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Corto.

Emma

Ahora cuando despierto lo hago en el suelo de alguna habitación. Tengo un pie encadenado y agradezco que mis manos no estén atadas. Me incorporo viendo las marcas en mis muñecas de las fuertes ataduras y las que tengo en el abdomen y en los brazos a causa de los azotes. Seguían doliendo demasiado.

Me incorporo sentándome pegando la espalda a la pared. Muero de frío ya que solamente llevo bragas puestas. Atraigo las rodillas doblando las piernas cubriéndome el cuerpo conmigo misma.

Solamente hay un guardia armado sentando a un lado de la habitación fumándose un cigarrillo y leyendo un periódico.

—Tengo frío. —Digo. Me ignora. —Por favor, necesito algo de ropa o algo para cubrirme. Tengo mucho frío. —Digo, la voz me tiembla al igual que todo el cuerpo. El hombre continúa ignorándome pasando a otra hoja en su periódico. —Por favor... —Susurro siendo ignorada de nuevo, resignándome.

Paul tarda un par de minutos en entrar a la habitación.

—Hola, hola. ¿Que tal tu hotel cinco estrellas mascotita? —Ríe.

—Tengo frío... —Susurro bajo.

—Que bueno que me lo dijiste, para que baje más la temperatura y así tengas más frío muñeca. —Dice burlesco. —¿Tienes hambre? Supongo que si así que te traje de cenar. Que tengas buen provecho. —Dice.

Deja dos tazones en el suelo. El primero lo llena con alimento para perro y el segundo con agua, la cual escupe burlándose.

—Que tenga buen provecho la señora de la mafia del Lord. —Ríe.

—Hijo de puta. —Levanto la voz pateando los tazones mojándolo y manchándolo con el contenido de ambos. Enfurece y se pone de cuclillas jalándome el cabello.

—A mi vas a respetarme perra o voy a obligarte a hacerlo. Yo no soy Henry. —Me empuja al suelo. —A mi si me vas a respetar, a mi si me vas a temer o te va a pesar. —Dice y me suelta fuertes patadas en el abdomen. Una tras otra.

—¡Ya, por favor! —Grito. Siendo ignorada otra vez. Continúa propiciándome golpes.

—Y te comes esa comida del suelo maldita perra que necesito que tengas energía para cuando te coja después. —Ríe frenando sus patadas. —¿Y tienes frío puta? —Se quita el saco y lo deja en el piso, se baja los pantalones y orina en el saco mientras me mira riendo. <<Maldito cerdo de mierda.>> —Puedes cubrirte con mi saco, te lo obsequio. Descansa un poco. Muñeca. —Sale de la habitación y rompo a llorar, por los golpes y por su asquerosa humillación.

Me quedo varios minutos así, llorando en el suelo mientras el guardia que me vigila me mira riendo.

—Y pensar que los rumores decían que eras la mujer "más chingona del mundo". Mírate, sólo eres una maldita perra que se va a morir siendo devorada por un tigre. Muy al estilo de tu noviecito.

—Ustedes van a morir, te lo prometo. —Digo débil y el hombre ríe volviendo a leer su periódico.

Siento que no me puedo mover y las ganas de vomitar se apoderan de mi. Un dolor fuerte en el abdomen me tiene temblando y es cuando me intento sentar que me percato de la sangre que chorrea por mis muslos.

NUESTRO INFIERNO I || OFICIALWhere stories live. Discover now