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Cuatro magos estaban sentados a las orillas del Lago Negro. Tres de ellos probablemente tenían algún otro lugar en el que estar, el cuarto había decidido aprovechar su periodo libre para leer. 

Una seria, muy seria discusión sucedía entre ellos. 

—Es que quién ser cree que es —se quejó amargamente Sirius por milésima ocasión, una exclamación de hartazgo de parte de sus otros tres amigos fue la respuesta a sus palabras. 

—Por Merlín, Sirius —recriminó su larguirucho amigo, Remus Lupin—. Ya estás peor que James cuando habla sobre Lily.

—Sí...¡Oye! —reclamó el mencionado, sentándose en el suelo—. No metas a Lily Flor en esto.

Remus se limitó a encogerse de hombros sin levantar su vista del libro en su regazo.

—Lo único que digo es, que no entiendo porqué te desagrada tanto Winchester.

—No me dejó hablar con mi hermano...

—Creí que habías dicho que tu hermano ya se había ido cuando empezaste a discutir con ella.

—Ella...¡ni siquiera tenía que haber estado ahí durante esa conversación!

—¿Pero que no ella había intentado irse? —interrogó Remus, despegando su vista del libro unos segundos, solo para poder observar el ceño enfurruñado de Sirius. Sonrió maliciosamente, Remus Lupin había desarrollado un placer morboso por exasperar a sus amigos al tratar de hacerlos entrar en razón.

—Lunático, ¿de qué lado estás?

—Ya, ya, Lunático —intervino James, fingiendo calmar las aguas—. Nuestro pequeño Canuto aquí está sufriendo un ligero problema de ego luego de no haber podido ganar en ese duelo —se burló, ganándose un golpe en la cabeza. 

—No es un problema de ego —reclamó Sirius—. Además, ¡ella tampoco ganó!

Todos torcieron los ojos en respuesta.

—En serio, Sirius —continuó Remus—, no creo que deberías de odiarla, en todo caso, creo que deberías acercarte a ella.

La carcajada desaforada de James obligó al licantropo a despegar—una vez más—sus ojos de su lectura. 

Sirius respondió con una seña por amigable. 

—¿Como por qué demonios se me ocurriría hacer algo así, Lunático?

Remus, luego de haber leído el mismo párrafo unas quince veces por las constantes interrupciones, se dio por vencido y finalmente cerró el libro, concentrando su atención en la conversación.

Desde la perspectiva de Remus, Sirius Black era sumamente inteligente...y sumamente estúpido en ocasiones. 

—Porque es amiga de Regulus —obvió. La expresión confundida de Sirius lo obligó a continuar —. Es muy sencillo, Sirius, ella no es un cerrojo más en la puerta, es una ventana.

Sirius Black llevaba conociendo a Remus Lupin casi siete años, habían sido amigos todo ese tiempo y aún así, Sirius nunca parecía poder acostumbrarse a que su larguirucho amigo siempre tenía la razón. Sin excepción. 

Mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos más cerca aún, el viejo refrán muggle retumbó en su cabeza. La idea hizo retorcer sus entrañas.

A pesar de que Sirius resintiera a la bruja por haber estado ahí cuando había intentado hablar con su hermano, había algo que no se había atrevido a admitir ni siquiera a sí mismo, esa ocasión era la única en todo un año en la que había logrado cruzar más de dos palabras con Regulus y Aylin Winchester era, en parte, responsable por eso.

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Where stories live. Discover now