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Emma

Río colocándome los auriculares reproduciendo cualquier canción ya que los gemidos de Bart y su novio no me dejan dormir. Saco el ¡Pad analizando lo que Alessandro Rinaldi me había enviado y me sorprende la logística que tiene para distribuir su droga. Es demasiado lenta y sumamente estúpida. Es como si se conformaran con una simple cantidad de mercancía por mes y me rehúso. El conformismo es para los mediocres y yo, no lo soy y nunca lo he sido.

Analizo el territorio y me armo una nueva estrategia para plantearle mañana.

Con mi estrategia prometía duplicar la mercancía que distribuye y por ende su territorio generaría el doble de ganancias. Este territorio tenía todo para ser explotado y no entiendo porque Rinaldi jamás pensó en grande.

Termino de cuadrar cada detalle resaltando los riesgos <<Porque en todo siempre habrán riesgos que es necesario tomar en cuenta para evitar pérdidas mayores>> y me preparo para dormir porque ya era de madrugada y moría de sueño.

Dejo el ¡Pad y tomo mi teléfono respondiendo a los mensajes de Julie, me había enviado el ultrasonido del pequeño Nicholas y sonrío feliz porque ese bebito nacería pronto y obviamente yo tenía que estar ahí. De igual forma le respondo a James y a Benson que estaban sumamente preocupados por mi.

Antes de dejar el teléfono para dormir me doy cuenta que Henry me había desbloqueado y estaba "en línea" me tenso cuando veo que está "escribiendo" y salgo del chat mirando atenta a la pantalla por un par de minutos en los que escribe y deja de escribir para finalmente no enviar absolutamente nada. Opto por bloquearlo de mi teléfono porque mi objetivo es arrancármelo de la cabeza y del corazón y así no voy a conseguirlo. Dejo el teléfono a un lado y me quito los auriculares cerrando los ojos para dormirme, lo cual consigo en poco tiempo gracias a lo agotada que estaba por este día de mierda.

Mi alarma suena muy temprano despertándome en segundos y voy directo a la ducha para estar lista a la hora que acordé con el italiano.

Me coloco un vestido rojo con un escote provocador, pero discreto. Ilumino mis labios con un labial rojo y me coloco algo de rímel. Me dejo el cabello suelto y sonrío viéndome al espejo.

Salgo y me voy directo a casa del italiano donde me espera en su jardín sonriente.

—Te ves bellísima. —Dice.

—Gracias. —Sonrío tomando asiento. —Yo anoche estuve analizando tus rutas y la estrategia que siguen y perdón pero es malísima. —Digo.

—¿Y que propones? —Le da un sorbo a su vino mirándome el escote. <<Ya había olvidado lo idiota que era>>.

—Más rutas en menos tiempo. —Le entrego el ¡Pad. —Más mercancía y más ganancias.

—Se ve bien. —Mira atento todo. —Pero es muy arriesgado Emma. Si perdemos un cargamento, perderemos muchísimo dinero y Henry seguro cuelga mi cabeza y yo cuelgo la tuya.

—Por eso dividiré las rutas Rinaldi. No seas cobarde y conformista. Si esto funciona en dos semanas estarás pidiéndole a Henry que te envíe el doble o el triple de mercancía.

—Es que no lo sé...

—Si no estás seguro pues no lo hagas y yo me voy con mis ideas y con mi propuesta a otra parte. —Me levanto. —Te faltan pelotas para este negocio Italiano. —Tomo mi bolso para irme pero el me detiene.

—Está bien Emma. Voy a confiar en ti pero no quiero errores. Ya te dije, yo no soy Henry que te va a dejar ir así como así. A mi si me traicionas o me fallas, me pagas.

—No me gustan las amenazas Rinaldi. —Me acerco a él. —Ten en cuenta que no soy tu empleada, soy la pieza que te va a llevar alto. Así que cuida tus palabras porque me necesitas más tú a mi que yo a ti. —Jugueteo con su barba tensándolo. —Ahora mismo empiezo a coordinar todo para demostrarte que tenías esta mafia en la ruina. —Le guiño el ojo provocándolo.

Cumplo mi parte del acuerdo y comienzo a movilizar absolutamente todo porque esa droga que Alessandro tenía almacenada se iría hoy de sus bodegas.

Me llega una fotografía a mi teléfono, una que me hace tragar en seco. Alessandra Rinaldi encima de Henry Adams. Como si estuviesen follando. Tan rápido se olvido de mi. Por un segundo creí que lo de el con la italiana era una farsa pero ya veo que no. <<Hijo de puta>>.

Alessandra Rinaldi

En tres meses me casaría con Henry Adams. Sería Alessandra Rinaldi de Adams. Lo había conseguido, había conseguido lo que siempre quise desde pequeña.

—Ya tengo el montaje. —Dice mi primo llamándome. —Y ya lo envié al número que me pediste. Ahora quiero mi dinero. —Me dice.

—Ya. Ahora mismo te hago la transferencia. ¿Lo otro cómo va? —Digo.

—Bien. Ya borré toda la información que existe sobre Chloe Ridley y no fuiste la única que me contactó para eso. Un tal... Ian Matteos también me pagó muchísimo dinero para borrar del mapa a la gemela de Emma. Parece que no eres a la única que le importa separar a ese par. —Dice y el nombre de Ian Matteos me suena. El prometido de la hija de Henry.

—Cualquier otra novedad, me llamas. —Le cuelgo y sonrío. Es que la vida está a mi favor porque cada vez veo más difícil el hecho de que mi prometido y esa puta se reconcilien.

Henry

Me había bloqueado. Y no me importa, yo solamente quería escribirle para recordarle que es una maldita traidora.

Me sirvo otra copa y recibo el informe del escolta que coordinaba al equipo que protegía a Emma.

Estaba en Italia y hoy se vió con Alessandro Rinaldi. <<Voy a matar a ese puto italiano de mierda>>.

—¿Que haces amorcito? —Entra Alessandra Rinaldi y enseguida oculto el nuevo expediente de Emma.

—¡Ya carajo! Vuelvo a escuchar "amorcito" de tus labios y te juro que cancelo la puta boda.

—Ya. Relájate. ¿Que es esto? —Me quita la carpeta y rueda los ojos. —¿Estás vigilando a Emma Ridley en Italia? ¿De verdad Henry? ¿Te sigue preocupando esa arpía traidora?

—¿Y si así fuera a ti que te importa? Deja de cuestionarme y cierra la boca por lo menos una vez en tu vida que no te soporto.

—¡Eres un pendejo! Pero vas a ver que esa maldita zorra es una interesada porque te apuesto que corrió a los brazos de mi hermano para engatusarlo. No me sorprendería que ahora si le abra las piernas y lo use para escalar así como te usó a ti. —Me grita y termino lanzando una botella de alcohol a la pared mirando a la puta Italiana furioso.

—¡Lárgate! Y esa maldita farsa queda cancelada. No me voy a casar contigo porque te aborrezco. —Salgo de mi oficina.

NUESTRO INFIERNO I || OFICIALWhere stories live. Discover now