57.- "Las diferencias entre ambos"

650 102 100
                                    

Estaba gratamente sorprendido de encontrarse con la joven que tanto había estado buscando. Se suponía que tenía la misión de encontrarla, pero fue ella quien llegó a él. Los parpados de Lucina se abrieron considerablemente, tragó saliva a la vez que cerró sus labios en un intento de controlar sus emociones. Miró hacia los lados para cerciorarse de que no hubiera nadie más y trató de alejarse, pero el capitán la sujetó de su delgada muñeca, impidiendo que se marchara. Ella tiraba con fuerza para soltarse y Gilbert no comprendía el motivo por el cual quería huir después de haberlo ayudado.

—Conozco su secreto, pero no le haré daño —exclamó Gilbert con voz clara y firme.

Ella lo miró directamente, sus ojos rebosaban honestidad, la misma que recordaba cuando los visitaba en su hogar. Dejó de luchar y el joven se disculpó por su rudeza, Lucina negó con la cabeza, pues no le había hecho daño alguno, solo se sentía inquieta por lo que sucedería con ella y con su hermano, pero sobre todo por no poder de dejar de mirar los rosáceos ojos del capitán. Él la invitó al cuartel para poder conversar con propiedad, a lo que la joven accedió con la condición de que la tratara como a un varón para mantener las apariencias. Gilbert imaginó que no tendría problema, pues ya había fingido con el joven Vawdrey, sin embargo, se le dificultaba no poder mostrar su cortesía al escoltar a la damisela hasta su oficina en el cuartel del norte.

El interior de la habitación era más cálido, le pidió a la joven que tomara asiento y le ofreció una bebida caliente similar al té, pero le agregaban un poco de vino, lo que le brindaba un sabor distinto. La servidumbre trajo un contenedor de metal y un par de tazas cuya mitad inferior eran del mismo material y la mitad superior de cristal transparente. La bebida vertida era humeante y oscura, con un potente sabor dulce. La joven tomó la bebida entre sus manos para calentarlas y acercó el vapor a su rostro para aspirar su agradable aroma.

—Me siento muy agradecido por su ayuda —Expresó Gilbert al ocupar el asiento frente a ella.

—Podría apostar a que les hubiera ganado solo, pero existía la posibilidad de que saliera herido y no pude quedarme quieta esperando a que eso pasara —Sopló la bebida y dio un sorbo.

Los ojos del capitán se abrieron de más al escuchar las amables palabras provenientes del cálido corazón de la joven. Como miembro primordial de la Guardia Real y sustituto del príncipe en sus combates, era ya algo esperado que resultara herido, por lo que recibir ayuda o provocar interés de alguien más se sentía extraño, diferente, un sentimiento bastante agradable.

—La he estado buscando por todas partes —mencionó Gilbert y la sorpresa se reflejó en el rostro de la joven—. Quiero decir, el príncipe Valtrana me pidió que encontrara su paradero —Aclaró la garganta al corregir.

—Él se casó con mi hermano, ¿no es así? —dijo Lucina y el capitán asintió—. ¿Por qué Luciel hizo eso?, ¿por qué ese hombre lo sigue permitiendo?

—Tomó una decisión muy arriesgada para protegerla. Cualquier otro noble, no, cualquier otro hombre hubiera pedido la cabeza de Luciel en esa situación.

—Lo sé, no quiero ni imaginarlo —Lucina bajó la mirada

—Tuvo la suerte de que Valtrana reaccionara de manera inusual.

—Luciel detesta ser comparado con una mujer y no es bueno mintiendo, de seguro la está pasando muy mal —Emitió un largo suspiró al mantener la mirada baja.

—Me gustaría decir que está equivocada, pero es verdad que pasó por situaciones difíciles, aunque en estos momentos no lo sé con certeza —La joven alzó la mirada ante sus palabras.

El joven Gifford le contó, a manera de resumen, los sucesos que involucraban a su hermano y al príncipe heredero. Lucina hizo puños las manos, la ira en su interior se alimentaba con cada anécdota que le relataba, pues sonaba a que el príncipe solo sacaba ventaja de la ingenuidad de su hermano, a la vez que se mofaba de él.

Valtrana [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora