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Ser madres era hermoso, sus gemelos habían pintado de nuevos colores su día a día, pero eso no quería decir que fuera fácil. La mayoría del tiempo lo tenían controlado, la otra parte era completamente sorpresiva, se podrían presentar situaciones a las que debían adaptarse por el bienestar de sus hijos. Como por ejemplo que ambos enfermaran del estómago dos días antes de su primer aniversario de bodas.

Momo estaba frustrada, no iba a mentir, tenía en mente muchos planes para celebrar con su esposa. Llevaban un año de matrimonio y quería que fuera especial, aunque no pudo darse como deseaba.

Los gemelos habían estado inquietos durante toda la noche del lunes, al día siguiente fueron al consultorio del Dr. Kang donde descubrieron que ambos tenían dolor de estómago, al parecer la leche de fórmula que estaban consumiendo habia causado ello. Si de por si era toda una odisea tener a dos cachorros, era aún más difícil hacerlo si ambos estaban llorando constantemente por el malestar que sentían.

Ninguna de las dos descanso demasiado ese día, la única manera de que ambos se calmaran era meciéndolos boca para abajo y agotaba a ambas rápido.

El Dr. Kang les habia recetado unas gotas para que ayudase con el dolor, pero los cachorros no daban tregua, el sabor era amargo y solo terminaban llorando más fuerte cuando sus madres intentaban dárselo.

Cancelaron todos sus planes, habían pedido unos días libres de las actividades para pasarlo juntas por la fecha especial, pero estaban en su hogar con ojeras y dos cachorros de mal humor.

El tercer día, y el día de su aniversario, se llevaron un gran susto cuando Seiren comenzó a vomitar de nada, haciendo que ambas se apresuren a llegar al hospital de vuelta. Dahyun lloró cuando le dijeron que le podrían una vía con suero a su hija y lloró aún más cuando la pequeña lo hizo al sentir la aguja atravesar la tierna piel de su mano.

—Ya bebé, mami está aquí. —La omega se sentía destrozada al ver a su cachorra de esa manera, un sabor amargo llenando su boca. La niña estaba acostada en una de las camas del hospital, solo tenía puesto su pañal por la fiebre que habia comenzado de vuelta, su escaso cabello pegándose a su sudorosa frente mientras miraba con sus ojos llenos de lágrimas a su madre omega, Dahyun sabía que ella estaba asustada. —Te pondrás mejor, vas a ver, tú eres una niña muy fuerte. —Se inclinó para dejar un beso en su frente haciendo que la menor suelte un quejido por lo bajo. Era raro ver a Seiren tan quieta y tranquila, solía ser ella quien siempre estaba moviéndose queriendo que sus madres jueguen con ella o que la carguen para ser paseada por la casa.

Momo estaba en el pasillo fuera de la habitación donde habían metido a su hija, Kyong estaba durmiendo en sus brazos mientras ella caminaba de esquina a esquina, ida y vuelta para que su hijo pueda descansar un poco. Contestaba las llamadas y mensajes de sus amigas y familiares, todos felicitándolas por su primer aniversario pero pronto cambiaba a preguntas llenas de preocupación cuando la alfa comentaba la situación en la que se encontraba con su omega e hijos.

Para ambas esa fue la peor noche. Seiren habia caído rendida por el cansancio pero mientras dormía, al moverse, habia hecho que la vía que estaba conectada a su manito saliera de lugar causando que despierte llorando por el dolor. En menos de un minuto el Dr. Kang apareció en la habitación.

Kyong se encontraba llorando también, la razón era que habían decidido inyectarle un medicamento que haría que se sienta mucho mejor en poco tiempo, aunque nadie le dijo a Momo que se lo pondrían en el glúteo.

La alfa gruño cuando su cachorro comenzó a removerse por el dolor y pronto las lágrimas mojaron sus mejillas, sintió su corazón achicarse y quiso alejar a los enfermeros pero sabía que solo estaban haciendo su trabajo.

Mint and Roses - DahMoWhere stories live. Discover now