71.- "Punto de quiebre"

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La sangre Alba estaba funcionando de nuevo, los dolores comenzaron a disminuir y su ánimo mejoró. Las voces en su cabeza se apagaron, pero el imaginar a su primogénito involucrado con otro hombre le hacía hervir la sangre. Era difícil contener el motivo de su cólera, pero le avergonzaba que más personas tuvieran conocimiento de su vergüenza. Ni siquiera con su consejero había compartido la información, aunque sabía que precisaría de su guía para tomar la mejor decisión. Hacía bastante tiempo que el rey y la reina no compartían el lecho, dada su condición, Leofris optó por dormir en una habitación amplia y aislada del resto. Sabía que esa noche los pensamientos siniestros le impedirían conciliar el sueño, así que fue hasta los aposentos de la reina y se anunció para conversar. Ella se sentía extrañada a la vez que feliz por ver a Leofris con un semblante más relajado, aunque su mirada reflejaba un gran desasosiego.

El rey ordenó a las doncellas y guardias que los dejasen solos, que se mantuvieran alejados de la puerta que conducía a dicha habitación. Ella le ofreció tomar asiento, tras un silencio casi sepulcral, Leofris le comunicó las sospechas de la posible traición de su primogénito, sin vacilaciones ni grandes explicaciones, con frases breves y concisas. Hesda sintió como si el suelo hubiese sido removido de golpe, estaba desorientada y su vista se vio empañada por una neblina que se creó en su interior. Repetía una y otra vez que eso era imposible, con un nudo en la garganta y dolor en su corazón. Se puso de pie y le dio varios argumentos al rey por los cuales lo que decía no era más que un embuste malintencionado.

—Aún no está confirmado, pero de ser verdad lo que Elaine sospecha, no sé lo que podría llegar a hacer —expresó cabizbajo.

—¿Esto es idea de Elaine? —preguntó Hesda y él asintió.

Las emociones de la reina se desbordaron al escuchar el nombre de la persona que lo instigó. La sangre caliente subió a su cabeza y se apoderó de su voluntad, permitió que la rabia y frustración fluyeran por todo su ser. Decidió pasar la noche en los aposentos de la reina, temía que los demonios de la soledad hicieran desastres en su cabeza. Cuando él se recostó para descansar, ella acarició su cabeza para que conciliara el sueño más rápido, tan pronto sus respiraciones se volvieron lentas, se cubrió con su vestimenta amplia y holgada y salió sin hacer ruido de la habitación.

Al caminar por el extenso pasillo, pensaba en lo mucho que Leofris amaba a Valtrana, pero temía que dejara de hacerlo y que le propinara un castigo similar o superior al del capitán Williams. Para Hesda siempre fue evidente el resentimiento de Elaine hacia ella y a su hijo, nunca se manifestó en contra ya que el rey solía favorecerlo a pesar de todo. Inventar tal calumnia no merecía consideración alguna, solo aumentaba su enojo y aceleraba sus pasos.


Las doncellas cepillaban su largo cabello ondulado mientras Elaine contemplaba su reflejo en el espejo, con sus cejas contraídas en el centro ligeramente hacia arriba, pues sus pensamientos estaban más allá de su propia imagen. Escuchó ruido proveniente del exterior que de inmediato se convirtió en alboroto, la puerta que conducía a su habitación se abrió de golpe y la reina entró sin anunciarse.

La doncella que custodiaba la puerta se disculpaba una y otra vez con la concubina, Elaine se puso de pie y se dio la vuelta para mirar a la reina de frente, pero ésta no le dio tiempo para saludos cordiales, se apresuró en propinarle una bofetada. Los ojos de Elaine se abrieron de más y presionó con fuerza su mandíbula, más que su piel, le dolía profundamente en su orgullo. Respiró profundo antes de recuperar la compostura, podía sentir todos los ojos presentes sobre ella, así que les dio la orden de que la dejasen a solas con la reina.

—Envenenaste a mi esposo contra mi hijo —expresó Hesda con el rostro deformado por la furia.

—Tu hijo no es más que un sucio traidor, indigno del trono. Solo mostré lealtad hacia mi esposo —Hizo énfasis en las últimas palabras.

Valtrana [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora