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Emma

Después de la manera maravillosa de "darnos los buenos días", Henry yo salimos a correr un poco. Ríe cuando me detengo a beber agua, agitada.

—Por dios amor, solo hemos corrido un poco. —Dice y lo miro mal.

—¿2 horas te parece poco? —Digo. —Prefiero mi otro cardio, que me folles. —Digo y ríe.

—Ya, no me calientes que nos falta regresar a casa todavía. —Dice hidratándose y niego.

—Nos iremos en el auto. No pienso correr otras dos horas de regreso. —Digo y ríe. El auto con un par de escoltas nos venían siguiendo mientras corríamos, por seguridad.

—Antes salías a correr casi todos los días con mi hija, ¿y ahora no aguantas?. —Ríe.

—Con Julie solo eran diez kilómetros, no más de veinte. —Digo y ríe más. —Eres un loco abusivo. Mira, estoy toda derretida. —Digo.

—Pues ya regresemos, pero corriendo. —Toma las botellas de agua. —Anda, vamos holgazana, alcánzame. —Dice y comienza a correr. Río El avanza un poco y detengo al auto pidiendo que me dejen conducir. Tomo el control del volante y rebaso a Henry bajando la ventanilla y río.

—Te alcancé, mi Lord. —Río y acelero un poco viendo como aumenta su paso, corre más rápido hasta que detengo el auto. Abre la puerta y le guiño el ojo.

—Hiciste trampa. —Besa mis labios.

—Ya sube don fit. Tendrá a una sexy chofer que lo llevará a casa. —Digo y ríe. Henry se sube en el asiento de copiloto dejándome conducir.

—Que conste que solo me subí por la chofer sexy, porque podía llegar a casa corriendo. ¿Mañana vienes? —Pregunta y niego riendo.

—Es la primera y última vez que salgo a correr contigo. —Digo.

—Ya veremos. —Dice. —Ya vas a ver que luego querrás salir a correr con este guapote. —Besa mis mejillas. —Ya detén el auto que parece que tu abuelita te enseñó a manejar. Vas muy lento, así nunca llegaremos a casa. —Dice y río.

—Mmmm. Agárrese mi Lord. —Acelero la velocidad, conduciendo velozmente. Superando los límites permitidos y sorprendiendo a Henry. —¿Qué decías de mi abuelita? —Le guiño el ojo y el ríe dejando un beso en mis labios cuando llegamos a casa. —Iré a tomar una ducha, ¿vienes guapote? —Muerdo sus labios.

—Voy en un momento. Terminaré de arreglar con Benson unos detalles. Adelántate. —Dice y asiento. Vuelvo a besarlo y subo a la habitación. Me quito la ropa y entro la ducha dejando caer el agua sobre mi cuerpo.

Henry no tarda en llegar, me abraza por detrás erizándome la piel con su erección que choca con mi trasero.

—Ya llegué. —Besa mi cuello. Sus manos se pasean por mis senos amasándolos mientras sigue besando mi cuello. —Te amo. —Susurra deslizando las yemas de sus dedos suavemente por mi abdomen, sin parar los besos que me derretían, arrancándome pequeños gemidos. Su mano llega a mi sexo y con su pie hace que separe ligeramente las piernas, separa mis pliegues con sus dedos y su tacto me estremece. Comienza a masturbarme mientras se restriega contra mi, hasta hacerme suya.

Después de un poco de sexo en la ducha, ayudo a Henry a colocarse la corbata mientras sus manos reposan en mi cintura y sus ojos se centran en mi. No deja de mirarme.

—Listo guapote. —dejo un suave beso en sus labios y sonríe. —Haré el desayuno. ¿Qué se te antoja desayunar? —Digo.

—A ti. —Contesta dándome un suave beso. Río.

NUESTRO INFIERNO I || OFICIALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora