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Henry

Llegamos al supuesto lugar donde Paul tenía a mi mujer. Trato de concentrarme por completo en el plan que junto con Matt había armado para que todo salga completamente bien. Para que no haya error alguno.

—Ya todas las armas tienen silenciadores. Los francotiradores están en sus lugares y nosotros listos para cualquier cosa. —Susurra Matt y asiento ajustando el chaleco antibalas que llevaba puesto.

Coloco los binoculares y me doy cuenta de que el primer filtro de seguridad estaba derribado por mi gente. No me sorprendía, yo tenía diez veces más el número de hombres que tenía Paul, acabar con su seguridad no me tomaría mucho.

—Señor, me informan que el segundo filtro está fuera y sin que Paul se entere. Entrar será sumamente fácil. —Dice Benson.

Sigo concentrado en los binoculares que me muestran como esos hijos de puta mueren, a manos de mi gente. Reciben disparos certeros que ni siquiera esperan. Todo marcha bien incluso en el tercer filtro, todos quedan derribados y ahora solo nos falta terminar con la gente que está dentro de esa casa.

—Hay que ser cuidadosos ahí. —Digo. —Si Theodore no mintió ahí adentro está mi mujer. Así que todos alerta, no quiero errores, si algo le pasa a mi novia, todos ustedes se mueren. Así que hagan de cuenta que la vida de Emma es la vida de ustedes, si cometen un error y algo le ocurre, ustedes pagan. —Digo metiéndole más balas a mi arma. Doy la señal y mis hombres comienzan a entrar a la casa, lo hacen rápido acabando con los pocos guardias que estaban dentro.

Nos cuesta un par de minutos dejar la casa libre de la gente de Paul, pero el panorama definitivamente no me gusta en lo absoluto.

—Señor... revisamos cada habitación, cada rincón y aquí no hay señales de su mujer. —Dice uno de los escoltas.

Siento que el aire me hace falta. La garganta se me seca de nuevo. Vuelvo a sentir esta desesperación y esta rabia. Un maldito minuto más es una oportunidad para que Paul siga lastimándola y no podré soportar si ese malnacido me la arrebata de mis brazos para siempre.

—Señor... —Susurra Benson. —Aquí hay una entrada hacia un sótano. —Respiro de nuevo. Sintiendo un gramo de esperanza. Me dirijo hacía ahí y no hay guardias cerca, solamente hay una habitación abierta en la que se escucha la voz de Paul.

—Ya no te me antojas Emma Ridley. Me das asco. Mírate nada más, sangrando y con toda esta comida para perro esparcida en esta habitación. Ahora si pareces una mascota, pero no de las que sirven para satisfacerme en la cama, eres una que sirve para diversión, para recordarme que estoy arriba de ti y del Lord también. Voy a acabar con tu maldita vida. Y voy a enviarle tu cuerpo en pedacitos al Lord. Mató a mi hijo y ahora yo voy a matarte a ti y después iré por Julie. Le haré lo mismo que a ti para finalmente acabar con el Lord. —Ese hijo de perra se va a tragar cada maldita palabra. Va a arrepentirse de hablarle de esa manera a mi mujer. Va a desear jamás haberse metido con ella. Lo voy a matar como la maldita basura que es. —¿Sabes porque creo que sangras Emma? Un aborto. Lo más seguro. —Me tenso, ¿embarazo? ¿ella y yo... papás? ¿aborto?. La cabeza me da vueltas y Benson me da la señal de que en dicha habitación solamente hay tres personas, Paul, un escolta y mi mujer. —Vamos a terminarlo bien Emma Ridley. Ni un Adams más va a pisar esta tierra. Y hoy se van dos. Tú y este maldito feto que seguramente ya no está. —Entro junto con Benson a la habitación. Enseguida Benson ataca al hombre que funcionaba como escolta tapándole la boca mientras le corta el cuello quitándole la vida. Paul está tan concentrado en lo que hace que ni siquiera nota que estamos aquí y que ya acabé con su jodido y asqueroso mini ejército. —¿Últimas palabras Emma? —Emma se percata de mi presencia porque su mirada se une a la mía.

NUESTRO INFIERNO I || OFICIALWhere stories live. Discover now