74.- "Invasión enemiga [Parte 2]: Ataque al castillo"

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Aurora dio un par de pasos hacia atrás con la intención de salir para avisar a las guardianas del castillo, pero Elar desenfundó su espada y la llevó hasta el cuello de la reina, lo cual detuvo sus pasos. La puerta fue bloqueada por varios hombres de Sylverant que acompañaban al segundo príncipe, aunque eran pocos, fueron suficientes para inquietarlos y evitar algún escape. A Boyd le resultaba extraño que unos cuantos individuos hubiesen tomado como rehenes a miembros de la realeza y algunas damas más sin que nadie hubiese hecho algo para detenerlos, sin al menos estar preocupados. Afuera del palacio todo marchaba con relativa normalidad, la única opción que le resultaba lógica al capitán fue que los enemigos tuvieran poco tiempo de haber llevado a cabo su plan. Una coincidencia bastante grande y él era un hombre que no creía en casualidades.

Todas las acciones llevaban a algún lado, a la obtención de un resultado. Elar Akfor debía formar parte del ataque al castillo de Erdine, bajo las órdenes de su hermano mayor, Siran, pues era él quien comandaba al ejército y se colmaría de gloria mientras que Elar sería solo un soldado más. Se negaba a seguir los mandatos de un traidor, así que desertó y optó por conseguir un logro propio. Llegó al palacio de Riveren con la excusa de romper la promesa de matrimonio, así bajaron la guardia y ahí mismo tuvo conocimiento del regreso de la princesa, por lo que logró retener a la familia real para asestar un duro golpe en el momento indicado.

Elar caminó hacia ellos para acortar la distancia, la princesa se puso justo detrás del caballero y éste bloqueó su camino con su gran cuerpo. Aunque en ese instante el capitán Williams no portaba su armadura completa, debido al peso y lo difícil que habría sido escabullirse con ella desde el castillo hasta los límites de Caddos. Solo tenía puestos los brazales desde la muñeca hasta el codo para proteger sus brazos. Su presencia era imponente, era más alto y fornido que el segundo príncipe, así que Elar chasqueó los dientes al mirar el rostro de ese sujeto, el color de sus ojos y cabello le molestaba, eran demasiado deslumbrantes.

Por un instante creyó que él era el hombre por el que la princesa Aurora lo había cambiado, el príncipe heredero de Erdine, pero al mirarlo con detenimiento, sus rasgos eran distintos a los que conocía. Después desvió su mirada al niño que se encontraba detrás, sus ojos se agrandaron al percatarse del iris dorado que poseía, un rasgo que creían exclusivo de la familia Aurión. Ordenó a sus súbditos que tomaran al pequeño, quería asegurar un presente para su padre por su falta de obediencia, a la vez que pretendía apropiarse de la princesa. Los músculos de Boyd se tensaron y su semblante se endureció, pues temía no poder proteger a ambos, su fuerza le podría brindar una oportunidad contra varios enemigos, ya que había enfrentado a criaturas no humanas y salido bien librado, pero su fortaleza le restaba velocidad, por lo que decidió arriesgarse.

—¿Someten mujeres y niños porque no pueden hacer frente a un hombre?, no imaginaba que en Sylverant fuesen tan débiles y cobardes —expresó Boyd con tono de burla y una sonrisa que denotaba superioridad.

Los enemigos arrugaron el entrecejo al mirarlo y desenfundaron sus espadas. Elar hizo una señal para que se apartaran, en su cuello y frente resaltaban las venas por la profunda indignación que causaron las palabras del caballero.

—Probarás en carne propia que te equivocas y cuando acabe contigo, adornaré la entrada de este palacio con tu cabeza.

—Disculpa que no pueda hacer lo mismo con tu horrible cabeza —respondió Boyd.

Sus palabras provocaron en el enemigo una ira incontrolable que lo abalanzó sobre él, Boyd no portaba su espada, aunque en ese lugar tan cerrado le sería una gran desventaja, pues su sable era más grande y ancho que uno común, perfecto para combates en el exterior y contra varios enemigos. Esquivó los primeros ataques, luego hizo uso de sus brazales para contenerlo. Elar tomó distancia ante la sorpresa, al primer corte que lanzó contra su brazo pensó que lo rebanaría, estaba desconcertado ante la enorme resistencia de ese brazal de metal oscuro. Desconocía que la armadura de Boyd Williams estaba hecha por una aleación especial de un extraordinario metal que solo se encontraba en Xeniere, el territorio Élfico. Boyd sacó una daga oculta en sus botas para hacer frente a los fieros ataques de su enemigo, pretendía conseguir un poco de tiempo para analizar la situación, pues sin importar el resultado de ese combate, los subordinados del príncipe podrían lastimar, incluso causar una herida mortal tanto a la princesa Aurora como a Lucalus. Presionó su mandíbula con fuerza y miró hacia los lados, su mirada se quedó por un instante en las enormes ventanas, con cada colisión de sus armas se fue acercando hacia ellas.

Valtrana [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora