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Tokyo, Japón.

— ¡Vamos, solo una más! —Los flashes iban y venían, sus ojos ya estaban acostumbrados a la sensación. —y listo. —el fotógrafo sonrió satisfecho ante el resultado de la sesión. — Quedaron muy bien, Momo. Ya estas libre, buen viaje de vuelta.

—Muchas gracias por tu esfuerzo y por los buenos deseos. —la alfa sonrió para luego hacer una leve reverencia. —Me retirare ahora, nos vemos.

Se despidió del staff mientras se dirigía a los camerinos. Minutos después ya estaba lista para ir al hotel y así lo hizo.

Mientras miraba por la ventana del auto sonrió, mañana volverían a Corea y vería a las chicas de vuelta. Vería a una omega muy especial para ella.

Estuvo comprando bastantes regalos para dicha persona, no podía evitar tomar lo que veía y la hacía recordar a Dahyun. Poco a poco estaba aprendiendo a aceptar que lo que sentía por la chica era más que aprecio, mucho más.

Cuando llego a su habitación de hotel; decidió empacar sus pertenencias, dejando afuera solo lo que usaría para ir al aeropuerto. Dormiría con la ropa que traía puesta, le daba igual.

Unos toques en su puerta la distrajeron de su tarea, dejo su camiseta a medio doblar sobre la cama y se dispuso a abrir la puerta a la persona de afuera.

— ¡Momorin! —una sonriente Sana fue lo que encontró al abrir la puerta y detrás de ella a Mina, quien solo alzo su mano en forma de saludo. —Pensamos que aún no llegabas.

Una vez ambas estuvieron dentro de la habitación, Momo cerró la puerta, avanzando hacia la cama a continuar con su tarea. —Han, llegue hace un rato. Decidí empezar a empacar y me olvide de avisarles que ya estaba aquí.

Sana se lanzó a la cama, moviendo la maleta y el contenido. —Ups, lo siento. —una risita juguetona salió de sus labios y Momo solo negó. — ¿Cómo estuvo la sesión? ¿Qué fue lo que estuvo mal en la última para que hayan tenido que repetirla?

—Estuvo bien y al parecer lo que sucedió fue que los archivos se dañaron de alguna manera, por lo cual todo se perdió y por eso tuve que ir de vuelta hoy.

—Eso sí que es una muy mala coincidencia. —la menor de las tres hablo y Momo asintió. Aunque Sana no había captado bien lo que Mina quería decir— Ya sabes—miro a su mayor. —que los archivos dañados justo hayan sido los de la sesión de Momo.

La omega asintió comprendiendo al fin. —Bueno, por lo menos ya todo está arreglado y mañana podremos volver con las chicas. —miro su celular y comenzó a teclear con vehemencia.

Ambas alfas enarcaron una ceja y se miraron, Sana no era de enviar mensajes sino de hacer llamadas pero estos días había estado pegada al celular casi todo el tiempo.

—Sana ¿Con quién haz estado hablando tanto? Nunca te había visto tan pegada al celular como ahora. —Momo dejo de lado una vez más sus pertenencias y se cruzó de brazos esperando una respuesta.

—Yo también tengo la misma duda. —la alfa menor se colocó al lado de Momo, imitando su posición.

La nombrada solo rio por lo bajo, dejando de lado su teléfono y suspiro. — ¿Secreto Misamo?

Las alfas chillaron emocionadas, Momo simplemente tiro la ropa que quedaba por empacar a la maleta y la cerro para dejarla en el piso. Mina se dirigió al teléfono de la habitación para ordenar algo para comer y tomar.

Cuando acabaron se acercaron a la cama, acomodándose las tres para quedar frente a frente.

Desde que se conocieron, en su época de pre debut, habían congeniado muy bien. Cuando una de las tres necesitaba ayuda en lo que fuera, las otras dos estaban en primera línea dispuestas a ayudar. Lo mismo pasaba cuando una de ellas tenía algo que contar y era muy importante, así había nacido el "secreto Misamo", una clave que solo ellas conocían, un secreto que se quedaba entre las tres sin importar lo que pase.

Mint and Roses - DahMoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora