23. Un intento más

480 125 63
                                    

Recordad votar  y comentar en los tres capítulos para que se cumpla la meta.

Recordad votar  y comentar en los tres capítulos para que se cumpla la meta

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La tormenta descendía sobre mí con una fuerza imparable. La lluvia me atravesaba la piel, como si desease alcanzarme el alma, y una parte de mí sentía que debía disculparme por haberla ofendido. Los relámpagos teñían el bosque de un azul eléctrico que me aceleraba el pulso. Los truenos resonaban entre la vegetación en busca de una paz que no lograban encontrar.

La luz de las lunas no iluminaba la noche, pues el cielo estaba cubierto por nubes tan negras que sus rayos no conseguían atravesar el espesor de la tormenta. El frío era insoportable. La escarcha había dibujado un camino hasta mis entrañas que me congelaba de dentro hacia fuera. Tenía los labios púrpuras y hacía posiciones que no sentía los dedos. El único sonido que oía sobre la ira de la naturaleza era el castañetear de mis dientes.

La capa de hielo cubría el bosque y proyectaba un fulgor celeste que bañaba el entorno. La lluvia caía sobre la vitrina protectora, emitiendo sonidos armoniosos que parecían agradar a la vegetación, cuya belleza cristalizada, incluso en aquellas condiciones, era difícil de ignorar.

En aquella ocasión no hallé piedras de corazón de lava ni ramas con las que alimentar una hoguera. A mi encuentro solo acudió el abrazo de la escarcha, que me dibujó fractales sobre el cabello y la ropa.

Estaba atrapada.

Las paredes de hielo que se extendían a mi alrededor formaban cascadas por las que se deslizaba el agua antes de acumularse a mis pies. La espesura cristalizada me observaba con su mirada gélida. La luz del hielo me atravesaba la carne con estalactitas invisibles. El hormigueo que se apoderó de mis músculos me indicó que tenía que moverme, pero estaba demasiado cansada, demasiado triste, demasiado fría.

Me obligué a recordar el rostro de mi padre. La calidez de sus abrazos. El amor de su perdón. Llevé las manos al saco de cuero en busca de refugio. Gemí dolorida. Me estaba congelando. Tenía que moverme.

Me alejé de la lágrima con un jadeo. Si la utilizaba en el Bosque de Hielo Errante, alteraría el campo energético y generaría una explosión que lo destrozaría todo a su paso. Deseé que el lobo se encontrase a salvo. El animal no tenía la culpa de haber acabado en aquel lugar inexorable.

Cogí la daga que descansaba junto a mis pies. Los colores de las ramas talladas brillaban en la noche azul. El hielo que se acumulaba en sus puntas se mantenía sólido incluso bajo la lluvia. Moví el cuchillo sobre la superficie helada. El dolor me atravesó los músculos.

«Un intento más» —susurró Trasno en mi mente.

—Un intento más —prometí con el alma rota.

Cogí aire antes de deslizar la daga sobre el cúmulo de hielo. La escarcha que cayó sobre mi ropa se disolvió entre las gotas de lluvia. Repetí el movimiento una y otra vez. Me ardieron los brazos. Me sangraron los dedos. Una y otra vez.

La tormenta rugió sobre mí. La luz de los relámpagos permitió que me viese reflejada en la punta de flecha que acababa de labrar. La joven que me observó desde la superficie especular tenía un rostro fiero. En el fuego que contenían sus ojos, encontré el calor de un hogar que me animó a seguir luchando.

—Un intento más —susurré mientras cogía otra flecha.

Y otra.

Y otra.

Y otra.

Mi sangre dibujó espirales en los charcos, que se agrandaron con el murmullo de la lluvia. Me esforcé por mover el cuchillo, tratando de abrirme el paso entre el hielo que amenazaba con congelarme el alma. El dolor se volvió insoportable. Cerré los ojos. Imaginé que volvía a casa.

Me desvanecí sobre el charco de agua helada, pero no me importó. En mi mente estaba abrigada por la hoguera del jardín trasero, donde mi padre y yo contábamos estrellas hasta la llegada del amanecer. Sus ojos ambarinos me sonrieron mientras me entregaba una infusión de canela que me abrigó el corazón.

—Por Isla —susurró antes de acercar su taza a la mía.

—Por mamá —respondí con cariño.

Una discusión agrietó las paredes de mi delirio. Sentí pasos junto a mí. Me obligué a luchar contra la escarcha que me sellaba las pestañas y abrí los ojos para toparme con unos intensos iris verdes llenos de preocupación.

Àrelun me rodeó con los brazos y permitió que apoyase la cabeza en su pecho. La calidez de su cuerpo me anegó los ojos de lágrimas y me volví avergonzada. Al otro lado, descubrí a mis acompañantes observándonos con el mismo horror que me helaba las venas.

—Está bien —me susurró Àrelun mientras me acariciaba la espalda—. Aguanta un poco más, Moira. Vas a salir de esta.

🏁 : 90👀, 44🌟 y 20 ✍

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

🏁 : 90👀, 44🌟 y 20 ✍

La tormenta nos está aniquilando... 😭

Hemos descubierto el lado oscuro del Bosque de Hielo Errante 🥶

¿Qué os ha parecido? ☹

¿Y qué creéis que ocurrirá ahora? 😵‍💫

El engaño de la calma (Completa)Where stories live. Discover now