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Mini maratón 3/3


Emma

—Se nos hace tarde Emma. Soborné al guardia en el aeropuerto para que no haya problema en que nos vayamos con eso de que gracias a este la policia está buscándote.

—No vayas. —Henry me mira atento.

—Emma, es tu decisión. Solamente tu decisión. Lo que quieras está bien. —Dice Bart.

—Henry... tu hija es mi mejor amiga, siempre ha sido mi hermana. Julie jamás me perdonaría si tú y yo fuésemos algo. Me odiaría de por vida... —Exhalo. —No quiero vivir con el odio de Julie y tampoco quiero quedarme aquí queriendo estar contigo. —Lo miro a los ojos viéndolo serio. —Me voy a Italia con Bart a intentar retomar la vida que quiero. —Digo y mira a Bart enfurecido.

—Hay gente tras Emma. Mis enemigos tienen los ojos puestos en ella. La policia ahora también. Tú no puedes protegerla. No tienes como. Y yo no voy a dejar que se vaya. No estoy dispuesto a perderla. —Dice el Lord apretando el puño.

—Tengo como. Trabajo con la mafia italiana, Lord. —Dice Bart y Henry ríe.

—La mafia italiana soy yo también. Yo les distribuyo la droga y yo los dejo operar en ese territorio. —Dice Henry.

—Aquí no estamos hablando del alcance que tienes Lord. Aquí estamos hablando de que si tengo como proteger a Emma. Alessandro Rinaldi, tu socio, es mi jefe. Tengo seguridad gracias a él así que... Emma estará bien conmigo. —Dice. Bart toma mis maletas y Henry me mira molesto.

—¿Vas a irte aún con todo lo que te dije? ¿Vas a irte sabiendo que por primera vez estoy enamorado de alguien? —Se acerca a mi.

—Señor... la policia.... —Dice Benson. Comenzamos a escuchar las sirenas de los autos de policías a lo lejos.

—Vámonos Emma. —Dice Bart.

Henry continúa mirándome a los ojos.

—No te vayas. —Susurra.

—Lo siento Henry. —Exhalo y tomo la mano de Bart saliendo con el. Henry intenta detenerme pero Benson no se lo permite porque los autos de policías se asoman en la esquina, Bart sube mis maletas al auto rápido y emprende la marcha junto conmigo.

Respiro hondo. Ya no puedo arrepentirme de mi decisión. Quiero terminar la escuela, quiero olvidar a Henry para que Julie no me odie el resto de su vida y quiero alejarme de esta maldita ciudad en la que todos me llaman puta.

—Tomaste la decisión correcta Emma. Ya veras que Italia te gustará. El clima es delicioso, la comida ahí es riquísima. Estaremos en Calabria, el mar ahí es hermoso. —Me dice.

Asiento y me quedo mirando la ventana en lo que vamos camino al aeropuerto. Bart continúa hablándome de las "maravillas de Italia" mientras yo intento no cambiar mi decisión.

Pasan un par de horas, y llegamos a Italia por la noche.

—¡Bienvenida a tu nuevo hogar! —Dice Bart ayudándome a bajar del avión. Enseguida unos autos llegan por nosotros. Hombres armados y serios.

—No sabía que trabajabas para la mafia. —Le digo.

—Si lo hago desde hace un par de años. —me dice. —Soy la mano derecha de Alessandro Rinaldi. El jefe aquí. —Dice.

—¿Y ese hombre trabaja para Henry? —Le pregunto.

—Pues... básicamente si. Henry es quien controla a la mayoría de las mafias alrededor del mundo. Toda la droga es de sus laboratorios, la mejor qué hay hasta ahora. Digamos que la mayoría de los mafiosos a los que Henry llama socios son sus títeres.

—Henry es demasiado poderoso entonces...

—Y por eso creo que fue lo mejor que te hayas alejado de él. Sonará muy hipócrita porque también estoy en mafias pero... quedarte a lado de Henry te iba a arrastrar a un mundo de muerte, sangre, droga... no mereces eso Emma. Aquí podrás ir a la universidad y retomar tu vida. —Me dice.

Asiento y me bajo del auto, miro la gran mansión que tengo enfrente.

—¿Aquí vives? —Pregunto.

—Ojalá. —Bart ríe. —Aquí vive Alessandro. Tengo que reportarle que ya estoy de nuevo en Italia. Llegué antes. —Un hombre bien vestido, alto y con la barba bien definida nos recibe. Me mira sonriente.

—Ya veo porque recibí cientos de llamadas de él Lord amenazándome. Su joya más preciada vino. —Sonríe tomándome la mano y dejando un beso en ella. —El Lord te quiere de regreso en Seattle Emma. —Dice.

—Emma es mi responsabilidad Alessandro. Tú no tienes que meterte en problemas con el Lord por ella. —Dice Bart.

—Italia es mi territorio Bart. Y si Emma está aquí entonces si es mi responsabilidad. Henry me dió veinticuatro horas para poner a Emma en un avión de regreso a Seattle. —Dice mirándome atento. —De no hacerlo Henry me añadirá en su lista de enemigos. Y ahora que te veo, creo que es un riesgo que estoy dispuesto a tomar. —Me sonríe. —Bienvenida a Italia, Emma Ridley. —Añade.

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