8.- "Unión forzada"

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─No, no, no ─expresó Lucina molesta ─. ¿Por qué hiciste eso?

─Te aseguro que en ningún momento acepté algo así, debe ser un malentendido ─respondió Luciel angustiado.

─Entonces dile la verdad, que no fui yo, que se equivocó, otra vez.

─Sabes en la terrible posición que me pondría si le digo que fue a un hombre a quién le propuso matrimonio. El castigo sería más que confinarme un tiempo en un calabozo.

─Lo sé, jamás te pondría en peligro ─abrazó a su hermano ─. Pero él fue quién se equivocó, no le conviene que se sepa, así que no tomaría represalias si le cuentas la verdad.

─No lo sé, está demasiado interesado en ti, creo que está enamorado.

─Él no está enamorado de mí, es solo que... ─Lucina hizo una pausa para medir sus palabras. Luciel no comprendía lo que su hermana trataba de decir ─. Es solo que es torpe y caprichoso.

Luciel trató de convencer a su hermana de que trataría de arreglar ese problema que él había causado. A los ojos de Luciel, Valtrana era un buen hombre, alguien digno para su hermana, le era increíble pensar que Lucina lo rechazara tanto, ya que un apuesto y amable príncipe era con lo que toda doncella soñaba. Así mismo, él deseaba convertirse en ese príncipe alguna vez para su dama destinada.

El joven Vawdrey estuvo pensando durante todo el tiempo que duró la claridad del sol sobre el horizonte, la única resolución posible con daños menores, fue conversar acerca de lo sucedido con una persona discreta y sensata como lo era Gilbert. Luciel había tratado poco al joven Gifford, pero ese pequeño lapso le fue suficiente para determinar la clase de persona que era, le pareció alguien de confianza, en quién poder depositar sus inquietudes, esperaba que su instinto no estuviese equivocado.

Al día siguiente, Luciel se dispuso a encontrar la residencia de la familia Gifford, por lo que averiguó con las personas que se topó en la ciudadela dónde se encontraba localizada dicha vivienda. De Inmediato se dirigió a la dirección obtenida de una mujer mercader, para su infortunio el joven Gifford no se encontraba en ese momento en casa. Esperó por su regreso, pero las horas pasaban y Gilbert no aparecía, Luciel decidió dejarle un mensaje con el guardia que custodiaba la entrada a la mansión.

A pesar del humilde aspecto de Luciel, el guardia accedió a su petición y le transmitiría sus palabras al joven Gifford. Luciel agradeció al hombre de mediana edad y se marchó de ese lugar. En el trayecto meditaba sobre el corto tiempo que le quedaba y las escasas opciones que tenía para salir bien librado de tal situación.

Cuando se encontraba de regreso en su casa, se encontró con la sorpresiva visita de Gilbert, el cual conversaba ameno con su hermana.

─Vine por encargo del príncipe ─Gilbert estrechó la mano de Luciel ─. Ya le he entregado a tu hermana el paquete.

─Ya agradecí todas las atenciones al caballero, también le mencioné que habías ido a buscarlo porque querías hablar con él ─dijo Lucina a su hermano.

─¿De qué se trata? ─preguntó Gilbert.

Luciel le sugirió tomar asiento, ya que era difícil explicar la delicada situación en la que se había metido. Le explicó lo sucedido desde el primer momento en qué lo conoció, haciendo énfasis en esa noche cuando se encontró a Valtrana en el bosque, cerca del lago y el hecho de que su hermana no estaba enamorada del príncipe.

─Agradezco que me confiaras lo sucedido, pero no te voy a negar que el asunto es complicado ─expresó Gilbert preocupado.

─No sé de donde obtuvo esa idea el príncipe, si en ningún momento mencionó algo referente al matrimonio.

Valtrana [BL]Where stories live. Discover now