ESPECIAL III/III

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Emma

Bora Bora es increíble y de la mano de mi esposo es aún mejor. Me coloca bloqueador por la espalda mientras yo leo el menú de postres que la empleada me había entregado.

—No tienen helado de galleta. —Digo refunfuñando. —Quiero helado de galleta. De hecho, queremos. —Acaricio mi vientre y mi esposo ríe.

—Todavía no nace y ya lo enseñas a manipularme.

—No es manipulación. Solamente es que quiero helado de galleta. —Refunfuño cruzando los brazos y el ríe abrazándome.

—Ahora te consigo helado de galleta. —Le sonrío besando sus labios. —Pero primero, nademos un poco. —Me toma de la mano y caminamos por el muelle de nuestro bungalow. Habíamos decidido salirnos de la mansión hoy y venir a uno de los hoteles de Henry en Bora Bora. Estaba lleno de turistas que disfrutaban las playas.

Mi esposo se lanza al agua mientras un par de chicas del bungalow cercano comienzan a mirarlo cuchicheando entre ellas. Me pongo celosa cuando siento como le ven el trasero mientras ríen intentando llamar la atención de Henry.

—Ven a nadar amor. El agua está deliciosa. Anda, ven. —Nada hacia mi y besa mis piernas mientras yo permanezco sentada en el muelle.

—Regresemos a la mansión. —Digo cruzando los brazos.

—¿Eso quieres amor? —Pregunta.

—Si. Ahí ni una zorra te veía el culo frente a mi como aquellas de por ahí. —Señalo disimuladamente hacia esas malditas y Henry mira de reojo y ríe.

—¿Estás celosa? —Sonríe.

—Si. —Respondo. El ríe saliendo del mar sentándose a un lado de mi.

—Soy tuyo amor. —Acaricia mis mejillas mirándome. —¿Por qué no les demuestras que tengo dueña? —Me guiña el ojo y no lo pienso dos veces porque me lanzo a sus labios devorándomelos. Me envuelvo en su sabor cuando nuestras lenguas juguetean la una con la otra y me le monto encima acariciando su espalda mientras sus besos descienden a mi cuello. —Me tienes muy duro. —Gruñe mordiéndome la barbilla. —Quiero cogerte, Emma Adams. —Dice con la mirada llena de hambre. Me muerdo los labios y sonrío.

—¿Y que estás esperando? —Muerdo sus labios y sonríe cargándome en sus brazos llevándome al interior del bungalow. Cierra la puerta y me recuesta en la cama quitándome el bikini en un dos por tres. Me deja desnuda mientras yo disfruto ver como se quita el traje de baño. Estaba bronceado y eso hacía que se vea más sexy. —Tengo un esposo exquisito.

—¿Soy exquisito? —Sonríe.

—Muy. —Me incorporo. —Y tengo ganas de comerme esto. —Toco su polla con la yema de mis dedos. —Si no me conseguiste el helado entonces voy a lamer mi otro postre favorito. —Gruñe cuando paso la lengua por el glande. Succiono la punta y miro como jadea con la cabeza hacia atrás y la boca entreabierta respirando acelerado. Tomo su falo y comienzo a masturbarlo jalándosela mientras mi lengua continúa lamiendo. Me llevo a la boca lo que puedo y el comienza a moverse follándome la boca mientras mis manos amasan sus glúteos.

Sus gruñidos y sus jadeos me excitan y mi coño demanda atención que le doy llevando tres dedos a mi sexo. Comienzo a moverlos masturbándome mientras la polla de Henry continúa en mi boca. Siento calor por todo el cuerpo, cosquillas por toda la piel y escucho ese gemido ahogado de la boca de mi esposo cuando su palpitante polla suelta la descarga que esparce su semen en mi garganta. Trago todo relamiéndome los labios mientras el mira sonriente los jugos en mis dedos.

—Ahora es mi turno. —Me empuja a la cama y lame mis dedos limpiándolos. —Que bella vista. —Dice relamiéndose los labios cuando me separa las piernas dejando expuesto mi coño. Lame la humedad que chorrea de este y separa mis pliegues con la lengua haciendo movimientos en ese hinchado órgano que me tenia gimiendo mientras arqueaba la espalda.

NUESTRO INFIERNO I || OFICIALWhere stories live. Discover now