La Prometida Ausente

capítulo 123

Constanza mira a todos los lados aterrada.

Gabriela sigue hablando.
- Por si no lo sabes, Carlos y todos los demás peones tienen la orden de pasarme un informe diario con las tareas que has hecho y como las has realizado. Si recibo una sola queja o hay algo que no está en condiciones entonces recibirás un castigo. Ahora devuelven el móvil a Carlos, tengo que hablar con él.

Constanza devuelve el móvil y se queda quieta sin moverse.

El peón, Carlos, escucha las órdenes de Gabriela y de vez en cuando mira a Constanza.

Constanza agacha la cabeza y no dice nada.

Al cabo de unos minutos Carlos cuelga y guarda el móvil, después mira a Constanza muy serio diciendo.
-Ya oyó a la señora, espero no tener más problemas. Ahora me va a seguir hasta donde estén los cerdos, no me haga repetir las cosas otra vez.

El peón se pone de camino de nuevo, Constanza le sigue a paso ligero y sin mirar donde pisa  por lo que resbala varias veces.

El peón no se para, Constanza se levanta con mucha dificultades.

Al llegar donde están los cerdos , el peón empieza a explicar lo que tiene que hacer. Después de cinco minutos, mira a Constanza y le dice.
- ¿ Has comprendido todo lo que tienes que hacer? ¿ Tienes alguna duda?. Espero que no, todo es muy fácil. Tienes dos horas para hacerlo, recuerda después debes ir donde los caballos y hacer lo que has dejado mal hecho. Vendré a comprobarlo todo, incluido lo de los caballos.

A continuación mira la hora y dice.
- Si no te das prisa te vas a perder la cena, recuerda la cocina después queda cerrada hasta mañana en la hora del desayuno.

Después el peón se marcha sin mirar atrás. Constanza lo mira unos instantes, a continuación dice.
- Gabriela, juro que me vemgaré , esto no queda así.

Constanza mira a donde están los cerdos con asco, después mira a sus zapatos, que ya están todos sucios.
- Tengo que encontrar un calzado adecuado. No puedo seguir con estos zapatos.

Constanza busca en todos los sitios sin encontrarlos, viendo que el tiempo esta pasando decide ponerse a hacer lo que le han dicho.

Se acerca hasta donde están los cerdos y busca alguna herramienta, sin encontrarla. Cansada de buscar sin éxito, mira a su alrededor hasta que logra ver a unos peones, sonríe y se dirige hacia ellos.

Los peones que habían estado pendientes de ella la ven como se acerca por lo que sin perderla de vista siguen con su trabajo.

Al llegar Constanza les mira y espera hasta que alguno le miré.

Al ver  que  ninguno le hace caso, se empieza a enfadar por lo que golpea con el pie en el suelo.

Al oír el ruido uno de los peones levanta la vista de lo que estaba haciendo y con cara de pocos amigos dice.
- Deje de molestar y váyase de aquí señora.

Constanza le mira respondiendo.
- Deje las groserías, solo quiero hacer un par de preguntas y me voy.

El peón la mira de arriba hacia abajo unos segundos, después dice.
- Mire he sido muy educado y su lugar aquí es también de simple peón, así que bajese los humos y hable con más respeto.

Constanza que no se esperaba  esa respuesta se queda con la boca abierta y sin saber que decir durante unos segundos.

El peón vuelve a su trabajo, sin hacer caso a Constanza. Constanza mira al resto de los peones y se da cuenta que ninguno le hace caso.

Enfadada se acerca hasta uno de ellos, diciendo.
- He sido amable y vosotros unos groseros. Solo quiero saber donde están las herramientas y como puedo conseguir calzado adecuado.

Los peones se miran  entre sí sin responder, hasta que Constanza cansada dice.
- ¿ Es que nadie me va a responder?.

Uno de los peones levanta la cabeza un poco y dice.
- Todo lo relacionado con el trabajo debe hablarlo con el capataz o con la dueña de la propiedad, pero hágalo con buenos modales.

A continuación el peón continua trabajando, mientras Constanza se queda parada sin saber a donde ir.

Pasan los minutos muy rápidamente, y de repente se oye una campana sonar.

Los peones recogen las herramientas y se van, quedando Constanza sola.

Constanza al verlos alejarse se queda indecisa, sabe que aún le falta mucho trabajo por hacer y que no va a acabar a tiempo para poder ir a la cocina.

Constanza suspira desesperada, busca con la mirada al capataz, después de un tiempo lo ve y va casi corriendo, por lo que debido a los zapatos que lleva, rompe los tacones y retuerce los pies varias veces.

Casi sin aliento llega hasta el capataz, después de recuperarse un poco dice.
-  ¿Me puede decir donde están las herramientas y como puedo conseguir calzado adecuado?.

El capataz mira a Constanza y dice.
- En primer lugar, se saluda y en cuanto a las herramientas se reparten todas al principio de la jornada  cuando la jornada se acaba, las herramientas quedan guardadas bajo llave hasta el día siguiente y nadie puede tenerlas después de oscurecer, es una norma de Seguridad que todo peón sabe. ¿ Acaso no ha leído las normas?.

Constanza agacha la cabeza y con voz muy baja dice.
- No, lo siento, no me acorde.

El capataz se acerca más hasta Constanza y con voz muy grave y fuerte dice.
- Eso es una falta muy grave, debere decírselo a la dueña, alejese de mi vista, vaya hasta el despacho de doña Gabriela, espere allí, no se mueva hasta que ella vaya. ¿ Lo ha entendido?.

Constanza asiente con la cabeza muy despacio y casi susurrando dice.
- Si señor, ahora voy.

El capataz se cruza de brazos, espera a que se ponga en movimiento. Al ver que Constanza aún no se mueve dice.
- Tampoco sabe obedecer las órdenes, vamos a que espera. ¿ Acaso espera a que la lleve la mano?.

Constanza muy bajo dice.
- Puedo decir algo, por favor.

El capataz serio dice.
- Hable, pero rápido.

Constanza suplicando dice.
-   ¿Puedo ir antes a la cocina a buscar un poco de comida?.

El capataz antes de responder mira la hora en el reloj, después dice.
- En diez minutos se cierra cocina, si no se da prisa no conseguirá nada, primero vaya al despacho de doña Gabriela y después vaya a la cocina. Recuerde que también debe hacer la cocina entera antes de retirarse y dejar la mesa puesta para mañana para el desayuno. ¿ Ha acabado todas las tareas que le han asignado?.