capitulo 120

54 12 2
                                    

Mientras Gabriela se dirige hacia la sala que da a las caballerizas, en ese instante se acercan Soledad junto con James y Luis, su esposo.

Soledad al ver a Gabriela tan pendiente de lo que ocurre fuera pregunta.
- ¿ Qué es lo que estás mirando por la ventana, Gabriela?.

Gabriela sonriendo dice.
- Solo estoy mirando las caballerizas, sabes muy bien como me gustan los caballos, son mi debilidad.

Soledad muy extrañada dice.
- Gabriela, sé que eso no es lo único. Es cierto que te gusta los caballos pero para estes tan pendiente de las caballerizas no es normal.

Gabriela piensa unos segundos, después dice.
- Muy bien, te lo diré. Constanza esta ahora mismo en las caballerizas.

Soledad muy extrañada dice.
- Gabriela, Constanza tiene pavor, mejor dicho es nombrar la palabra caballo y huye como una loca. ¿Quieres explicarte mejor?.

Gabriela mira a todos y les dice.
- He mandado a Constanza a ayudar con los caballos.

Soledad mira fijamente Gabriela , se queda callada unos minutos, después dice.
- Creo que he oído mal. ¿Acabas de decir que has mandado a Constanza a ayudar con los caballos?.

Gabriela asiente con la cabeza diciendo.
- No has oído mal, es eso lo que he hecho.

Soledad se queda callada unos instantes, después empieza reírse a carcajadas.
A continuación se coloca junto a Gabriela junto a la ventana y dice.
- Hazme sitio, no me quiero perder nada de lo que va a ocurrir.

Luis, el marido de Gabriela dice.
- Creo que mi hermana Constanza no sabe en que problema se ha metido.

James aún aturdido dice.
- Creo que no me gustaría estar en su pellejo.

Mientras en las caballerizas, Constanza escucha las órdenes que le da el peón pero aunque él insiste Constanza no se mueve del sitio hasta que el peón muy cabreado dice.
- Voy a tener que ir a hablar con la señora Gabriela, en vez de ayudar me esta dando más trabajo.

Constanza al oír el nombre de Gabriela sale del shock reaccionando, por lo que empieza a decir gritando.
- No, no, por favor, no lo haga.

El peón duda unos segundos, después dice aún molesto.
- Voy a volver a decirle las órdenes de nuevo, pero si no obedece entonces iré con la señora Gabriela, no puedo perder el tiempo, tengo muchas cosas que hacer.

El peón con gran desconfianza lo repite todo otra vez.

Constanza muy nerviosa, casi temblando empieza a seguir las órdenes.

Durante más de dos horas , Constanza sigue ayudando al peón, cuando acaba con el último caballo, Constanza suspira feliz pensando que ya ha acabado todo y se dispone a salir de las caballerizas pero en ese instante el peón dice.
- Aún no hemos acabado, ¿ a donde cree que va?.

Constanza se para en seco muy pálida, se gira y dice.
- Creí que ya estaba todo, que podía irme.

El peón niega con la cabeza, la mira unos segundos de arriba a abajo diciendo.
- Ahora tenemos que limpiar todas las cuadras y dar de comer a los animales, incluso los cerdos. Lo que no entiendo es porque no se ha cambiado de ropa y de calzado. Estamos en el campo, no en la ciudad, aquí hay que estar vestido con ropa de trabajo, no con vestido y con zapatos de tacón. Tenga cuidado donde pisa.

Constanza mira a lo largo de toda la instalación unos minutos, después dice.
- Creo que no comprendo, a que se refiere exactamente.

El peón muy molesto dice.
- Que con esa ropa y esos zapatos va a tener problemas para poder realizar el trabajo. Ahora va a ir a coger la pala y un rastrillo, además deberá coger una carretilla.

Constanza que entiende nada dice.
- ¿Para que quiero una carretilla, una pala y un rastrillo?.

El peón suspira varias veces, después dice.
- Como quiere recoger los excrementos de los caballos, con las manos. El rastrillo es para hacer una montaña con ellos, después lo coge con la pala y lo echa en la carretilla, a continuación cuando este llena tiene que llevar la hasta el contenedor que esta afuera, regresar y volver otra vez hasta acabar. Cuando acabe con las cuadras y haya dado de comer y de beber a todos los caballos, se dirigirá hacia las pocigas que se encuentra a cien metros a la derecha de las caballerizas girando a la derecha. En ese momento le explicaré como tiene que limpiar las pocilgas.

Constanza mira al peón unos instantes, después se cruza de brazos diciendo muy seria .
- Yo ya hice mi trabajo, ese no es mi cometido, así que me voy.

El peón responde.
- Creo que hay algo no sabe y que debería saber antes de marcharse.

Constanza muy segura dice.
- A que se refiere exactamente.

El peón responde.
- Usted tiene que obedecer me en todo, comprende en todo. Aquello que yo le mande hacer, lo tiene que hacer, no se puede negar. Si lo hace tengo orden de avisar a la señora Gabriela.

Constanza muy pálida dice.
- No, no es cierto, no puede ser verdad.

El peón mueve la cabeza de arriba hacia abajo afirmativamente. Después dice.
- Bien como ya hemos dejado las cosas claras, ahora va a hacer lo que le mande. Tiene dos horas para dejar todo esto muy limpio, no quiero volver y verlo todo sucio, si eso sucede responderá ante la señora Gabriela.

A continuación el peón se va de las caballerizas dejando sola a Constanza.

Constanza mira a todos los lados sin moverse, al cabo de unos minutos entra otro peón silbando se dirige hacia el cuarto de herramientas, saca varias cuerdas y se va.

Constanza sigue sin reaccionar, se queda parada.

Al cabo de varios minutos Constanza empieza a caminar muy lentamente hacia el cuarto de herramientas, al llegar mira a todos los lados hasta encontrar la pala y el rastrillo, los coge y los coloca en la carretilla. Sale del cuarto y muy lentamente se dirige hacia las primera de las cuadras.

Una vez ante la puerta, Constanza mira al caballo muy nerviosa y con voz muy baja dice.
- Esto me lo vas a pagar Gabriela,

Después coge el rastrillo lo apoya en la pared, se acerca muy despacio hasta el caballo y le dice.
- Se bueno, no me hagas daño.

El caballo levantar la cabeza hacia Constanza, se apartamento de ella y trata de darle una patada para apartarse de ella.

La Prometida AusenteWhere stories live. Discover now