Capítulo 44: Cierra los ojos

4.9K 594 98
                                    


A la hora de la cena, Harry casi se había acostumbrado a las miradas constantes de sus compañeros. Al fin y al cabo, no era la primera vez que le ocurría algo así, y lo cierto es que en esta ocasión, al menos, la gente dudaba en acosarle a preguntas... aunque había una característica peculiar propia que jamás había sufrido hasta ahora... las risitas.

Por todo el comedor había grupos de chicas que le miraban, susurrando entre ellas, y riéndose. Estaba empezando a ponerle nervioso. Cuando un grupito de Hufflepuff empezó a reírse tontamente justo detrás suyo, no pudo más y se inclinó a través de la mesa para preguntar a Hermione en un susurro:

– ¿A qué diablos se deben las risillas? ¿Qué les ha dado?

Ron, Dean, Seamus y Neville se acercaron para escuchar la respuesta, sobre todo cuando se dieron cuenta de que Hermione enrojecía antes de contestar:

–Oh, yo que tú no me preocuparía... es sólo un cambio de perspectiva.

– ¿Un cambio de perspectiva? –repitió Harry, sin entender. Miró a los otros chicos, que se encogieron de hombros. Todos parecían igualmente desconcertados. Hermione suspiró y buscó en su bolso hasta sacar su ejemplar del Profeta. Lo puso sobre la mesa y señaló la foto de la primera página. Era la misma que Harry había visto ya: Remus, Severus, Alrik y él mismo entrando en el gran comedor.

– ¿Qué ocurre? –preguntó, sin comprender qué relación podía tener la foto con las risas. No es que fuese precisamente la foto más reveladora que le habían sacado. Corazón de Bruja había reproducido varias de él sin camiseta el año pasado. Por lo visto, alguien se las había sacado cuando se estaba cambiando antes de un partido de Quidditch. Las mejillas de Hermione se colorearon:

–Es por el cuero, Harry –los cinco chicos la miraron como si se hubiese vuelto loca. Harry volvió a mirar la foto, sin entender nada. Hermione gimió– ¿Por qué no tengo amigas chicas...? Mira, Harry, la mayoría están acostumbrados a verte parecer heroico. Hay que decir que la falta de gafas también ha mejorado considerablemente tu popularidad por parte del público que te adora...

– ¿Se están riendo así porque ya no llevo gafas? –preguntó Harry, incrédulo.

–No –Hermione negó con la cabeza– De hecho, es menos por ti que por el Profesor Snape.

– ¿¡Snape!? –Ron y Neville se exclamaron a la vez. Seamus se atragantó con el zumo de calabaza y Dean le palmeó la espalda.

–Bueno –Hermione se reclinó un poco en el asiento– Mira, Harry, cuando te casaste con el profesor, todos le miraron y se preguntaron qué diablos le habías visto. Ahora, creen que lo han descubierto... han tenido un cambio de perspectiva –todos la miraron de nuevo sin entender– Oh, vamos, quiero decir... ¡el Vikingo es... uff! Y todo el mundo está enamorado del profesor Lupin. Pero Snape siempre viste esas ropas negras tan discretas, y ahora va y aparece vestido de cuero. Con botas. Y la espada –su sonrojo aumentó, mientras su sonrisa se volvía depredadora– No quiero decir que sea guapo, pero... vamos, es... ya sabes... sexy.

– ¿Piensas que Snape es sexy? –los ojos de Ron se llenaron de incredulidad y celos. Agarró el periódico para mirarlo más de cerca mientras Seamus y Dean espiaban por encima de su hombro. Neville parecía desconcertado. Harry miró a su amiga con la boca abierta:

– ¿Me estás diciendo que todos se ríen porque pensaban que me había casado por dinero, y ahora creen que lo hice por su cuerpo?

Hermione se lo pensó unos segundos, antes de asentir con satisfacción:

–Ajá. La vida de casado parece que le sienta de maravilla. Últimamente tiene mejor aspecto, creo que es por el pelo. Pero el cuero, Harry... el cuero hace que sea lo más –se abanicó con la mano, como si estuviese muerta de calor. Ron estaba entre horrorizado y preocupado. Miró a Hermione fijamente. Hermione no ocultaba su entusiasmo ante la foto que los chicos seguían mirando.

La Piedra del MatrimonioWhere stories live. Discover now