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Aylin jamás había presenciado una boda, le parecía irónico que la primera que atendería sería la suya.

La bruja sentía las náuseas crecer dentro de ella y no estaba segura si era por los síntomas matutinos del embarazo o los nervios. Parte de ella sabía lo poco práctico que era festejar una boda en la mitad de una guerra, la otra parte repetía incansablemente las palabras que Molly Weasley  le había dedicado: "es justo porque estamos en guerra que necesitamos momentos como estos que nos recuerden lo que es la esperanza". Aylin jamás había pensado en la palabra "sabia" para describir a Molly, hasta ese momento.

Aylin los había obligado a prometer que sería una ceremonia pequeña, nada demasiado extravagante, un pequeño servicio íntimo con solo aquellos más cercanos, debió haberlos obligado a jurárselo. Cuando algo como una celebración importante se dejaba a cargo de Los Merodeadores, no existía tal cosa como algo discreto, eso debió de haberlo sabido.

Sentada desde el banco de la cocina podía ver a Sirius y dos de sus mejores amigos recorriendo los terrenos de La Madriguera, colgando adornos, limpiando cada rincón, tratando de elevar una carpa en el patio donde la ceremonia tendría lugar, no lo lograron hasta que Regulus e incluso Peter, el cual había estado ausente en la mayoría de las reuniones, salieron a ayudarles.

La rubia había intentado ayudar con las preparaciones pero en cuanto Regulus y Remus la vieron la mandaron de regreso al interior de la casa junto a Lily, pretextando que ninguna de las dos estaba en condiciones para estar ayudando, claro, porque ayudar con los preparativos de una boda era infinitamente más peligroso que recuperar un horrocrux, pero se abstuvo de mencionar eso, pues sabía que los recuerdos de la cueva seguían demasiado frescos en las mentes de todos. No quería arruinar sus sonrisas.

Como Aylin no podía ayudar, hizo la única otra cosa que podía hacer, esconderse.

La bruja quería a Lily Potter, pero luego de escucharla por tercera vez en menos de un par de horas hablar sobre el día de su propia boda llorando desconsoladamente, Aylin necesitaba un descanso. Agradeció que sus hormonas no estuvieran tan descontroladas a pesar del gran avance de su embarazo y se escabulló por la desordenada casa, buscando una habitación donde pudiese esconderse de todos. Necesitaba un tiempo para ella sola.

Luego de pisos de escaleras, encontró un pequeño ático que comenzaba a tomar forma de un nuevo cuarto, Aylin suponía que sería el cuarto del más pequeño de los Weasleys. Se adentró en este, rogando que Molly no se apareciera en cualquier momento a dejar a su pequeño hijo en la cuna de la habitación.

Estaba ansiosa. Estaba ansiosa por la organización de la boda, por las personas que asistirían, porque Lily y James estaban ahí aún cuando debían de estar escondidos, porque luego de esa noche pasaría el resto de su vida con un mismo mago, porque sería hasta que la muerte los separe. Estaba ansiosa porque estaba feliz y la felicidad se había convertido en una emoción peligrosa.

Se obligó a entrelazar sus manos antes de acabar frotando su clavícula.

—Sabía que estarías aquí.—Regulus había entrado en la habitación.

—No le digas a Lily.

El mago se rió levemente, cerrando la puerta detrás de él.

A pesar de estar tan arriba en la casa, aún podían escuchar la voz de James tratando de organizar a todo el mundo y el sonido de los muebles siendo reacomodados.

—Creo que James ha pasado demasiado tiempo con Lily —bromeó el azabache, sentándose junto a ella.

—Suena a que allá abajo es un caos.

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora