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Henry.

Le doy las instrucciones a Benson y regreso al avión. Emma y mi madre ya están ahí y ambas conversan mientras ríen. Ninguna nota mi presencia porque están tan concentradas en su plática que intento no hacer ni un ruido para continuar escuchándolas.

—Y mira, este es Henry cuando tenía doce años, era tan antisocial... ya empezaba a manejar los negocios... —Emma mira las fotos sonriente.

—Está bien precioso. —Dice.

—Y aquí es cuando tenía tres años, le encantaba tirarse gases en la bañera, además lloraba por todo. —Emma ríe viendo las fotografías. —Y esta es mi favorita. Mi hijo y mi nieta cuando Julie nació. —Dice enseñándole una foto que recuerdo a la perfección. El corazón me late con mayor intensidad cuando mi memoria trae el primer llanto de Julie cuando llegó al mundo, mi niña era tan pequeñita. Tan hermosa y tan llorona. Emma sonríe. —Henry tuvo a Julie tan joven. No sabía ni cambiar un pañal, recuerdo la primera vez que le cambió el pañal a Julie y se lo puso todo al revés. —Mi madre ríe. —Pero el juraba y perjuraba que estaba bien. También recuerdo la primera vez que le dio fiebre a Julie, Henry se puso paranoico. —Mi madre exhala reparando la foto. —Disculpa a Julie Emma, ella está siendo manipulada por el desperdicio humano que tiene como prometido.

—Lo se. Tengo la esperanza de que Julie entienda que estoy enamorada de Henry. Que lo amo. —Emma exhala.

—Señor Adams, el avión está listo para despegar. —Dice un escolta y ambas voltean. Emma se ruboriza y mi madre me sonríe.

—Ya me encargué de poner a salvo a Julie. Regresó a Seattle con Ian. —Digo y mi madre asiente. Tomo asiento a un lado de Emma y puedo sentir que aún está disgustada.

—¿Quieres algo de tomar? —La miro intentando tomar su mano y exhala.

—No, creo que dormiré un rato. —Dice y se acomoda en el asiento. Exhalo pidiendo una limonada para mi madre y un vodka para mí. Emma parece estar realmente cansada porque se queda dormida en un par de minutos y me quito el saco para cubrirla dejando un beso en sus mejillas.

—¿Qué le hiciste? —Pregunta mi madre.

—Maté a alguien cercano a ella. —Respondo dándole un sorbo a mi vodka. —Ni me veas así que lo hice con razón. Fue el que me entregó a la policía y no le bastó con entregarme a mi, también dio el nombre de Emma. La puso en el radar de la policía. Expuso a mi hija, Tenía que morir mamá, tu más que nadie sabes que yo no perdono la traición. —Digo y ella exhala.

—Eso me quedó claro desde el día que tu padre asesinó a la madre de Julie bajo tu consentimiento. —Dice.

—Susan debía morir. ¡Golpeaba a mi hija cuando aún era una bebé! ¿Qué clase de monstruo hace eso?. Esa perra tuvo su merecido. —Digo.

Es un monstruo desde el día en que se atrevió a drogarme y embriagarme para tener sexo conmigo, ella quería embarazarse, quería casarse conmigo y quedarse con mi fortuna. Cuando vio que aunque tengamos una hija yo no iba a unir mi vida a ella, se desquitó con Julie, mi pequeña de cuatro meses tenía hematomas hechos por su propia madre. Odiaba a su hija porque lo que había planeado como instrumento para atraparme no le sirvió. Las cámaras de seguridad de mi casa captaron cuando esa perra la golpeaba y de inmediato mi padre tomó cartas en el asunto bajo mi autorización. Nadie daña a lo que amo.

—Yo lo sé. Hijo, se que tu no matas a lo loco. —En eso se equivoca, porque yo si mataría a cualquiera que piense arrancarme a Emma de mis brazos. —Siempre lo haces con una razón válida. Deja que Emmita se de cuenta. —Mi madre exhala. —Esa mujer te ama. Es la indicada. Estoy segura de eso.—Mi madre me guiña el ojo y sonrío.

NUESTRO INFIERNO I || OFICIALWhere stories live. Discover now