El fin

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Aquí nos despedimos, amigas 😭

¿Me ayudáis a escoger la cubierta de mi próxima novela? 🤔

¡Leed el siguiente apartado para descubrirla!

Los Aylerix se reunieron en una de las salas de la Fortaleza y se miraron en un silencio cargado de tensión, pues Quentin no se encontraba entre ellos

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Los Aylerix se reunieron en una de las salas de la Fortaleza y se miraron en un silencio cargado de tensión, pues Quentin no se encontraba entre ellos. Tras la ceremonia de los caídos, el verdadero Ix Regnix rubí había acompañado a Emosi de regreso al clan de las emociones. Killian no se arrepentía de haber permitido que los soldados abandonasen la Guardia antes de la guerra, pero tenía que admitir que ver que su amigo ya no portaba el emblema que los unía le resultaba doloroso.

En realidad, a todos les ocurría lo mismo. La Guardia se había convertido en una familia, y aunque los Aylerix sabían que Quentin tenía una responsabilidad con su reino, era duro verlo marchar. Con la victoria, Max, Aidan y Mónica también habían considerado abandonar la Fortaleza Aquamarina y el servicio a los seis reinos, pero sus corazones no estaban dispuestos a dejar a sus hermanos atrás.

Moira, Cruz, Elísabet y Mrïl se unieron a ellos en cuanto finalizó la reunión de los Annorum Vitae. Los eruditos les habían pedido que verificasen que no quedaban partículas de energía transmutada en el desierto, pues querían evitar otra desgracia. Musa y Marco, que los habían acompañado para protegerlos en caso de que hubiese algún peligro escondido entre las dunas, también se adentraron en la estancia.

—¿Cómo ha ido? —les preguntó Mónica a su llegada.

—Como cabría esperar —respondió Elísabet abatida.

—Alis neutralizó un jirón de tinieblas que se aferraba a las paredes del abismo —informó Cruz con voz cansada—. Ahora podemos corroborar que ya no queda ni rastro de la energía transmutada en el desierto.

Killian buscó a Moira con la mirada y la joven le dedicó una sonrisa triste. Volver al lugar en el que había visto morir a su padre le había resultado difícil, pero encontrarse con la sangre de los miles de inocentes que habían perecido entre la arena fue incluso peor. En cuanto percibió la tristeza que se respiraba en la sala, Mrïl se pegó a las piernas de la joven. Por desgracia, el portal de destellos escarlatas que se formó ante ellos no hizo más que aumentar la tensión.

—Perdonad el retraso —se disculpó Quentin—. Gobernar un reino en el que todos los consejeros han fallecido resulta más difícil de lo que parece.

El silencio que siguió a sus palabras provocó que el Aylerix frunciese el ceño. Los neis intercambiaron miradas incómodas mientras Killian caminaba hacia él y le ofrecía la mano.

—Si hay alguien capaz de devolverle al clan Rubí la gloria que merece, eres tú.

Quentin estrechó la mano del Ix Realix con orgullo, emocionado por la sinceridad de sus elogios.

El engaño de la calma (Completa)Where stories live. Discover now