Hetaliá

427 126 198
                                    

Muchas gracias por todos los comentarios del capítulo anterior  ❤

El reino que les rendía pleitesía a los océanos volvía a estar sumido en el caos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El reino que les rendía pleitesía a los océanos volvía a estar sumido en el caos. El ataque de Rivule, que había llegado al castillo para «apoyar» al Ix Realix tras la huida de su madre, puso el foco de atención en todas sus actividades. Las investigaciones analizaban cada uno de sus movimientos en busca de información. La Fortaleza todavía no lo sabía, pero el aqua llevaba helios siendo un aliado de Catnia. Habían empezado a trabajar juntos incluso antes de la muerte de Adaír, por lo que la antigua Ix Realix, como recompensa, le había prometido que le cedería la tiara de aquamarinas a su hija, otorgándole a la familia Rivule el mayor estatus de Neibos.

Pero la Sin Magia lo había estropeado todo.

Rivule maldijo en la soledad del bosque rubí y llevó una huella de plasma a la herida que le teñía el unüil de escarlata. Habían estado tan cerca de conseguirlo...

—¡La asesinaré con mis propias manos! —bramó furioso.

Tantos soles desarrollando estrategias, tantas lunas de mentiras y esfuerzos para nada. Rivule gritó por el dolor y la rabia. Después, se obligó a mantener la calma. Aquella no era la primera vez que tenían que volver a empezar de cero. Catnia estaba muerta, pero Elísabet seguía con vida. Ahora todo dependía de ella.

Una sombra se coló entre sus piernas y Rivule se volvió para enfrentarla.

—¿Has venido? —le preguntó aliviado.

Rivule separó la ropa que le cubría el abdomen y dejó sus heridas al descubierto. Una mano helada se acercó para curarlas y la preocupación que lo invadía se mitigó al instante.

Al menos, hasta que sintió el filo de una daga atravesándole la carne.

El cuerpo del Ixe se retorció en busca de ayuda. Rivule quiso gritar, pero la tranquilidad del bosque solo se vio interrumpida por el gorgoteo de la sangre que le brotaba de la garganta.

—Te han descubierto. Ya no me sirves para nada.

* * *

Killian quería matar a Rivule con sus propias manos. La confusión que siguió a lo ocurrido en la gran sala de reuniones se propagó por toda la Fortaleza. Los Ixes y los agentes del castillo iban de un lado a otro tratando de cumplir sus órdenes lo antes posible. Una vez conocida la traición de Rivule, el Consejo empezó a atar cabos. Ya comprendían por qué el enemigo había sorteado las defensas de la Fortaleza en tantas ocasiones, por qué habían sustituido a Alis por una impostora sin que nadie se diese cuenta y por qué, hiciesen lo que hiciesen, siempre iban un paso por detrás de su adversario.

Al jefe del clan le estaba resultando más difícil de lo esperado luchar contra el instinto que lo animaba a correr en busca de Rivule y condenarlo a una muerte lenta y dolorosa. Así habían perecido los cientos de inocentes que habían caído protegiendo al clan en los últimos ciclos. Así habían fallecido los neis que yacían sobre las briznas de hierba azul de los jardines. Así habría muerto Moira si el lobo no la hubiese protegido.

El engaño de la calma (Completa)Where stories live. Discover now