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—Bien, lo repetiremos una vez más completo y luego estaremos listas por hoy. —Las ocho chicas asintieron ante las palabras de su coreógrafa. Estaban agotadas por el largo día que habían tenido. —Vamos de nuevo ¡1, 2, 3, 4, 5, 6, 7,8! —Se movieron en sincronía, haciéndolo ver fácil, eran como un mecanismo bien calibrado. Llegaron los pasos finales y la coreógrafa aplaudió cuando terminaron. —Perfecto, esta canción esta lista. Descansen, nos veremos en unos días. —Todas se despidieron de la mujer mientras tomaban sus pertenencias.

Momo se apresuró a meter todo en su bolso, mirando la hora en su teléfono. — ¿Vas a la sesión de Hyunie?

Volteo a mirar a Chaeyoung y negó. —Su sesión ya termino hace un buen rato, pero le prometí llevarle un pastel de chocolate para ver películas juntas hoy. Pasare por una pastelería antes de ir a casa. —Sonrió y miro a sus compañeras. —Nos vemos en el dormitorio.

Una semana paso desde que la omega había colapsado luego de ataque que sufrió en la cocina del dormitorio, la madre de esta no se había separado de ella por dos días hasta que tuvo que volver a atender asuntos de su empresa y además hablar con sus abogados acerca de algunas pruebas que habían encontrado. Dahyun se encontraba mejor, más calmada y las sesiones ayudaban bastante. Aún no era tarea fácil poder relatar todo lo que su padre hizo, pero poco a poco, encontraba las maneras de poder hacerlo.

Momo sabía que la omega se sentía en confianza con la Dra. Yang y siempre le agradecía por tratar a la menor con tanto cariño.

Estaba tomando enserio su trabajo de cuidar de la menor, teniendo en cuenta lo que la profesional había dicho sobre el apego emocional, se encargaba de que Dahyun se sienta segura.

Se encargaría de que Dahyun se sienta la omega más amada de todo el mundo si era necesario.

Salió del lugar, dirigiéndose hacia sus managers quienes felices aceptaron el pequeño desvió de ese día. Llego antes que las sus compañeras, a pesar de haber tardado bastante, pero cuando su teléfono vibro con un mensaje de Jihyo diciendo que habían salido a cenar, comprendió todo.

Entro a su habitación para encontrarse a su omega leyendo un libro, recostada en la cama. Dahyun alzo la mirada y sonrió al encontrarse con la alfa.

—Hola cielo. —Momo dejo un beso en la frente contraria, sentándose a su lado en la cama. — ¿Cómo estás?

—Hey. —Dejo de lado el libro y rodeo el torso de la mayor con sus brazos. —Estoy bien y tú hueles a pescado.

Momo bufo. —Ya sé, estuvimos practicando casi todo el día, no sé cómo las piernas siguen respondiéndome. —Se levantó para caminar hacia el closet. —Me daré una ducha rápida para luego cenar y empezar la noche de películas ¿Esta bien?

—Claro, preparare el ramen mientras tanto ¿Trajiste el pastel? —Momo rio al ver el brillo en los ojos de la menor y asintió. —Eres la mejor, te amo. —La omega se levantó de la cama para caminar hasta la mayor y dejar un corto beso en sus labios. —Ve a bañarte, por favor.

—Yah, Hyunie. —Sus labios se formaron en un puchero mientras la omega reía. Una idea atravesó su cabeza y tomo a la menor por la cintura. —Me he portado bastante bien contigo, te conseguí tu pastel favorito e incluso traje las papas que tanto te gustan y ni que decir de tus bebidas favoritas. —La contraria asintió, pasando sus brazos por el cuello de la alfa. — ¿Puedo tener una recompensa?

Dahyun la miro confundida. — ¿Recompensa? —Momo asintió, bajando sus manos hasta la parte trasera de la chica, apretando sus glúteos. — ¡Momo!

La alfa sonrió. —Recompensa. —Beso la mandíbula de la chica para bajar hasta su cuello y dejar pequeños besos en la zona.

La menor suspiro, complacida ante el gentil toque de la mayor. —N-no podemos, las chicas es-están.

Mint and Roses - DahMoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora