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Momo no era una persona a la que le gustaba mucho moverse sino era para realizar alguna coreografía, pero no estaba disgustada con la idea de hacer ejercicio en el gimnasio que disponía el edifico donde vivian. La empresa tenía uno también pero se sentía más cómoda en este.

Usaba el estar horas en el gimnasio como un método para liberar un poco de estrés que tenía sobre ella. La gira y las miles de actividades en sus agendas la sofocaban.

Pensaba en como estaría Dahyun, no era para nada un secreto de que la chica de piel pálida era su favorita entre las menores. No entendía porque, pero la gran necesidad de protegerla y estar atenta a ella eran inevitables para ella. Quería mucho a Dahyun, como una hermana menor.

Su lobo también estaba contento con la idea de tener a Dahyun cerca y desde que esta había viajado a EEUU para cumplir con su agenda personal, este había estado caprichoso, no queriendo comunicarse casi nada con Momo, quedándose tan callado y quieto que parecía no estar ahí. Momo se había asustado cuando se despertó y no sintió a su lobo mover la cola desesperado porque la chica coma algo, pensó que había perdido el lazo con su animal interior pero este solo estaba tirado, con la panza hacia arriba aullando bajito queriendo ver a Dahyun.

—Ella todavía no va a regresar. — Y ahí se encontraba ella, una vez más, dándole una charla a su lobo, en medio de su rutina de levantar pesas, intentando hacerle entender de que no ver a las chicas unos días no significaba el fin del mundo.

Quiero ver a mi omega, deberías querer lo mismo que yo. Humana tonta.

Momo casi dejo caer la pesa que tenía sobre su cabeza cuando sintió sus brazos flaquear.

¿Acaso su lobo llamo "mi omega" a Dahyun?

—Retira lo que acabas de decir, sucio animal. — respondió mientras dejaba la pesa en el piso, preparada para tener una buena conversación con el tonto lobo que tenia dentro. — Dahyun no puede ser y no es nuestra omega ¿Entendiste? Ella de seguro tiene como alfa destinado a alguien mucho mejor que tú.

Ajá, ahora dilo sin que te duela y quieras llorar. Sabes que estoy en lo correcto, tú también lo sientes. Es ella Momo. Nuestra destinada.

Momo tembló ligeramente, no podía ser cierto lo que su lobo decía. Además ella no creía en la tontería de destinados, simplemente un cuento de hadas que los más ilusos creían. Su lobo era un total iluso.

—Seguir repitiendo eso, simplemente porque no quieres aceptar la realidad de que la historia de los "destinados" son simplemente cuentos para niños, realmente hace que me preocupe. Deberías espabilar, lobito.

Y tú deberías darte cuenta de la realidad antes de que sea muy tarde, niña.

Momo simplemente gruño, dando por finalizada la conversación, no iba a continuar con las alucinaciones de su lobo.

Decidió tomar sus cosas e ir a darse una ducha en el dormitorio. No estaba nadie más que Tzuyu y Mina, y si estaban ellas era como si no estuviera nadie. Ninguna salía de sus habitaciones más que para comer algo o avisar que saldrían, cosa que sabía que no pasaría.

Luego de su relajante ducha, se lanzó a su cama para taparse por completo y comenzar a mirar que había de nuevo en Instagram. Eran pasadas las seis de la tarde en ese entonces. ¿Qué hora seria en Nueva York?

Sacudió su cabeza para disipar ese pensamiento y siguió con su objetivo de ver que había de nuevo.

Busco el perfil de Itzy, sabía que las menores estaban en su primer tour mundial y se alegraba mucho por ellas. Sonrió al ver las fotos que subían de los conciertos que habían tenido en esos días. Las cinco se veían muy felices y eso era suficiente para que ella se sintiera feliz.

Mint and Roses - DahMoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant