Valtrana [BL]

70.- "Reencuentro y despedida"

El Pegaso atravesó el río y descendió cerca de la multitud, los colores de la criatura eran ampliamente reconocidos por lo que, para la mayoría, fue motivo de asombro. La figura del príncipe descendió de la criatura alada y los caballeros hicieron una reverencia ante su presencia. El hombre de vestimenta oscura y capa amplia que le daba la espalda se volvió hacia él, la emoción en su rostro no podía ocultarse, muy similar a la que el príncipe sentía. Sus pasos los acercaron, Gilbert inclinó su cuerpo para apoyarse sobre una rodilla a la vez que la otra tocaba el suelo, bajó la cabeza y mostró sus respetos al príncipe heredero. Valtrana le extendió la mano y le instó a levantarse, cuando estrechó su mano, lo jaló con fuerza hacia arriba para rodearlo con ambas manos por el cuello y la espalda, a lo que Gilbert respondió con el mismo toque de violencia inofensiva que reflejaba afecto fraterno, pues era la primera vez que habían estado tanto tiempo separados desde el momento en que se conocieron.

Eclipsado por la presencia del príncipe, el joven salió a sus espaldas y se dirigió hacia enfrente, sonrió de medio lado al verlos junto de nuevo. Desvió su mirada a la figura que se encontraba detrás del capitán y fue como si ambos hubiesen desaparecido, al igual que el resto del mundo. Luciel pasó a un lado de ellos guiado por el hilo invisible que lo conectaba a su alma gemela. La emoción de uno estaba reflejada en el rostro del otro al igual que un espejo, ella se apresuró hacia él y lo estrechó con fuerza, con la misma intensidad con que se unen dos piezas que encajan a la perfección. Su cabeza quedó ligeramente apoyada en el pecho de su hermano, cuando antes era a la altura del hombro, sus brazos no lo rodeaban por completo, pues su cuerpo se había robustecido. Lucina se sintió tan pequeña a la vez que inmensamente feliz en sus brazos. Para Luciel fue como si ella se hubiera encogido, la sostuvo con cuidado para evitar dañarla, aunque fue menos de un año, para ambos se sintió toda una vida lejos uno del otro.

Los ojos de Valtrana se ampliaron y de inmediato frunció el ceño, pero su vista se vio interrumpida por los aldeanos y caballeros que lo rodearon. Mostraban sus respetos y se ponían a su servicio, por lo que se vio obligado a atenderlos. En ese momento, las lágrimas brotaron de los ojos de la joven a la vez que alzaba la mirada para apreciar el rostro de su hermano.

—Has crecido —expresó Lucina con una sonrisa al acariciar su rostro.

—Quizá tú te encogiste —Cubrió con su mano la de ella y cerró los ojos al esbozar una sonrisa.

La sensación que lo invadió solo era comparable al haber recuperado una parte de su alma, una parte de sí mismo que creía pérdida. El suave toque de su hermana le proporcionó paz, una incomparable dicha que hacía mucho no sentía. El frío en el ambiente se disipó y una cálida atmósfera podía sentirse alrededor de ambos. El cuerpo de Luciel se fortaleció, había desarrollado músculos y estatura, aunque Valtrana lo notó con anterioridad y no dudó en manifestárselo, solo lo creyó por completo cuando su hermana se lo señaló. No solo él había cambiado, se mostró sorprendido a la vez que curioso por el cabello tan corto de su hermana, así como la vestimenta masculina que portaba. Además, demoró en percatarse de que se encontraba junto con el capitán Gifford. Lucina se disculpó una y otra vez por haberlo abandonado, pero le explicó sus motivos, quería evitar la visión que tuvo de él con el príncipe. Por ello se fue lejos, ocultándose bajo su nombre y adquiriendo la apariencia de un varón. Ambos se rieron al darse cuenta de que usurparon la identidad del otro.

Se hizo una brecha entre la multitud que rodeaba al príncipe, así pudo verlos a corta distancia, apretó su mandíbula al ver que esa persona de cabello corto se acercó tanto a Luciel, le abrazaba y sonreía.

—¿Quién es ese? —cuestionó Valtrana con cierto tono de molestia.

—¿Estás hablando en serio?, ella es "tu ángel" —respondió Gilbert.