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Henry

Si. Me dieron en lo que más me duele.

Siento como si me destrozaran el corazón por dentro. Siento miles de puñaladas que se clavan en cada puta parte de mi. Recordar cómo se desmayó en la videollamada, como se removía, como ese hijo de perra la torturaba era algo que me tenía jodido. La furia estaba a mi límite y juro que si mi prioridad no fuera encontrarla ahora mismo ya hubiese destrozado al mundo entero.

Se lo que ese maldito hijo de puta es capaz de hacer. Maldigo cada maldito segundo en el que Emma no está a mi lado. Siento que el aire me falta, que la cabeza va a estallarme y un vacío abrupto en el pecho.

—Aquí está el expediente de Paul, señor. Están todos sus teléfonos de contacto, la lista de todas sus propiedades con direcciones pero, la gente que envié a supervisar cada casa, no lo encuentra. Seguramente desde que ustedes dos se volvieron enemigos huyó a esconderse. Paul sabe perfectamente cómo hacerlo. —Dice Benson.

—¡Necesito encontrarlo carajo! ¡Tiene a Emma! ¡Necesito encontrarlo! —Grito con todas mis fuerzas golpeando el escritorio y es Matt quien interviene.

—¡Ya carajo! ¡Golpeando todo lo que encuentres no resolverá nada! ¡Mira nada más cómo tienes el puño! Enfócate Henry y piensa con la cabeza fría que efectivamente tu mujer está en peligro a lado de Paul. —Dice Matt.

—Theodore. —Se me viene a la mente. —Él y Paul eran buenos amigos. Tráeme a Theodore, tráemelo enseguida Benson. —digo.

—Enseguida, señor. —Dice Benson.

Se va a hacer su trabajo y yo continúo presionando al técnico para que rastree el teléfono de mi mujer pero le habían desactivado todos los rastreadores.

¡CARAJO!

Si a Emma le pasa algo, me muero. No soportaría perder a la única mujer que amo. No soportaría la ausencia de Emma Ridley porque nadie jamás llenará el lugar que ella tiene en mi vida.

—Ya tranquilízate Henry. Vamos a encontrarla. Paul no tiene las pelotas para matar a Emma. Lo está haciendo para joderte. —Dice Matt, inútilmente porque ninguna palabra o sermón me tranquiliza, lo único que necesito ahora para estar bien es tenerla a mi lado, tenerla bien. Necesito que esté bien.

Continúo presionando a los técnicos. Continúo llamando a la gente que tenía rodeando cada maldito centímetro de la ciudad y quiero matar a todos cuando ni uno es capaz de traerme resultados.  ¡Son una bola de inútiles!.

—Nada señor. Es imposible rastrear su teléfono. Desactivaron todo y al parecer ahora mismo está apagado. La única solución para encontrarla es que vuelvan a contactarlo. Si Paul vuelve a llamarlo quizá pueda intervenir la llamada y...

—Tu "quizá" no me sirve hijo de puta. —Lo agarro a golpes sin piedad, desato mi furia en este maldito inútil que se proclama el dios de la tecnología y no es capaz de darme la ubicación de mi mujer. Puño tras puño, golpe tras golpe, me empapo con su sangre mientras Matt y otro escolta hacen lo posible por detenerme sin éxito, porque no paro hasta noquearlo.

El sudor escurre por mi frente y lavo la sangre de ese inútil quitándola de mis manos.

—Henry... —Matt toca la puerta del baño y no le abro porque tengo los ojos envueltos en lágrimas y ellos jamás me han visto llorar y jamás lo harán. —Casi matas a ese hombre. De verdad, intenta calmarte porque así no avanzaremos. —Dice.

<<Solo porque es mi mejor amigo si no ya le hubiese arrancado la lengua>>.

—Henry, ya sal. Benson ya llegó con Theodore y si el no tiene algo que pueda ayudar no te lo vayas a agarrar a golpes porque... —Abro la puerta del baño y voy a mi oficina ignorando al loro de Matt.

—Ya Benson me mantuvo al tanto... creo que se como puedo ayudar Lord pero... ya sabes cómo funcionan los negocios...

—Es la vida de mi mujer, no es un negocio.

—Para mi si lo es. Te doy la información que necesitas para ir por Paul si tú me das un territorio más. No es suficiente con el que me dejas operar. Quiero uno más.

—Todos los territorios están perfectamente bien divididos, señor. —Comenta Benson.

—Matt tiene tres, puede darme uno. —Dice Theodore.

—Por mi no hay problema Henry. Que tome cualquiera de mis territorios pero que suelte la información ya. —Palmea mi hombro. —Ya quiero ver de nuevo a los tórtolos y ya quiero que dejes de madrearte a todos los que te rodean. —Susurra bajo.

—¿Entonces que, Lord? —Me mira Theodore.

—El territorio que elijas será tuyo. Pero ya dime donde puedo encontrar a ese maldito hijo de puta. —Digo. Sonríe.

Me da la información que necesito y armo un puto ejército para ir en busca de mi mujer.

Solamente espero llegar a tiempo.

Emma

Pido ayuda en cuanto saco las últimas fuerzas que me quedan  y el hombre reacciona en cuanto ve la sangre entre mis piernas.

—Por favor... ayuda... —digo con debilidad.

Llama por teléfono a quien supongo es Paul porque lo llama "jefe".

—Jefe, algo pasa, la presa está sangrando y mucho. ¿Llamo a un doctor? —No tiene altavoz así que no escucho lo que dicen en la otra línea. Solo escucho a el hombre. —Perfecto, entonces aquí lo espero. —Cuelga y guarda su teléfono y continúa leyendo su estúpido periódico mientras yo cada vez me siento con menos fuerza. Con menos ganas de seguir aquí.

Paul no tarda en venir y ríe en cuanto me ve.

—Mírate, das asco. —Dice. —Así ni ganas de abrirte las piernas me da. —Se inclina a mi jalándome el cabello. —¿Quieres que llame a un médico? Aunque francamente no creo que el veterinario esté ahora mismo. —Ríe burlesco.

—Por favor... ayúdame. —Lo miro sintiendo mucho dolor. Las lágrimas resurgen y la cabeza me arde nublándome la vista. Escucho su maldita risa.

—Ya no te me antojas Emma Ridley. Me das asco. Mírate nada más, sangrando y con toda esta comida para perro esparcida en esta habitación. Ahora si pareces una mascota, pero no de las que sirven para satisfacerme en la cama, eres una que sirve para diversión, para recordarme que estoy arriba de ti y del Lord también. —Saca un arma con la que me apunta. —Voy a acabar con tu maldita vida. Y voy a enviarle tu cuerpo en pedacitos al Lord. —Enciende un cigarrillo mirándome. —Mató a mi hijo y ahora yo voy a matarte a ti y después iré por Julie. Le haré lo mismo que a ti para finalmente acabar con el Lord. —Se inclina tomándome por el mentón sonriente. —¿Sabes porque creo que sangras Emma? Un aborto. Lo más seguro. —Escuchar eso me hace debilitarme más y sentir un nudo en la garganta. —Vamos a terminarlo bien Emma Ridley. —Coloca el arma en mi vientre sonriendo. —Ni un Adams más va a pisar esta tierra. Y hoy se van dos. Tú y este maldito feto que seguramente ya no está. —Dice colocando su dedo en el gatillo. —¿Últimas palabras Emma? —Me mira atento.

NUESTRO INFIERNO I || OFICIALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora