E S P E C I A L

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Emma

Siento unos brazos rodearme y el aroma único que desprende. Despierto por completo y lo escucho hablar.

—Te dije que no te dejaría ir. Vine a buscarte a Italia y te buscaría hasta en el fondo del océano. Porque te amo. —Me voltea a él erizándome la piel ante el contacto de sus ojos con los míos. —Si tu excusa más grande es Julie, ya pensé en ir juntos a decirle. Si tu excusa es Seattle, entonces nos mudamos a la ciudad que se te venga en gana. Si me quieres, entonces, dame la oportunidad de amarte Emma Ridley. Lo voy a preguntar una vez más, ¿Quieres ser mi novia Emma Ridley? —Su mirada no se separa de la mía.

Bart tiene razón. Henry tiene razón. Julie algún día lo entenderá y yo no puedo seguir negando lo que siento por este hombre.

—Si. —Digo. Su sonrisa es enorme y sus labios atacan los míos en un dos por tres. Se coloca encima de mi sin soltar mis labios, nuestras lenguas se encuentran uniéndose la una con la otra.

—Quiero hacerle el amor, a mi novia. —Me susurra bajando sus húmedos y suaves besos a mi cuello. Lo tomo por la barbilla mirándolo.

—Mmm... pero dime "mi amor". —Digo mordiéndole el labio y sonríe.

—Lo diré si me lo dices tú. —Guiña el ojo y río acariciando su barbilla.

—Hazme el amor, mi amor. —Digo.

—Te amo. —Dice.

—Te amo, mi Lord. —Besa mis labios y su simple cercanía me pone húmeda. Desabotono su camisa mientras él recorre mis muslos con sus manos. Dándome caricias hasta llegar al elástico de mis bragas. Las arranca haciéndome gemir bajo.

—Eres mía, mi amor. —Dice, deslizando sus besos a mi cuello. Desliza los tirantes del vestido liberando mis senos y lleva su boca a uno de ellos chupando como un dios. Gimo cuando tira de mi duro pezon con sus dientes y sonríe viéndome disfrutar. Va al otro y repite el mismo proceso y puedo jurar que mi humedad en la entrepierna incrementa al punto de volverme loca.

Va deslizándome el vestido y me lo quita dejándome totalmente desnuda. Sonríe quitándose la camisa que ya le había desabotonado.

Me mira y sonríe.

—Esto es mi nuevo platillo favorito. —Sube con un camino de besos hasta mi sexo. Gruñe mordiéndose los labios. Me abre de piernas y siento que la piel me estalla cuando lame entre mis pliegues. Arqueo la espalda cuando succiona mi hinchado clítoris y lo lame hábilmente. Sus dedos me penetran y su lengua no deja de llevarme una y otra vez al cielo. Mis gemidos lo alimentan aumentando el ritmo tortuosamente placentero que me deja ir sintiendo como mi hombre toma gustosamente todo de mi.

Se incorpora y me tortura quitándose los pantalones lentamente. Sus bóxers marcan la dura erección que tiene y siento como las piernas me tiemblan cuando se deshace de él quedándose desnudo. Me toma por los talones y me jala un poco dejándose caer encima de mi sosteniendo su peso con los codos. Entrelazo mis piernas en sus caderas y siento su glande rozar con mi entrada haciéndome desearlo más de lo que ya lo hago.

—Siempre serás mía Emma Ridley. —Besa mis labios de una forma encantadoramente suave, sus manos buscan las mías y las entrelaza con las suyas. La falta de aire rompe con aquel beso y nuestros ojos se conectan. Me mira y tiro la cabeza hacia atrás cuando me penetra, de una sola embestida me llena. Se mueve, suave, lento, profundo. Roza sus labios con los míos y sus ojos no dejan de mirarme. Me pierdo en ellos.

—Tuya... —Susurro gimiendo, la forma en la que me está haciendo suya es diferente, sin prisa, disfrutamos de cada beso, de cada embestida, disfruto sus caricias, sus miradas, sus "te amo" susurrados una y otra vez.

NUESTRO INFIERNO I || OFICIALWhere stories live. Discover now