Capítulo 64: El resto del mundo

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Una llamada a la puerta distrajo a Severus de la primera plana del diario. No se sentía preparado para enfrentarse al resto del mundo: se sentía con los nervios a flor de piel y extrañamente vulnerable. Además, si era honesto consigo mismo, tampoco quería que Harry se enfrentara al mundo tampoco. Parecía mejor quedarse encerrados en sus habitaciones, donde nada ni nadie pudiese alcanzarles...

La llamada se repitió, y Severus suspiró derrotado: listo o no, el mundo no se iba a desvanecer tras la puerta. Tomó aliento y la abrió. Sirius y Remus esperaban en el pasillo. Les hizo pasar.

– ¿Dónde está Harry? –preguntó Sirius de inmediato.

–En la ducha –repuso Severus. Vio que Remus aferraba una copia del Profeta en sus manos.

–Albus bajará en unos minutos –les dijo el hombre lobo, mientras se dirigían hacia la chimenea para tomar asiento delante de ella– Está reuniendo ejemplares de prensa internacional, y creo que quería informarse sobre qué ocurre con el Ministerio.

Sirius miró hacia la puerta cerrada del dormitorio, con gesto preocupado.

– ¿Cómo se encuentra? –preguntó. Severus supo enseguida a quién se refería, pero desgraciadamente no tenía una respuesta adecuada para eso. Se encogió de hombros, desamparado.

–Confuso, pero manteniendo el tipo. Como siempre –Harry siempre parecía soportar aquel tipo de cosas, ocurriera lo que ocurriese. Tenía que soportar cargas que nadie más soportaba, y las aceptaba como si fuese natural que lo hiciera.

– ¿Por qué no estabas allí anoche? –preguntó Sirius entonces, tomando desprevenido a Severus. Le miró asombrado, preguntándose cómo podía haberlo sabido... y entonces lo comprendió. Black había sido llamado. Claro, había sido llamado, y al contrario que Severus, había sido capaz de acudir. Sirius vio su sorpresa y se encogió de hombros– Tú y yo nos hemos peleado lo bastante a menudo como para saber cuán fuerte es el otro. Si yo fui llamado, tú también.

–La Marca Oscura –replicó Severus con amargura– me impidió responder a la llamada. El Señor Oscuro ostenta mi lugar, así como mi poder –no había forma de suavizar la realidad, y tampoco hubiese tenido sentido hacerlo. Black y los demás necesitaban saber cómo estaban las cosas. Por un largo instante, Sirius simplemente se lo quedó mirando con fijeza, y luego la comprensión se abrió paso en su rostro.

–Todos esos lugares libres –siseó– no estaban vacíos. Eran Mortífagos. Ya me sorprendía que Lucius Malfoy y mi prima Bellatrix no estuvieran presentes...

– ¿Cuántos? –Preguntó Remus– ¿Cuántos lugares había vacíos?

–Casi la mitad –respondió Sirius. Severus palideció al comprender lo que aquello implicaba. La mitad de los más poderosos magos y brujas del mundo portaban la Marca Oscura...

– ¡Merlín! –Exclamó Remus– ¿Contra eso luchamos? ¿Contra eso está luchando Harry...?

– ¿Lo sabías? –preguntó Sirius a Severus, acusador. Éste le lanzó una mirada negra:

– ¡Claro que no! –Protestó– ¡Ninguno de nosotros lo sabía! ¿Acaso te piensas que habríamos aceptado la marca si hubiésemos sabido eso? ¿Te imaginas a Lucius Malfoy renunciando a semejante posición? Además, ¡lo último que hubiese querido hacer yo era ayudar a Voldemort!

–Va a haber muchísima gente furiosa hoy por ahí –comentó Black.

–No creo que al Señor Oscuro le importe –replicó Severus– Si ha llegado al punto de dedicarse a invocar demonios antiguos, es que ya no está cuerdo ni de lejos.

El fuego llameó súbitamente y segundos más tarde Dumbledore entró por la chimenea, con un montón de periódicos en las manos. El anciano parecía cansado. Severus se preguntó cuánto habría dormido aquella noche. Albus saludó y ofreció caramelos de limón, que todos rechazaron.

La Piedra del MatrimonioTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang