capítulo 37

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El celador saca un móvil y marca un número, espera a que respondan y dice.
- Me acabo de encontrar a una mujer aquí en la morgue, si espero, no no la dejaré escapar.

Constanza aterrada mira a todos los lados y a continuación dice.
- No podríamos esperar fuera, este sitio me da escalofríos.

El celador muy serio responde.
- Lo siento pero yo no puedo salir de aquí, a no ser que vaya a buscar a un muerto, como es este caso.

Constanza mira hacia la camilla y señalando dice.
-  ¿ No me estara diciendo que ahí hay un muerto, verdad?.

El celador asiente con la cabeza y responde.
- Efectivamente, ese es mi trabajo, yo traslado muertos y me encargo de preparados para cuando venga las familias a recoger a sus seres queridos o cuando son donados a la ciencia, entonces mi trabajo consiste en bañarnos y prepararlos, como es este caso, ahora voy a prepararlo porque se lo van a llevar para estudiarlo los alumnos de último curso de medicina, lo están esperando en la Sala de autopsias.

Constanza mira con miedo hacia la camilla, después mira al celador y dice con voz aterrada.
- No podía estar esperando fuera, le prometo que no me iré a ningún sitio.

El celador muy serio responde.
- Lo siento pero debo cumplir las órdenes que me dieron y estas fueron que usted no podía salir de la morgue, si quiere puede sentarse en esa silla, mientras yo voy a preparar el cuerpo.

Constanza mira hacia la puerta primero, después a la silla y con mucha asco decide al final sentarse.

El celador mira a Constanza unos segundos y después se dirige hacia la camilla y la traslada hasta donde están las  plataformas, y dice.
- Ya que esta aquí, ayudeme a trasladarlo a la plataforma.

Constanza mira al celador totalmente desencajada y dice.
- ¿ Que ha dicho usted, que yo haga?.

El celador muy sitio dice.
- Quiero que coja a este hombre por debajo de los hombros, mientras yo lo cojo por los pies y me ayude a trasladarlo de la camilla hasta la plataforma. Vamos a que espera para hacerlo.

Constanza totalmente aterrada, se pone blanca y al cabo de unos segundos, se levanta como una autómata y se dirige hasta donde está el celador esperando.

Al llegar se sitúa donde le manda el celador y coge al muerto por los hombros, y al levantarlo empieza a moverse el pecho del hombre por lo que Constanza lanza un grito y suelta de golpe al muerto mientras se aparta diciendo.
- Se ha movido, se ha movido, este hombre esta vivo.

El celador se acerca hasta el muerto lo mira, comprueba las constantes vitales y después dice.
- Señora cállese, esto es normal, no haga un drama, dejese de comportarse como una histérica.

Constanza sigue gritando sin hacer caso alguno al celador por lo cual este se acerca hasta ella y levantando la mano le da un cachete en la cara y dice.
- Cállese y vuelva a coger por debajo de los hombros al muerto, no tengo todo el día.

Constanza niega con la cabeza y dice.
- No, no yo no lo hago, ese hombre esta vivo, no esta muerto.

El celador muy serio y enfadado responde.
- Deme la mano, acérquese.

Constanza dudando mucho le da la mano y se acerca.

El celador le coge la mano y se la pena en el pecho del muerto y dice.
- Lo ve como esta muerto, venga vuelva cogerlo por los hombros.

Constanza no muy convencida se acerca hasta donde estaba antes y al pasar oye varios pedos, mira a su alrededor.

El celador al ver a Constanza parada dice.
- ¿ Y ahora que es lo que ocurre?. ¿ Porque se ha parado?.

Constanza señalado al muerto y dice.
- Se ha tirado varios pedos.

El celador sonríe ampliamente y dice.
- No sea tonta, esta muerto como va a tirar un pedo un muerto. Déjese de inventar historias y coja al muerto por los hombros de una vez.

Constanza con mucha aprensión agarrar al muerto, lo mira unos instantes dudando, respira hondo y lo alza.

Después de colocarlo en la plataforma Constanza se gira y se aleja un par de pasos, pero el celador dice.
- ¿A donde va, aun no hemos?.  Ahora me tiene que ayudar a desvertirlo, para que yo pueda lavar lo para prepararlo.

Constanza mira al celador y dice.
- ¿ Cómo?. ¿ Qué yo haga que?. Ni piense que yo voy a desvertirlo, hágalo usted solo.

El celador muy serio responde.
- Usted hará lo que yo  le ordene, aquí yo soy el jefe y si se hubiera fijado por donde  iba, no estaría en esta situación, así que cállese y obedezca, después tendrá que hacer lo que le ordene el vigilante.

Constanza vuelve a girarse y se dirige de nuevo hasta la plataforma, se acerca otra vez, vuelve a mirar al muerto con mucho miedo y dice.
-  ¿No podemos dejarlo así?.

El celador niega con la cabeza  y responde.
- No, el muerto cuando van a la sala de autopsias deben estar lavados y desnudos, no pueden llevar ropa alguna.

Constanza resignada empieza a quitarle la parte de arriba del pijama al muerto, primero un brazo, pero debido a la rigidez del mismo tiene que hacer un gran esfuerzo para poder quitarle la manga.

El celador muy serio  dice.
- Recuerde es un ser humano, tratele con cariño y que no sufra ninguna lesión, que este muerto no quiere decir que haya que maltratar lo.

Constanza muy nerviosa y aterrada vuelve coger el muerto por el brazo para continuar.

El celador mientras va a buscar todo lo necesario para después proceder a lavar lo.

Uno minutos más tarde, Constanza logra la fin quitarle una manga, suspira feliz pensando que ya ha acabado pero el celador le dññice.
- Cuando acabe de quitarle la parte de arriba, quité le también el pantalón, con mucho  cuidado.

Constanza mira el celador con intención de decirle algo pero al ver su expresión decide seguir con lo que le han ordenado y callar.

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La Prometida AusenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora