Valtrana [BL]

39.- "Rumores"

Enviar al capitán Gifford a una de las zonas más alejadas de Erdine para distanciarlo del príncipe no era una labor sencilla, ni siquiera para el rey y su consejero real, pues debían encontrar un motivo de peso para justificar su traslado.

—El capitán es muy cercano a la plebeya esposa del príncipe. Un rumor nos facilitaría el trabajo —sugirió Waldrión.

—Siempre estás un paso adelante, mi estimado Waldrión —Leofris sonrió complacido.

Al estar los ánimos más tranquilos, Luciel le confesó a Valtrana, con escasas palabras, lo desastrosa que resultó la reunión con esas jóvenes pertenecientes a la facción noble. Sin embargo, el príncipe obvió todo lo demás y en su cabeza solo resonó la parte que involucraba su orgullo.

—Una esposa no debe adular a otros hombres y menos en público —Valtrana se quejó—. Me has dejado en ridículo.

—Solo defendí el honor del capitán, no podía permitir más embustes y las comparaciones me parecieron absurdas —Luciel replicó.

—Luci, cariño, debes pensar con cuidado cada una de tus palabras antes de expresarlas. Los nobles no peleamos a puño limpio, lo hacemos con cuchillos disfrazados de sonrisas —Acarició su rostro con gentileza.

—Entonces su arma es la hipocresía —Apartó la mano de Valtrana con la suya.

—Me encanta tu sentido de percepción, solo así sobrevives en la alta sociedad —Valtrana le sonrió.

Luciel reflexionó sobre las máscaras que Valtrana debía utilizar para poder permanecer de pie en su entorno, pero él conocía lo que había detrás, un ser imperfecto, vanidoso, pero que al mismo tiempo poseía un gran corazón. Hacía lo que estaba al alcance de sus manos para procurar el bienestar de su pueblo.

El príncipe le anunció el próximo evento al que debía asistir y el joven asintió sin reservas. Luciel detestaba ser el centro de las constantes miradas, pero lo afrontaba tenazmente como castigo por pretender ser lo opuesto a su esencia natural. Desde pequeño lo soportaba debido a su apariencia, por lo que al igual que Valtrana, creó una imagen que mostraba a los demás, pero con motivos ligeramente distintos. Fue así como se dedicó a practicar los días antes de esa fecha, Valtrana le ayudaba con ello, pero cuando sus responsabilidades limitaban su tiempo, Luciel acudía por ayuda con el capitán Gifford.

—Los últimos días me ha sorprendido, él en verdad conoce bastante de todo —mencionó Luciel al escribir.

—Val se vio obligado a aprender debido a su posición. A pesar de su singular personalidad y holgazanería, lo considero un hombre inteligente y con gran capacidad —Gilbert se sentó a su lado.

Luciel pretendía mejorar su caligrafía ya que Valtrana le delegaba con frecuencia sus funciones. Debido a su humilde origen, su nivel de escritura estaba por debajo del príncipe heredero. Gilbert se acercó a él para señalarle un error y el joven se mostró agradecido. Las doncellas que los miraban a la distancia murmuraban sin que ellos se percataran de su presencia.