentaciones de ello, pero nunca lo hace. Creo que piensa que no sería justo.

– ¿Snape siendo JUSTO? –Ron resopló con incredulidad– Venga ya, cuando nieve en el infierno.

– ¿Alguna vez le llamas por su nombre? –preguntó Dean, curioso. Harry frunció el ceño, perplejo.

– ¿Qué quieres decir?

–Bueno, se me hace raro que llames a tu compañero vinculado Profesor Snape –señaló.

La Piedra del MatrimonioWhere stories live. Discover now