63.- "La ira del soberano"

513 84 53
                                    

El hombre mayor revisaba los documentos en su despacho a la vez que bebía su té caliente. Detuvo la taza antes de que el borde tocara sus labios debido al alboroto proveniente del exterior. El mayordomo llamó a la puerta, su rostro tenía algunas gotas de sudor y su voz se tornó dubitativa al anunciarle que tenía una visita. Riker sospechó que no era un invitado grato por la expresión de su sirviente, pero antes de que se le indicara continuar, el inesperado invitado se presentó ante él. Los ojos de Riker se ampliaron al ver a su hermano de vuelta en la mansión que se suponía le había sido expropiada y entregada a él por el príncipe Valtrana. Lo primero que vino a su mente fue que quizá Cardale había escapado, pero por su complexión obesa resultaba algo imposible que hubiese escalado los colosales muros para después atravesar el mar hasta Erdine, pues fue confinado en la prisión de Vanglapur, una isla en medio de la nada. Su aspecto lucía bastante decente para alguien que estuvo en prisión, ni siquiera tenía las distintivas marcas de quemadura en el rostro.

—Veo que no estas feliz de verme, hermano —espetó Cardale.

—No es eso, estoy sorprendido de verte tan pronto luego de lo que hiciste —dijo Riker al ponerse de pie y Cardale emitió una risa.

—No cometí crimen alguno, ese príncipe no sabe lo que provocó.

Riker De Perisic pretendía enviar una misiva con urgencia al castillo real, aunque el príncipe no se encontraba en la capital, al menos llegaría a manos del rey. Sin embargo, su intención no podía ser llevada a cabo, pues el rey mismo había ordenado la liberación de su hermano, así como los otros nobles involucrados en el tráfico de Albas. La bienvenida para todos ellos no fue acogedora por parte de los lugareños, además, el panorama de sus economías era desastroso, casi preferían volver a la prisión, pues el rey tuvo en cuenta sus posiciones y fueron tratados con dignidad, manteniendo sus lujos mientras estuvieron recluidos. Su requerimiento debía ser de vital importancia para el rey, puesto que tan pronto como el documento de indulto llegó a la prisión de Vanglapur, tanto el duque De Perisic como el resto de nobles involucrados fueron llevados hasta el reino de Erdine.

Tenían la instrucción de viajar a la capital para una audiencia con el rey, con la advertencia de que el noble que no acudiera en el tiempo justo, regresaría a prisión sin beneficio alguno y sería tratado como cualquier criminal. El temor les hizo llevar consigo solo aquello que pudieran cargar y se trasladaron de inmediato en Pegasos, pues intuían el motivo de su llamado.

El soberano y su familia cenaban en el gran comedor, sus dos esposas no se dirigían la palabra, ni siquiera la mirada y su pequeño hijo no solía hablar a menos que su hermano mayor estuviera presente, solo se escuchaba el leve sonido de los utensi...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El soberano y su familia cenaban en el gran comedor, sus dos esposas no se dirigían la palabra, ni siquiera la mirada y su pequeño hijo no solía hablar a menos que su hermano mayor estuviera presente, solo se escuchaba el leve sonido de los utensilios y las servilletas al ser tomadas. El rey estaba inquieto y trató de controlarse, pero el insoportable silencio lo desquiciaba. Se levantó antes de terminar sus alimentos y, sin disculparse, se retiró del comedor. Elaine lo miró de reojo, en definitiva, algo no estaba bien con Leofris, lo había notado desde tiempo atrás, pero no se atrevía a incordiarlo con preguntas, todavía menos luego del castigo en público que le propinó al capitán Williams. En cuanto a la reina Hesda, cada día que pasaba desde el incidente con el capitán, le era angustiante, pues el rey se comportaba de forma hostil. Al poco tiempo que él abandonó el comedor, Hesda hizo lo mismo.

Valtrana [BL]Where stories live. Discover now