17.- "El hogar de los Grifos [Parte 2]"

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Las personas de ese lugar llevaban un estilo de vida diferente al de los habitantes de la capital. Estaban adaptadas a vivir bajo circunstancias difíciles, donde su actividad económica principal era la ganadería debido a la infertilidad de los suelos a gran altitud. Personas que debían estar alertas ante la llegada de Grifos, pero en los últimos días no habían visto uno solo de ellos, ni siquiera volando cerca de las montañas y eso les parecía fuera de lo común. A la vez que los Grifos desaparecieron de su campo visual, comenzaron los atracos a viajeros por bandidos que cubrían de manera excepcional su cuerpo para no ser reconocidos y los cuales eran feroces.

Valtrana reflexionaba sobre el motivo que su padre tuvo para enviarlo a ese lugar, tenía claro que no tendría un enfrentamiento contra un grupo de despiadados forajidos, tampoco se dedicaría a buscar Grifos salvajes como si fueses animales domésticos. Consideraba que la situación era delicada y que se tendría que investigar a fondo, pero no la valoraba como su responsabilidad. Aun así, debía hacerles creer a los demás que se haría cargo, por lo que estimó que su estadía sería un par de días, luego dejaría a un grupo pequeño de su escolta en ese lugar para dirigirse al Valle de la Fe.

Luciel consideraba que Valtrana tenía la habilidad de envolverlos con sus sutiles y firmes palabras, crearles una falsa seguridad y convencerlos de lo que él quisiera.

—«Una poderosa habilidad en manos tan torpes como las suyas» —reflexionaba Luciel.

Conocía la verdadera personalidad que se ocultaba tras esa radiante y confiable sonrisa, tras ese porte impecable de un ser cercano a los Dioses. Valtrana se encontraba rodeado de personas que estaban más que complacidas con su presencia, a lo lejos podía observar a Luciel que lo miraba con recelo, era como si el joven de cabello oscuro mirara algo más que lo que veía el resto, ya que su semblante distaba del de la mayoría. Al estar rodeado de varias jovencitas, Valtrana tuvo la idea equivocaba y sonrió con ironía. Con cortesía se alejó de las damiselas y se acercó a Luciel, se detuvo frente a él un momento sin decir palabra alguna, repentinamente lo abrazó.

—Mírame como si me amaras —Valtrana le susurró al oído.

Sus ojos se abrieron de par en par, Luciel sintió como la piel se le erizaba y una sensación electrizante le recorría el cuerpo debido al sobresalto que le causó la cercanía del príncipe. Se quedó inmóvil, con una pesadez en su cuerpo que le impedía reaccionar, solo experimentaba una enorme vergüenza por las miradas que la deliberada acción de Valtrana capturó.

—Ahora, bésame —expresó el príncipe sin ocultar la diversión que le causaba.

Valtrana se apartó un poco para mirar de frente a Luciel, el cual podía ver la burla reflejada en su rostro. Luciel emitió una sonrisa fingida, tomó con sus manos el cuello de Valtrana, aquel que quería estrechar hasta dejar sin aire, sin embargo lo tomó con moderada fuerza y lo acercó a él. Valtrana estaba verdaderamente sorprendido, no esperaba que su broma resultara de esa manera, pero antes de que sus labios se encontraran, Luciel giró la cara del príncipe y lo besó en la mejilla.

Los presentes percibieron una cálida sensación romántica de la joven pareja, excluyendo a las doncellas que solo podían sentir envidia hacia la esposa del apuesto príncipe. Luciel se retiró del recinto, a diferencia de Valtrana, no podía permanecer viendo a los ojos a aquellas personas que presenciaron una escena que para él era denigrante.

—«No era lo que esperaba, pero estoy complacido» —pensó Valtrana al tocar su mejilla con la palma de su mano.

Luciel se encerró en su habitación con la intención no salir hasta el día siguiente, algo que no le sería difícil, puesto que ya había caído el sol. Al no tener a Valtrana a su alrededor, Luciel se volvió consciente del silencio abrumador, se acercó al equipaje y tomó la pequeña jaula donde se encontraba Colibrí, abrió la puerta para que hubiera una presencia más en esa habitación que le parecía enorme a pesar de no serlo. Colibrí solo era cercana a Valtrana por lo que se mantuvo cauta ante Luciel, al cual no le molesto, en su lugar hubiera hecho lo mismo, siguió buscando entre las pertenencias del príncipe y encontró un mapa de Erdine, así que lo tomó y desplegó. Observó su recorrido desde Caddos hasta las montañas donde se encontraban en ese momento, se percató que el mar estaba muy cerca de esa zona, algo que solo había admirado en imágenes.

Valtrana [BL]Where stories live. Discover now