14.- "El inicio del viaje"

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Valtrana había realizado los preparativos para el viaje sin consultarlo con Luciel, cuando el joven de cabello oscuro se dio por enterado solo faltaban pequeños detalles, pues a la mañana siguiente debían partir. Luciel vio el equipaje acumulado cerca de la entrada de la habitación, era demasiado, como si se mudaran para siempre, se sentía inseguro ya que jamás había salido de Caddos, pero a la vez quería respirar aire nuevo y conocer otros lugares, aquellos que narraban en las historias.

Al caer la noche, antes de que se retiraran a sus respectivas alcobas, la reina Hesda llamó a Valtrana, les pidió a sus doncellas que los dejasen solos, necesitaba comprobar que todo estaba bien antes de que su hijo estuviera lejos un tiempo.

—Hijo, cuando nos informaste que estabas enamorado de una joven humilde, te veías muy ilusionado, tu rostro tenía un brillo especial, pero ahora que te veo a su lado, ya no tienes ese brillo. Es como si no estuvieras realmente enamorado de ella —mencionó Hesda acariciando el rostro de su hijo.

—Por supuesto que estoy enamorado de ella, más que nunca —Valtrana desvió la mirada e intentó sonar convincente, pero por dentro se retorcía.

—¿Y por qué no has ido con ella al Valle de la fe para afianzar su relación?

—«Oh, lo había olvidado. Bueno, tampoco es como que quiera afianzar una relación con un hombre... » —reflexionó —. Estaba esperando un poco para hacerlo, pero aprovecharé ésta oportunidad para llevarla a ese lugar.

Valtrana imaginaba como ganaría el desprecio de los Dioses y, por ende, perdería su alma si fingía delante de ese lugar sagrado. Sin embargo, se aferraba a la idea de que los Dioses conocían sus verdaderos sentimientos, que no les estaba faltando, ya que no estaba enamorado de Luciel. Por su parte, su madre no creía por completo en esas palabras, pues las acciones de Valtrana y su actitud hacia esa joven decían lo contrario. Valtrana sabía que su madre no quedó convencida y si quería persuadir a todos de que estaba enamorado de esa joven, debía esforzarse mucho más.

—«No quería llegar a tanto, pero no tengo otra opción» —pensó Valtrana.

Luego de hablar con su madre se retiró a sus aposentos, esa noche tuvieron la misma discusión, aunque Luciel no creía en las palabras de Valtrana al final no tuvo más remedio que compartir el lecho, no sin antes haber asegurado todas las ventanas para que el príncipe no hiciera lo mismo que la noche anterior. Fue así que durmieron en ambos extremos de la cama, cada uno mirando en diferente dirección. Sin embargo, Valtrana se movía aun en estado de reposo, en su mismo lugar sin acercarse a Luciel, pero esos constantes movimientos no le permitían conciliar el sueño, para Luciel, Valtrana era igual de molesto dormido que despierto.

Cuando Valtrana despertó al día siguiente, se encontró solo en la cama, miró por la habitación y en el sofá yacía Luciel en una postura incomoda, pensó que Luciel tenía sentimientos prohibidos hacia él y que la culpa le impidió pasar la noche en la misma cama. Valtrana sonrió para sí mismo e intentó no hacer mucho ruido para no despertarlo. Cuando Luciel finalmente despertó, miraba a Valtrana con desagrado y en silencio, pensó que no serviría de nada decirle lo molesto que era. Luciel odiaba que las doncellas lo peinaran y maquillaran, eso se convertiría en una rutina diaria, así que de nada serviría añadirle arrugas a su cara molestándose cada vez que sucediera.

—El maquillaje es lo peor —expresó Luciel desanimado al encontrarse los dos solos.

—Es necesario, sin él no luces femenino —Valtrana se acercó para examinarlo —. Ahora que te veo mejor, tu rostro tiene rasgos lindos, pero fuera de eso no tienes una figura agraciada, no pareces una dama.

—Es la primera vez que me dices algo bueno, gracias.

—Para mí no lo es, los demás creerán que no tengo buen gusto. Deberíamos hacer algo con tu pecho, ya que con el vestuario que te elijo, puedo acentuar tu cintura, pero...

Valtrana [BL]Where stories live. Discover now