23.-"Los piratas de alas negras"

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Los bandidos comenzaron a abordar el barco, nadie podía ver de donde provenían, puesto que no había embarcaciones cerca, entre la conmoción hicieron a un lado esa duda y se concentraron en los invasores. Vestían de colores oscuros, con ropajes que cubrían casi todo su cuerpo, eran demasiado agiles y los guardias no podían hacerles frente. Aunque los bandidos evitaban atacar a los guardias, tan solo pasaban a su lado para tomar todo lo de valor que encontrasen en su camino. Sin embargo, cuando se encontraban rodeados, superados en número y armas, los bandidos no dudaban en responder de forma violenta.

Parecía que su objetivo era apropiarse de los objetos valiosos que había en el barco. Luciel tomó deprisa por el brazo a Valtrana y lo ocultó tras un muro, debido a que portaba piezas ostentosas que serían el objetivo principal de esos sujetos. Los subordinados del príncipe se dieron a la tarea de protegerlo y se precipitaron hacia los bandidos. Luciel le ordenó a Valtrana que le entregara la espada que portaba, el príncipe no tuvo objeción, pero además del arma, Valtrana sacó del bolsillo interior de su abrigo la máscara y se la proporcionó.

Luciel colocó la máscara sobre su rostro, no sentía nada diferente que le indicara si había funcionado, pero al pasar frente a una pequeña ventana miró su reflejo y en él se encontraba Valtrana. No se percató cuando Colibrí se introdujo en la tela superior de su vestimenta por órdenes del príncipe. El verdadero Valtrana se mantenía oculto, pero lo suficientemente cerca para apreciar lo que sucedía, pero debido al gran alboroto nadie advirtió su presencia.

La vestimenta de los bandidos parecía excesiva en cuanto a tela, ya que sus capas casi podían tocar sus pies, a pesar de ello, se movían con una agilidad inusual, como si su ropa formara parte de su cuerpo.

Luciel arremetió sobre uno de ellos, el sujeto se impulsó hacia atrás y la capa que portaba se desplegó frente a Luciel. Plumas oscuras se desprendieron de la capa, la cual tomó la forma de un par de alas, el sujeto descubrió su rostro, dejando a la vista unas orejas puntiagudas, cabello oscuro y un aspecto salvaje. Debajo de las alas que fungían como capa al unirse con un par de uñas con forma curva, portaban atuendos ajustados, poseían plumas en los codos los cuales disminuían la resistencia del viento y les otorgaba mayor velocidad. El resto de los bandidos, al observar a su compañero en dificultades, también revelaron sus alas y las agitaron para posicionarse en las alturas. La abrumadora presencia de oscuros seres alados invadiendo la embarcación, resultaba todavía más amenazadora para los presentes.

—«¿Qué son ellos?» —Luciel estaba desconcertado.

Valtrana también podía observarlos, estaba maravillado, como si presenciara seres salidos de las leyendas.

—«¿Nigrum... Cornu?» —Pensó Valtrana.

Un ser alado arremetió con sus afiladas dagas, pero Luciel lo bloqueó con su espada y retrocedió unos pasos. Tomó impulso y golpeó con el mango de la espada la parte posterior de su cabeza dejándolo inconsciente.

—Deberían de aprender cuál es su lugar —expresó Colibrí imitando el tono soberbio de Valtrana.

—«¿Qué demonios?» —pensó Luciel.

La pequeña hada se encontraba oculta entre su ropa superior, sin ser vista por los demás, Colibrí repitió una y otra vez frases despectivas, provocativas y arrogantes, frases que encolerizaron a los adversarios y dificultaron la labor protectora de Luciel. Los seres alados que escucharon esas ofensas se abalanzaron indignados contra Luciel, a la vez que el resto de ellos estaban ocupados encargándose del botín y eludiendo un ataque frontal contra los guardias. Estaban desesperados, con sus afiladas armas apuntaban al cuello y corazón de Luciel, pero esquivaba cada uno de sus ataques, como si los predijera.

Valtrana [BL]Kde žijí příběhy. Začni objevovat